Henio Palomera | Montevideo
@|Acaba de naufragar la última oportunidad de que en esta legislatura se apruebe un texto legal que aporte soluciones para que la Caja Profesional pueda cumplir con sus cometidos esenciales.
Ha quedado para el próximo gobierno la carga de solucionar este problema, que no será sencillo porque los que deben aportar la solución son parte interesada; ya que quienes legislan en su mayoría son beneficiarios actuales o futuros de ese organismo y difícilmente alguien votará una ley que eventualmente lo perjudique a él o a su entorno.
Por tanto, quien redacte la norma debe ser probadamente imparcial y quienes la aprueben asumirán un compromiso ético y moral inquebrantable.
Se debe partir de la base de que todo profesional universitario al momento de recibir el título que lo acredita como tal, debe afiliarse obligatoriamente a la Caja de Jubilaciones. Para ello, la Casa de Estudios que emite el diploma respectivo tendrá la carga de notificar al Organismo Previsional de tal hecho, no admitiéndose la declaración de no ejercicio, ni la permanencia indefinida en las categorías más bajas.
Lo que sí es admisible es que durante los tres primeros años después de haberse recibido, no tengan que realizar aportes a la seguridad social por ser sus ingresos inciertos.
La regla básica del equilibrio financiero debería ser que los funcionarios de la Caja no puedan tener un salario superior a los ingresos fictos de sus afiliados, mientras que la suma de todos los egresos no puedan superar lo ingresos menos los gastos de administración.
En aras de la justicia tributaria y en cumplimiento del Art. 67 de la Constitución Nacional, el Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS) que pagan los pasivos de la Caja Profesional debería verterse íntegramente para esa Caja de Jubilaciones y Pensiones y no al BPS.
Otra alternativa es que el Estado en sentido amplio, abone a la Caja Profesional un aporte patronal por todos los profesionales que integran su plantilla, independientemente del escalafón al cual pertenezcan, ya que se beneficia directa o indirectamente de la formación de estos.
Observando estos principios, el equilibrio de este Instituto será indefinido.