¿Otra vez Munich?

El presidente Trump insiste en demoler el orden que ha regido las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial. Salió de la OMS. Ahora, pretende desbaratar la OTAN. A lo que se suma su pasión por retornar al bilateralismo en las relaciones económicas entre los países, una estrategia contraria a la libertad de comercio…

En estos días, Trump dedicó buena parte de su energía a la guerra en Ucrania. Al asumir, había anunciado que pondría fin en unas semanas a este enfrentamiento que ya lleva tres años. Luego se le sumaron el ministro de Defensa y el vicepresidente de los Estados Unidos con sus presentaciones en la Conferencia sobre Seguridad celebrada en Munich. En estos días hemos tenido la reunión de alto nivel entre los Estados Unidas y Rusia (Estado agresor, recordemos) donde se discutió el destino de Ucrania. Sin Ucrania. Ni los europeos.

La estrategia de negociación del presidente norteamericano es original: conceder demandas clave del gobierno ruso antes del inicio de las conversaciones. Putin lo único que tiene que hacer es mantenerse en silencio y seguir tranquilamente con su ofensiva en Ucrania.

En resumen, las intervenciones de Trump y su equipo desconciertan a sus aliados europeos y fortalecen a Putin.

Algunos opinan que Trump vive en una nube de desinformación.

Existen buenos argumentos a favor de esa tesis. Parte de los reproches que realiza a Zelenski repiten la propaganda rusa, y, una vez emitidos por Trump, aportan materia de primera calidad para la máquina de desinformación de Putin.

Acusó a Ucrania de haber comenzado la guerra (olvídense de lo que vieron en la televisión, los tanques que atacaron Kiev no existieron), de no haber sido capaz de terminar el conflicto (como si ello solamente dependiera del agredido), de que Zelenski es un dictador con un índice de popularidad de apenas el 4% que no ha llamado a elecciones democráticas; y que los Estados Unidos son el principal aportador a la defensa de Ucrania porque los europeos contribuyen mucho menos.

También se lamentó de que Zelenski hubiese sido descortés con un enviado suyo porque se había negado a firmar un documento confirmado su propuesta de acuerdo sobre acceso a minerales raros en territorio de Ucrania. El ucraniano no está preparado para vender su país a los extranjeros.

En cuanto a las afirmaciones de Trump.

Como lo vio todo el mundo (incluyendo la Asamblea General de las Naciones Unidas), fue Rusia que atacó a Ucrania. No es posible pactar el fin de una guerra si Moscú pone condiciones que suponen la eliminación del Estado y la sociedad ucraniana. El índice de aprobación de Zelenski se encuentra en el 57 % (más que el índice de Trump).

El monto de la ayuda que suministra la Unión Europea es mayor que la de los Estados Unidos. No es fácil convocar a elecciones en medio del bombardeo enemigo. Aquí, fue significativa la llamada telefónica del primer Ministro británico, Keir Starmer, a Zelenski, para expresarle el apoyo de su país, como el líder democráticamente elegido de Ucrania.

Este escenario recuerda demasiado a Munich. No es necesario enumerar lo que vino después.

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