Mujer… concepto que engloba los más variados contenidos, cada mujer debiera ser libre para darle el contenido que elija.
A lo largo de la historia y de las distintas zonas del mundo el concepto de libertad de la mujer tiene muy distinta amplitud, incluso siendo nula, llegando al sometimiento por los hombres física y psicológicamente con la complicidad de ordenamientos jurídicos que fundamentan, apoyan y promueven el abuso.
En nuestro país, desde el punto de vista de la normativa no puede afirmarse que las mujeres gocen de menos derechos que los hombres, incluso con la Ley N° 19.580 de “Violencia hacia las Mujeres basada en género”, la balanza se ha inclinado tanto hacia la mujer, que se ha derivado en enormes injusticias por denuncias infundadas, similar ejemplo podemos ver en la Ley N° 18.987 que despenaliza el aborto y no reconoce ningún derecho al padre en la decisión de la madre de abortar.
Donde se ve la mayor diferencia entre el hombre y la mujer, no es en el trabajo aunque en él pueden permanecer ciertas injusticias pero cada vez son menores, sobre todo en las generaciones más jóvenes, ni en la colaboración en los hogares cuando estos son armónicos, sin embargo a nadie se le oculta que la violencia intrafamiliar es un flagelo que atraviesa toda la sociedad. Claro que tiene una raíz evidente en el abuso de poder, sea psicológico o físico y de ahí sí que es difícil salir, sea que se perpetre contra la mujer, los niños o los ancianos.
El 8 de marzo debería ser una buena oportunidad para analizar si las medidas que se han tomado, con la creación de comisarías y juzgados enfocados prioritariamente en la violencia intrafamiliar y con las leyes antes mencionadas, han sido realmente efectivas para defender a las mujeres y sus familias de la violencia de los abusadores.
Muchas mujeres soportan la violencia contra ellas o su familia porque no tienen posibilidad de mantener un nuevo hogar o porque están amenazadas, no tienen independencia porque no tienen formación suficiente para tomar un camino en libertad, la violencia deriva lamentablemente en el sometimiento del más débil.
Múltiples programas en el Estado podrían enfocarse para fomentar que las mujeres se formen en oficios o profesiones que les permitan ser dueñas de su destino. La educación en habilidades es fundamental y también lo es el conocimiento necesario para evitar el embarazo adolescente que marca de por vida a esa madre tan joven.
Claro que cuando se habla de educación sexual en los liceos, los padres temen porque en vez de enseñar la biología relevante para cuidarse y evitar embarazos no deseados se ha introducido la formación en sexualidad, tema en el cual los docentes no tienen ningún derecho en ingresar y mucho menos en fomentar tendencias según creencias propias.
Ojalá estas fechas sirvan para celebrar la ausencia de violencia intrafamiliar. Para aquellas mujeres que no puedan liberarse en forma autónoma porque viven una espiral que las atrapa y las consume moralmente, debe ponerse el foco de la ayuda estatal, no creando nada nuevo, sino enfocando la ayuda social en desterrar el abuso violento en las familias.