Deslices de la nomenclatura montevideana

Luciano Alvarez

Una observación del nomenclador urbano dice mucho sobre el espíritu de una ciudad, o sobre los valores e ideologías que lo deciden. Montevideo lejos de ser la excepción, brinda un interesantísimo retrato de sus vaivenes históricos y de los valores de quienes la gobernaron. Ciertos deslices y extrañezas lo hacen además, curioso.

El barrio del Buceo es atravesado por una larga calle que nace en las cercanías de Luis Alberto de Herrera, al norte de Rivera y termina en Comercio: Comodoro Coe.

¿Quién fue este hombre y qué méritos cumplió para lucirse en una hermosa calle montevideana?

John Halstead Coe nació en Springfield, Massachusetts. Tenía 18 años cuando, en 1824, se enroló en la guerra de independencia del Perú. Participó de la última acción militar, que no fue la Batalla de Ayacucho, pese a lo que dice la tradición, sino el sitio de la Fortaleza de El Callao.

Un grupo de oficiales realistas, dirigidos por el brigadier Rodil, la había ocupado y se negó a aceptar la capitulación de Ayacucho. La plaza se rindió luego de trece meses de asedio, el 22 de enero de 1826

En ese mismo año, el joven mercenario Coe logró su siguiente trabajo: se enganchó en la armada de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en guerra con el Brasil.

Su caso estaba lejos de ser excepcional. La mayoría de comandantes y oficiales de las dos escuadras en guerra eran británicos, a tal punto que algunos historiadores la definieron como "una guerra entre ingleses".

Así lo certificó el marino porteño Antonio Somellera: como guardiamarina a bordo del bergantín General Rondeau, era el único oficial criollo; todas las órdenes se daban en inglés. El Rondeau estaba al mando de Coe, quien con apenas veintidós años, había ascendido con pasmosa velocidad en la escuadra al mando del Almirante Brown.

Terminada la guerra se instaló en Buenos Aires y logró entrar en los círculos de poder. Es así que el 17 de julio de 1828 se casó con Trinidad Balcarce, hija de Juan Ramón Balcarce, influyente político y militar federal, varias veces gobernador de Buenos Aires y Ministro de Guerra de Rosas. Coe participó en la represión de los unitarios que habían derrocado y ejecutado vilmente al gobernador Dorrego, el 13 de diciembre de 1828.

La estrella federal de Coe comenzó a apagarse en 1833 cuando su suegro perdió el favor de Rosas y debió refugiarse en Concepción del Uruguay.

En 1835 Rosas le quitó todo mando militar. Desempleado, Coe cruzó a la Banda Oriental, donde Fructuoso Rivera lo contrató como jefe de su escuadra, con el grado de Comodoro

En ese puesto los días 24 y 25 de mayo de 1841 enfrentó en Punta Carretas al Almirante Brown, su antiguo comandante. El 3 de agosto de 1841 se produjo un nuevo encuentro, con fuertes pérdidas para ambos lados.

Descontento con su actuación, el gobierno de Montevideo lo separó del mando -31 de diciembre de 1841- y lo sustituyó por Garibaldi. Ignoramos que fue de su vida desde ese momento hasta 1847 cuando volvió a cambiar de bando y logró ser readmitido por Rosas. Tampoco sabemos el momento preciso en el que volvió a dar vuelta su chaqueta y se pasó al bando de Urquiza, el vencedor de Rosas.

Lo cierto es que Urquiza -en guerra con Buenos Aires- designó a John Halsted Coe, jefe de la escuadra de la confederación argentina y en este carácter bloqueó el puerto de Buenos Aires en abril de 1853.

Habían transcurrido dos meses de bloqueo cuando el 18 de junio el pailebote "Rayo" y un bergantín de la escuadra confederada se pasan a Buenos Aires. Dos días más tarde Coe entregaba a los porteños toda la escuadra: los vapores Almirante Brown, Constitución y Correo, los bergantines Enigma, Once de Septiembre y Río Bamba, la goleta Veterana, y el queche Carnaval.

¿Qué había ocurrido? Simplemente se asistía al último reverso de chaqueta del Comodoro Coe, esta vez a cambio de 22.000 onzas de oro.

El gobierno de Buenos Aires había tomado la decisión de sobornar a Coe luego de una tremenda derrota naval, sufrida por su flota frente a Martín García.

Coe era bien conocido en Buenos Aires; muchos sabían del carácter tornadizo del Comodoro, cada vez que oía retiñir el oro. Mientras bloqueaba el puerto de Buenos Aires, autorizaba el paso de los barcos que se avinieran a pagarle "peaje".

El Gobernador Guillermo Pinto, el Ministro de Guerra José María Paz, el de Hacienda Francisco de las Carreras y el de Gobierno Lorenzo Torres, ordenaron la operación de soborno: 200.000 pesos fuertes para Coe y 300.000 para los demás oficiales de la Escuadra.

La Legislatura porteña aprobó secretamente la gestión y envió un emisario a Montevideo para comprar el oro necesario para pagar la traición.

Entre los que se encargaron de entregarla en mano estaba Ambrosio Plácido Lezica, hijo de Ambrosio Lezica, el mismo que actuó en 1820 en el suministro de armamento para el caudillo entrerriano Pancho Ramírez, destinado a derrotar a Artigas. Una familia de expertos en gestiones financieras.

En el Archivo General de la Nación Argentina (Sala X, 18-8-6) se encuentra la "Relación de los premios otorgados a la Escuadra enemiga que se sometió al Gobierno legal".

Tres días después de este hecho -"uno de los más viles que registra la historia política y militar argentina" dice el historiador santafecino José L. Busaniche- el Comodoro Coe abordó la corbeta norteamericana Jamestown rumbo a los Estados Unidos.

Once años más tarde, en 1864, volvió a Buenos Aires, siempre acompañado de su esposa Trinidad Balcarce. En esa ciudad murió el 30 de octubre de 1864.

Resulta bien interesante penetrar en los entresijos y entrelíneas de hechos como éste.

Puede observarse, así, como la historiografía patriótica suele pasar por alto el peso que los mercenarios han tenido en las guerras regionales de la primera mitad del siglo XIX.

Por otro lado aun historiadores tan honestos como Adolfo Saldías, autor de la ineludible Historia de la Confederación Argentina, practican un dejo de xenofobia cuando procura salvar el honor de los oficiales nacionales frente al "frágil decoro de los oficiales extranjeros".

Pero la verdad es que entre los sobornados había criollos como Luis Cabassa y José María Pinedo -el oficial que rindió las Malvinas a los ingleses en 1833- y entre los que resistieron hubo extranjeros como el estadounidense Juan Bautista Thorne quien fue tomado prisionero, degradado públicamente en Buenos Aires y dado de baja.

Volviendo a la calle de Buceo, es interesante hacer notar que un espacio urbano asociado ineludiblemente al bando sitiador de la Guerra Grande, incluya siete calles que rinden homenaje a la Defensa: Aguiar, Anzani, Estivao, Resistencia, Thiebaut y Comodoro Coe.

Claro que, para ese mero transeúnte que somos todos, Comodoro Coe es sólo uno de tantos nombres habituales que incluso suenan bien, aunque escondan personajes y situaciones poco edificantes y un crudo espíritu partidista.

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