Bolívar, Marx y Chávez

Álvaro Casal

El "bolivarianismo" estilo siglo XXI es un asunto curioso. Liderado por Hugo Chávez, agrupa a quienes como él, se declaran admiradores a un mismo tiempo, de Bolívar y Fidel Castro. Pero, ¿es posible esta amalgama? Da la impresión que no debería serlo. Claro que cosas más extrañas aun se han visto en este mundo.

Simón Bolívar quería la independencia de las colonias españolas de América, pero esto no le fue suficiente a Karl Marx para simpatizar con él. Recientemente Rodolfo Terragno, en un ensayo titulado "Desenterrando a Simón Bolívar", recordó que el autor de "El Capital", dijo que Bolívar era un "canalla, cobarde, brutal y miserable". Afirmó que "La fantasía popular suele inventar grandes hombres" y que Bolívar era el "ejemplo más notable" de tales "inventos". También se lanzó contra Jeremy Bentham, quien veía en Bolívar un ejemplar de una América poblada por "soñadores de realidades y realizadores de sueños". Marx dijo que Bentham era un "charlatán".

Es decir que el marxismo debería chocar con el "bolivarianismo". Pero ese "bolivarianismo" no dejó de tener sus vaivenes. Nació más de una década después de la muerte de Bolívar, impulsado por quien había sido su gran enemigo: el presidente José Páez.

Simón Bolívar había visto desmoronarse su autoridad en Venezuela. En 1828 renunció y se exilió en Santa Marta donde escribió: "América es ingobernable. El que sirve a una revolución ha arado en el mar. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. Este país caerá infaliblemente en manos de tiranuelos".

El 17 de diciembre de 1830 murió, habiendo dejado estampado en una carta: "Muero despreciable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron mis favores".

El libertador era tan cuestionado por algunos, que su muerte fue festejada por el gobernador de Maracaibo quien expresó: "el genio del mal, la tea de la discordia, el opresor de la patria, ya dejó de existir".

Como ha dicho Carlos Pagni: "En 1842, Páez, que doce años antes había sido uno de sus acérrimos enemigos, aceptó convertir a Bolívar en el centro simbólico de un proceso de unificación nacional". Surgió así lo que Pagni describe como "el culto popular a Bolívar" y esta figura fue para Venezuela "factor imaginario de cohesión y de orden".

Es así pues que sin Páez es posible que el "bolivarianismo" no hubiera nacido. Sin embargo, Chávez odia a Páez a quien califica como "ese traidor". Parece que desea desalojar sus restos del panteón nacional. Y hablando del panteón, allí está lo que Chávez describe como el "sacrosanto ataúd" de Bolívar, el cual abriría a fin de comprobar si realmente están allí sus restos y si no fue víctima de un crimen, ya que según lo entiende el presidente venezolano de hoy, Bolívar podría haber sido asesinado, pues su partida de defunción establece que la muerte fue por tuberculosis, pero Chávez cree que la tuberculosis de 1830 no era "tan mortífera". Parece oportuno evocar algo que dijo en 1982 Gabriel García Márquez, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura: "La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia"

Nada dijo el escritor acerca de Chávez. Pero hay que recordar que hace un cuarto de siglo nadie imaginaba que en 2008 Venezuela iba a tenerlo de presidente.

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