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Noticias de Felipe González

SEGUIR Carlos Alberto Montaner Introduzca el texto aquí A España le ocurre lo que al resto del mundo. Está mudando de piel. El planeta se sacude, para mal, el modo de comportamiento y el diseño de la post Segunda Guerra mundial. En España, también para mal, llega a su fin el espíritu de la transición hacia la democracia, ocurrido tras la muerte de Franco en 1975, basado en un tipo de bipartidismo en el que ambas formaciones (socialistas y conservadores) eran europeístas y compartían la creencia de que la solución a los quebrantos económicos estaba en el mercado y la propiedad privada. Fue ese bipartidismo el que trajo al poder al socialista Felipe González, quien durante los 14 años que gobernó privatizó las empresas estatales creadas por el corporativismo franquista, pidió el voto para entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y fue un ardiente anticomunista durante el fin de las dictaduras marxistas en Europa. Fue al compás del espíritu de la transición que José María Aznar, en los ocho años que ocupó la Casa de Gobierno, mejoró sustancialmente los índices económicos del país y consiguió el mayor grado de desarrollo relativo jamás obtenido por la nación, logrando que España participara del euro, mientras anudaba los más íntimos vínculos militares con Occidente. Hoy el bipartidismo se ha escindido en seis porciones electorales que andan a la greña y necesitan pactar para llegar a la Moncloa: socialistas, comunistas y nacionalistas locales (la coalición que actualmente gobierna); y la oposición que, de acuerdo con las encuestas y las recientes elecciones andaluzas, constituye la mayoría del país: conservadores, liberales y españolistas de derecha parecidos al trumpismo. Son coaliciones envenenadas. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Pedro Sánchez ha cometido el inmenso error de pactar con los comunistas de Podemos y de Izquierda Unida, y con los independentismos locales (catalán y vasco), con tal de alcanzar el poder a cualquier costo. De la misma manera que los conservadores del Partido Popular (PP) y los liberales de Ciudadanos se aliarán a Vox, los españolistas a ultranza que utilizan a Steve Bannon (el estratega de Trump) como su asesor político. ¿Era posible otro tipo de coaliciones? Por supuesto: debieron unirse los constitucionalistas. Dependía de la seriedad con que se percibiera la Constitución de 1978, el gran documento que resumió el proceso de transición iniciado en el país a fines de 1975. Hay partidos realmente constitucionalistas (los conservadores, los liberales, los socialistas), y los hay que solo respetan las normas constitucionales de manera estratégica a la espera de poder derribar el edificio institucional que sostiene a la España actual (los comunistas, los independentistas locales y, en gran medida, los ultraespañolistas). Ante una tesitura parecida la alemana Ángela Merkel trazó las bases de una gran coalición entre la democracia cristiana y la socialdemocracia, esto es: entre los conservadores y los socialistas. Esa coalición ha sostenido la vida política germana durante un buen periodo, expresando el criterio de la mayoría de los alemanes. De todos los problemas que tiene España el más peliagudo es el de los independentismos. Esa es la mayor dificultad para crear la gran coalición. En Cataluña algo menos de la mitad desea poner tienda aparte. (En el país vasco, según las encuestas oficiales, apenas alcanzan el 21 por ciento). No es posible gobernar serenamente con casi la mitad de los catalanes deseosos de encontrar su propio rumbo, pero tampoco es moralmente admisible abandonar a la otra mitad de los catalanes que se sienten, primordialmente, españoles. La solución está en la democracia, para lo cual habría que reformar la Constitución. Hay que admitir, humildemente, que el contorno de las naciones no es eterno, pero tampoco puede dejarse a las volubles mayorías simples que tomen las decisiones, para que no se produzca el triste espectáculo del Brexit, donde hoy la mayoría de los británicos quiere otro referéndum para regresar a la Unión Europea. La mayoría simple es la receta para incendiar la pradera. Las decisiones trascendentes, como formar o no parte de España, deben tomarlas los catalanes (o cualquier otra región) por mayorías cualificadas de un 60 por ciento del censo, en votaciones obligatorias, y durante dos legislaturas diferentes, para impedir que un problema coyuntural determine el destino de la región y afecte a las generaciones venideras. Y si en esas condiciones los catalanes eligen separarse de España, lo razonable es permitirles que hagan las maletas y desearles muy buena suerte.
Luego de negociaciones entre las bancadas, la Cámara de Diputados aprobó esta semana una Declaración de Solidaridad para apoyar, según el Comunicado de Prensa de la Cámara, el "proceso democratizador de Venezuela". El proyecto fue aprobado por 86 diputados en 87. La Declaración expresa "con la máxima claridad, que el Uruguay no puede ser ni será indiferente, frente a cualquier intento de desestabilización democrática que contravenga las cláusulas democráticas incluidas en los acuerdos del Mercosur, la Unasur y de la OEA. Luego señala su convicción "de la necesidad de consolidar el diálogo y la práctica de las reglas democráticas que garanticen la pluralidad, como herramientas imprescindibles para dirimir controversias en el seno de las sociedades de nuestros países". Finalmente, reitera "la convicción de que en nuestro continente resulta imperativo el cumplimiento de los compromisos que los Estados han asumido en las denominadas cláusulas democráticas en el marco de los acuerdos de Mercosur, Unasur y OEA". La Convención Americana sobre Derechos Humanos suscrita en San José, Costa Rica, en 1969, es la piedra angular del sistema regional de protección de los derechos humanos y estipula: "Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social". Es muy revelador que Venezuela se haya retirado de la Convención en el año 2013. El Protocolo de Ushuaia sobre compromiso democrático en el Mercosur establece que: "La plena vigencia de las instituciones democráticas es condición esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre los Estados Partes del presente Protocolo". El Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de Unasur sobre Compromiso con la Democracia es aún más categórico. Declara que "el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas establece que la plena vigencia de las instituciones democráticas y el respeto irrestricto de los derechos humanos, son condiciones esenciales para la construcción de un futuro común de paz y prosperidad económica y social, y para el desarrollo de los procesos de integración entre los Estados Miembros". Por lo tanto, la advertencia en la Declaración de que nuestro país no es ni será indiferente ante cualquier intento que suponga una violación de esos compromisos internacionales, debe entenderse como la declaración de que no seremos indiferentes, por ejemplo, ante cualquier acción por parte del gobierno venezolano que no reconozca "el respeto irrestricto" de los derechos humanos de los ciudadanos de ese país. La Declaración refleja un acuerdo saludable pero limitado. Donde no existe coincidencia, algo que está reflejado en el texto aprobado, es sobre si el régimen chavista (descartemos de una vez el término "bolivariano" porque el Libertador Simón Bolívar poco tiene que ver con ese engendro) ya ha cruzado la raya, violando hasta el hartazgo aquellos principios democráticos esenciales. Si se deja de lado la ideología, la fría evidencia indica que el presidente Maduro y su gobierno ya se han internado en el terreno del despotismo. Algo que intenta, sin mucho resultado, maquillar con un discurso populista y, como no podía ser de otra manera, antinorteamericano. Esa percepción realista es cada vez más extendida. En febrero, la Internacional Socialista afirmó que "Venezuela ha comenzado a vivir en la arbitrariedad, en la angustia y en una represión solo comparable a los regímenes autoritarios del pasado", y agregó: "Continúan en estos momentos sin disminuir en el país el acoso, la persecución y represión de líderes de las distintas fuerzas políticas democráticas de la oposición". Hace unos días, Felipe González, al retornar de una breve visita a Caracas donde intentó apoyar la defensa de dos líderes opositores presos por el régimen, explicó con gran claridad el problema que plantea el chavismo a los demás países: "Frente a una dictadura, uno sabe a qué atenerse, pero no frente a una democracia traicionada, Venezuela es el reino de la arbitrariedad y el presidente Maduro lleva al país hacia la destrucción".Editorial
El exjefe del Gobierno Felipe González declaró ayer que ha vuelto de Caracas "seriamente preocupado y triste" por Venezuela, "un país en proceso de destrucción", y ha responsabilizado a Nicolás Maduro de la "catástrofe" en términos de seguridad, de crisis social y económica y de libertades básicas. "Todo el mundo está preocupado por lo que pasa en Venezuela menos Maduro", ha asegurado González en rueda de prensa en Madrid tras haber viajado a Venezuela, donde permaneció 48 horas en las que las autoridades del país no le concedieron los permisos para visitar a los líderes opositores encarcelados, Daniel Ceballos y Leopoldo López, ni para asistir a las vistas de sus juicios. El expresidente del gobierno había llegado a Caracas el pasado domingo con el objetivo de brindar respaldo a los opositores presos en Venezuela y servir de asesor en la defensa de algunos de ellos. A su juicio, no solo Europa está preocupada por la situación en en Venezuela sino que la propia América Latina tiene "inquietud". González ha dado las gracias a Maduro porque su "torpeza" ha ayudado a que su viaje al país latinoamericano que era de "perfil bajo" y con "objetivos concretos" haya tenido una "gran repercusión en todas partes y se haya creado una enorme expectación". El presidente venezolano llamó en consulta al embajador de Colombia para expresarle su molestia por el traslado del exmandatrio español. Ha respondido al presidente venezolano, que le acusó de salir "huyendo" del país, asegurando de forma irónica: "¡Cómo si hubiera alguna causa para salir huyendo de ese paraíso de libertades, desarrollo y progreso que es Venezuela!". "Maduro es el responsable de la catástrofe de Venezuela en términos de seguridad, de crisis social y económica y en términos de libertades básicas", ha recalcado. El exjefe del gobierno ha subrayado que "frente a la dictadura uno sabe a qué atenerse, frente a una democracia traicionada es imposible orientarse, es el reino de lo arbitrario, de lo imprevisible, de lo que no se sabe qué va a pasar mañana". Felipe González ha asegurado que ha cumplido los objetivos del viaje a Venezuela al visitar a las familias de los "presos políticos", haber visto a Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, en situación de arresto domiciliario debido a sus problemas de salud, y haber mantenido reuniones con dirigentes de la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). No obstante, ha reconocido que ha vuelto "seriamente preocupado y triste" por ese país. "Un país que era tan vivo, tan fuerte y tan rico es ahora un país en proceso de destrucción en todos los aspectos que uno quiera analizar", ha agregado. González ha dicho no entender el motivo por el que Maduro canceló su viaje a Roma y ha añadido que esas razones de salud que alegó el presidente venezolano "no se notaron en sus múltiples comparecencias" durante las 48 horas que estuvo en Venezuela en las que se le veía "bien bien sano y bien bien enojado e irritado". Para González, Venezuela necesita "diálogo y reconciliación" y para eso hace falta "un ambiente de vida en libertad con medios plurales y de restitución de la democracia", ya que "se burlan las reglas del estado democrático". "El país solo tiene solución mediante el diálogo. Pero el diálogo no va a venir, porque no hay talante de diálogo en el Gobierno", ha lamentado, antes de abogar por la celebración de elecciones antes de que acabe el año y la constitución de la Asamblea a partir del 5 de enero. "Entonces habrá que dialogar, sí o sí", ha añadido. González ha señalado que lleva trabajando con la situación en Venezuela "más tiempo del que se imagina nadie" y que se trata de ayudar mediante el diálogo a la reconstrucción de "un país destruido económicamente y socialmente y desde el punto de vista de la seguridad y las libertades". González, que no ha descartado volver al país latinoamericano, ha asegurado que éste necesita luchar contra la crisis económica y contra la escasez de bienes básicos y medicinas porque de lo contrario, ha apuntado, su trayectoria será "complicada".
El exjefe de Gobierno español, Felipe González, llegó ayer a Caracas para colaborar en la defensa de varios líderes opositores encarcelados, acusados de incitar a la violencia y conspirar contra el gobierno de Nicolás Maduro, en una visita considerada injerencista por el chavismo. González, declarado hace más de un mes persona "non grata" por la mayoría chavista de la Asamblea Nacional, arribó al aeropuerto internacional de Maiquetía —que sirve a Caracas— poco antes del mediodía procedente de Bogotá. "Hasta que no tenga el programa (de la visita a Caracas) no tengo nada que decirles", declaró brevemente a la prensa el exmandatario español, quien agregó que no cree que pueda reunirse con representantes del Gobierno venezolano. Según fuentes de su entorno y de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el expresidente socialista fue trasladado a la embajada de España en la capital venezolana y tiene previsto reunirse con familiares de los presos, con los abogados defensores y con varios políticos de la oposición. El exjefe de Gobierno español (1982-1996), abogado de formación, anunció en marzo su intención de colaborar como asesor técnico exterior en la defensa de los opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, a petición de sus familias. López está preso en una cárcel a las afueras de Caracas desde hace 15 meses, acusado de incitar a la violencia en las masivas protestas de principios de 2014 contra el gobierno de Maduro, que dejaron 43 muertos. López, cuyo juicio se reanudó el pasado lunes, se declaró en huelga de hambre hace dos semanas junto a otro opositor preso, el exalcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos. La próxima audiencia judicial será este miércoles. Ledezma, alcalde de Caracas, fue detenido el 19 de febrero y enviado a "prisión provisional" por presuntos delitos de conspiración, pero actualmente está en arresto domiciliario después de haber sido operado de una hernia a finales de abril. . El chavismo, muy sensible a cualquier vínculo de gobiernos o políticos extranjeros con la oposición, convocó a sus simpatizantes a concentrarse en varias plazas del país y a un gran tuitazo nacional con las etiqueta #FelipeFueraDeAquí y #VenezuelaSeRespeta para rechazar la visita de González por considerar su presencia un acto injerencista en la política nacional. González, que ya había aplazado un primer viaje a Caracas el pasado 17 de mayo, coincide en Venezuela con Maduro, quien el sábado anuló por motivos de salud un viaje a Europa este fin de semana, donde debía reunirse con el papa Francisco, y recibir un reconocimiento. "Los asuntos de Venezuela son nuestros, solo l@s Venezolan@s tenemos potestad para asumirlos, nuestra Patria entera repudia el intervencionismo", escribió el presidente venezolano en un tuit sin referirse directamente a González. La televisión oficial mostró imágenes de la plaza Bolívar de Maturín y de un acto en el estado Miranda, donde varias decenas de simpatizantes del chavismo y de integrantes de las fuerzas armadas lanzaron gritos de "¡Felipe fuera de aquí!". Por su parte, el líder opositor Henrique Capriles agradeció la visita del González. "A los vzlanos siempre nos ha caracterizado la hospitalidad, los enchufados no podrán cambiar eso, sea + que #BienvenidoFelipeGonzalez", escribió en Twitter. El 29 de mayo, los expresidentes de Bolivia, Jorge Quiroga, y de Colombia, Andrés Pastrana, fueron recibidos en Caracas, pero la Guardia Nacional de Venezuela les impidió visitar a López y a Ceballos. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, suspendió su viaje al Vaticano, en donde iba a reunirse con el papa Francisco, luego de que "por recomendación médica" se le prohibiera viajar en avión. "Los médicos me han obligado a quedarme en descanso y es lo que estoy haciendo ahora. De hecho he tenido que, por recomendación médica, suspender el viaje a Roma", dijo Maduro durante una videoconferencia transmitida por la televisión estatal VTV. El mandatario dijo que informó al nuncio Aldo Giordano que se buscará una nueva fecha para reunirse con el Sumo Pontífice. VEA EL VIDEOAFP

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