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En su doble rol de ministro de Economía y precandidato presidencial por el oficialismo, Sergio Massa juega buena parte de su futuro electoral en la pulseada que viene manteniendo con el mercado para intentar contener las fuertes presiones cambiarias a días de las cruciales primarias del próximo domingo en Argentina. Tras las subas en torno al 17% registradas por los dólares paralelos en las últimas cuatro semanas, Massa cuenta las horas para llegar al 13 de agosto sin saltos aún más bruscos en esas cotizaciones.
Sin reservas netas en el Banco Central, el ministro y candidato viene apelando a las escasas herramientas que le quedan a disposición no solo para intentar moderar esas alzas, sino también para evitar una devaluación discreta del tipo de cambio oficial.
Sin embargo, aún si lograra esos objetivos, analistas advierten que las medidas de corto plazo implementadas en los últimos días profundizaron los desequilibrios que arrastra la economía y que ese contexto anticipa cambios inexorables una vez que hayan pasado las elecciones primarias.
“El principal objetivo de Massa hasta el 13 de agosto es evitar un salto mayor de los dólares paralelos. Para eso, en un contexto de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno tomó en los últimos días medidas mínimas que apuntan a descomprimir el frente cambiario para que el proceso electoral, por lo menos hasta las primarias, se transite evitando disparadas en los tipos de cambio libres”, dijo a El País Fernando Baer, economista asociado de Quantum Finanzas, en Buenos Aires.
“Después de las elecciones, el panorama cambiará y puede haber una devaluación discreta del tipo de cambio oficial o, más probable, una ampliación del impuesto a las importaciones del 30%”, agregó.
Urgido por la extrema escasez de reservas netas en el Banco Central –son negativas en unos US$ 8.000 millones-, Massa alcanzó a fines de julio un acuerdo con el staff técnico del FMI que, en principio, permitiría destrabar el envío de desembolsos pendientes por US$ 7.500 millones en los últimos días de agosto.
A cambio, el ministro y candidato se comprometió a la implementación de una serie de medidas. Si bien Massa logró evitar el ajuste brusco del tipo de cambio oficial reclamado por el FMI, no tuvo más opción que lanzar una devaluación encubierta.
Por un lado, el gobierno generalizó un impuesto del 7,5% a las importaciones de bienes y del 25% a la contratación de servicios internacionales, entre ellos, el flete, medida que encareció los precios de productos e insumos importados.
Por el otro, como incentivo para que los productores apuren la comercialización, el gobierno otorgó hasta el 31 de agosto un tipo de cambio diferencial de 340 pesos argentinos (en lugar de los 290 pesos argentinos del dólar oficial) a las economías regionales y a cultivos como la cebada y el maíz.
Las medidas de emergencia dirigidas a frenar la salida de dólares y a promover su ingreso vienen teniendo como claro efecto colateral un nuevo impulso a los precios en los días previos a las elecciones primarias, período en que buena parte de los electores decide su voto en Argentina.
Por caso, el alza otorgada al tipo de cambio de exportación del maíz -cultivo usado a nivel local como alimento para el ganado- disparó en los últimos días el precio de la carne, además de otros productos de la canasta básica como huevos y lácteos.
Esos aumentos complican aún más las chances electorales de Massa, quien, luego de la desaceleración de la inflación registrada en junio, confiaba en que esa tendencia a la baja se repetiría en julio con un índice en torno al 6%. No obstante, tras las medidas anunciadas, los precios volvieron a empinarse en la última semana de julio y las estimaciones para ese mes rondan el 7%.
Las proyecciones son aún peores para agosto, con un piso que algunas consultoras ya ubican en el 8%.
“La escapada de los dólares financieros empieza a generar una expectativa que lleva a más demanda de dólares. Esas subas ya están impactando en los precios, y a eso se suma el efecto de las medidas anunciadas. En la última semana de julio detectamos una importante aceleración de la inflación y agosto viene muy complicado”, dijo a El País la economista María Castiglioni, directora en C&T Asesores Económicos, en Buenos Aires.
“El resultado de la elección dará un marco de lo que puede pasar el día después. Si la elección es pareja con un Massa que queda en una situación competitiva para los comicios generales, eso no será bien visto por los mercados. Si, en cambio, las elecciones marcan un claro triunfo de Juntos por el Cambio, eso paradójicamente puede ayudar a Massa desde el punto de vista financiero, aunque políticamente lo complicará dado que arreciarán las presiones internas para que aumente el gasto público de cara a las elecciones generales. Para el ministro y candidato, cualquier resultado será difícil de sobrellevar”, afirmó Castiglioni.
El acuerdo con el FMI y el rol del directorio del organismo
Aunque Massa alcanzó un acuerdo con el staff del FMI, será el directorio del organismo el que finalmente decida el envío de fondos a Argentina una vez pasadas las elecciones primarias. Con esa postergación, el FMI no solo se aseguró que las medidas acordadas sean efectivamente adoptadas por el gobierno argentino, sino que también se guardó en la manga la posibilidad de sumar a la oposición a la mesa de negociaciones, según cuál sea finalmente el resultado electoral.
“El gobierno va a intentar que los dólares paralelos no se disparen del todo antes de las elecciones, pero tiene menos herramientas dado que el FMI monitoreará el cumplimiento del acuerdo, al menos en una primera etapa. La gran pregunta es qué hará el gobierno después de las elecciones primarias, cuánto margen tendrá para tomar medidas que no vayan en línea con lo que se comprometió”, dijo Castiglioni.
En ese contexto de extrema fragilidad, vienen creciendo las expectativas de una corrección –directa o indirecta- del tipo de cambio oficial una vez transcurridas las elecciones primarias como vía para amortiguar las presiones devaluatorias que sobrevendrán en el largo período de campaña hasta las elecciones generales del 22 de octubre.
“En el comunicado tras el acuerdo con el gobierno argentino, el FMI dijo que iba a observar la continuidad de la implementación de las políticas adecuadas. Con eso, dejó entrever que el gobierno va a tener que trabajar en el frente cambiario para que al llegar el acuerdo al directorio, haya alguna señal de que, por lo menos parcialmente, Argentina comenzó a reencausar el desequilibrio de sus cuentas externas. El Fondo está esperando algún gesto”, dijo Baer.
La estrategia de postergar los ajustes para evitar pagar costos políticos parece agotarse en el momento menos indicado para el candidato Massa. Para peor, todo indica que la implementación de algunas de las recetas amargas reclamadas por el FMI deberá continuar luego de los comicios del próximo domingo.