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Pacientes renales: la desesperada lucha por sus vidas en Venezuela

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"Ayúdennos, no queremos morir", dijo una niña de 11 años trasplantada. Foto: EFE
CAR007. CARACAS (VENEZUELA), 20/02/2018.- Un grupo de familiares de pacientes del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos encadenados frente al centro hospitalario exigen medicinas e insumos médicos al Ejecutivo Nacional hoy, martes 20 de febrero del 2018, en Caracas (Venezuela). EFE/Miguel Gutiérrez
Miguel Gutiérrez/EFE

CRISIS SIN EXCUSA

Los trasplantados no reciben medicamentos y los aparatos para las diálisis no funcionan.

Venezuela se hunde en una crisis económica sin precedentes, en medio de otra crisis política que le sirve al régimen de Nicolás Maduro y mantiene dividida a la oposición. Uno de los rostros más tristes de esta situación son los pacientes que se mueren sin atención. No es que falten hospitales o médicos, pese al éxodo de profesionales. Lo que escasea son recursos para comprar medicamentos y mantener funcionando los equipos que salvan vidas.

Yasmira Castaño sintió que había recibido una nueva oportunidad de vida cuando se sometió a un trasplante de riñón hace casi dos décadas. Entonces terminó la escuela secundaria y comenzó a trabajar como manicurista. Pero desde fines del 2017, la hoy empobrecida mujer de 40 años no ha podido hallar los medicamentos necesarios para evitar que su cuerpo rechace el órgano.

La noche de Navidad, débil y frágil, Castaño fue llevada a las carreras a un desvencijado hospital estatal. Su sistema inmune estaba atacando al riñón y poco después lo perdió.

Ahora debe someterse a diálisis tres veces por semana para filtrar su sangre. Pero el hospital adscrito a la Universidad Central de Venezuela, alguna vez uno de los mejores de Sudamérica, sufre frecuentes cortes de agua y a menudo carece de materiales para dializar.

"He pasado noches sin dormir, puro pensar", dijo Castaño, quien pesa apenas unos 35 kilos, tendida en la vieja cama de la habitación del desolado hospital con paredes sin decorar.

Su compañera de cuarto, Lismar Castellanos, de 21 años recién cumplidos, lo puso de manera más directa. "Lamentablemente puedo fallecer", dijo la joven, quien perdió su riñón trasplantado el año pasado luego de contraer el virus Zika y que ahora también lucha para obtener suficiente diálisis para que su cuerpo siga funcionando. Las mujeres son dos de los aproximadamente 3.500 receptores de trasplantes en el país.

Después de años llevando una vida normal gracias a los nuevos órganos, ahora ambas están sometidas a un riesgo fatal, en la medida que el colapso económico de Venezuela no le permite a la nación comprar suficientes medicinas en el exterior o producirlas localmente.

En el último mes, unos 31 venezolanos han visto cómo sus cuerpos comienzan a rechazar órganos trasplantados ante la falta de medicinas, según Codevida, una organización no gubernamental.

Otros 16.000 venezolanos, muchos de ellos esperando un trasplante, dependen de la diálisis para limpiar su sangre. Pero también en este caso los recursos y los materiales son escasos. Casi la mitad de las unidades de diálisis del país están fuera de servicio, según el diputado opositor José Manuel Olivares.

Solo en las tres últimas semanas, siete personas han muerto por falta de diálisis, dijo Codevida, que recientemente organizó en Caracas una protesta para denunciar la falta de medicamentos.

En medio de la escasez de elementos básicos como catéteres, el deterioro de la infraestructura hospitalaria y el éxodo de médicos, los profesionales de la salud que quedan en Venezuela intentan hacer lo imposible con cada vez menos recursos. "Es mucho estrés. Se hace el pedido, no nos llega, se vuelve a llamar, no nos llega. Y ahí vemos que no hay material", dijo un residente de nefrología de un hospital público, quien pidió el anonimato porque los profesionales del sector salud estatal no pueden hablar con los medios sobre la situación.

Los aterrorizados pacientes de trasplante se endeudan para comprar medicamentos caros, pidiéndole a familiares en el extranjero que envíen las drogas, o reduciendo peligrosamente su ingesta diaria de pastillas para estirar las existentes.

Otros optan por caminos más extremos. Con un trasplante de riñón, Larry Zambrano, de 45 años y padre de dos hijos, recurrió el año pasado incluso a inmunosupresores destinados para el consumo animal.

Pero el tiempo juega en contra. Una vez que una persona con insuficiencia renal deja de dializarse, puede morir en semanas.

"Si pierdes tu riñón, vas a la diálisis, no hay material, no hay nada. Entonces vas directo al cementerio", dijo Guillermo Habanero, de 56 años.

Él sabe de lo que está hablando: su hermano Emerson, de 53 años, quien también recibió un trasplante porque sufría de una enfermedad renal poliquística, murió recientemente después de pasar un mes sin tomar inmunosupresores.

El régimen dice que los verdaderos culpables de la crisis son las supuestas élites empresariales lideradas por Estados Unidos que buscan sabotear al gobierno acaparando medicinas e imponiendo sanciones.

"Yo veía el cinismo de esta gente de la derecha, preocupados por las personas que no tienen cómo hacerse su tratamiento de diálisis, pero es que es por culpa de ellos, que han pedido sobre Venezuela sanciones, bloqueos", dijo recientemente Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, en su programa de televisión semanal.

A pesar de la crisis, Maduro se ha negado a aceptar donaciones de alimentos y medicinas. Los activistas de salud y los médicos contrabandean medicamentos en sus maletas, a menudo donados por la creciente diáspora venezolana. Pero eso está lejos de ser suficiente.

"Auxilio"

Las historias de estos pacientes adultos se suman a las de los niños que también padecen la misma enfermedad. Ayer martes una veintena de padres de niños con trasplantes y en diálisis se encadenaron por varias horas frente a un hospital de Caracas para exigir al gobierno medicinas que salven a sus hijos.

"Por favor ayúdennos, ni yo ni mis amigos queremos morir", pidió entre sollozos Carlibeth Falcón, de 11 años, junto a su padre encadenado a la reja del hospital JM de los Ríos.

El hombre denunció que su hija, trasplantada en 2016, lleva dos días sin tomar el medicamento que evita el rechazo de un riñón donado.

"Que no vengan a decir que esto es un show mediático", declaró a periodistas Carlos Falcón. Con un tapabocas, su hija desplegó un cartel con la frase: "Auxilio, mi riñón y mi vida están en riesgo por falta de inmunosupresores".

Los padres fueron recibidos por autoridades de la salud que prometieron normalizar el suministro en dos semanas.

Hace poco menos de un año periodistas de la agencia EFE visitaron este hospital pediátrico, que es centro público de referencia nacional, y pudieron presenciar un corte de luz que paralizó las intervenciones quirúrgicas y la desesperación de familiares y médicos que no contaban con medicamentos. En ese momento, una médico que prefirió no ser identificada dijo que tres niños murieron en días anteriores producto de un problema de contaminación del hospital, una situación que ayer también fue denunciada por los padres de los pacientes.

La escasez de medicinas para enfermedades de alto costo llega a 95% en Venezuela, en tanto las esenciales, como hipertensivos, es de 85%, según la Federación Farmacéutica.

Asimismo, el desabastecimiento de insumos médicos alcanza el 85%, de acuerdo con varias ONG, que piden al gobierno acudir a la Organización Panamericana de la Salud en busca de ayuda.

La crudeza de la crisis en cifras

MUERTES.

Solo en las tres últimas semanas, siete personas han muerto por falta de diálisis, dijo Codevida, organización que recientemente organizó en Caracas una protesta para denunciar la falta de medicamentos

LISTA DE ESPERA

Unos 16.000 venezolanos, muchos de ellos esperando un trasplante, dependen de la diálisis para limpiar su sangre. Pero también en este caso los recursos y los materiales son escasos.
FALTA DE RECURSOS

Casi la mitad de las unidades de diálisis en Venezuela están fuera de servicio, según el diputado opositor José Manuel Olivares, uno de los principales denunciantes sobre la crisis de salud y que ha recorrido las unidades de diálisis para determinar la envergadura del problema.

ESCASEZ

La escasez de medicinas para enfermedades de alto costo llega a 95%, en tanto las esenciales, como hipertensivos, es de 85%, según la Federación Farmacéutica. Asimismo, el desabastecimiento de insumos médicos alcanza al 85%, de acuerdo con varias ONG, que piden al gobierno acudir a la Organización Panamericana de la Salud en busca de ayuda.

DESEMPLEO
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El régimen dejó de publicar estadísticas sobre inflación, desempleo y otros indicadores de la economía. Pero en el metro de Caracas hay días en que llega a faltar hasta el 70% de los empleados, según funcionarios del servicio. También Pdvsa está sufriendo la falta de mano de obra. Los trabajadores, dado lo bajo de sus salarios, directamente no se molestan en ir. Y las empresas privadas se quejan de no encontrar mano de obra. Hoy un trabajador tarda dos semanas en ganar lo suficiente para comprar un kilo de leche en polvo. El FMI proyecta para este año una inflación del 13.000% en Venezuela.

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