El huracán Félix derribó árboles y obligó ayer a los turistas a refugiarse en hoteles en un grupo de islas holandesas del Caribe, antes de dirigirse a aguas abiertas, donde se fortaleció, convirtiéndose en una tormenta de categoría 4.
Félix castigó brevemente Aruba, Curazao y Bonaire con lluvias y fuertes vientos, causando apagones e inundando algunas casas. Pero los pobladores de las islas manifestaron su alivio porque causó menos daños que lo previsto, dado que solamente sus bandas externas tocaron las pequeñas islas.
Félix, con vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora (125 mph) se fortalecería incluso más antes de llegar a mediados de semana a Centroamérica, convertido en un enorme meteoro capaz de graves daños.
Los meteorólogos dijeron que luego de su paso por Curazao y Aruba la tormenta se movería sobre las aguas abiertas del Caribe central, antes de bañar la costa norte de Honduras el martes y cayendo sobre Belice el miércoles.
Félix se convirtió en el segundo huracán de la temporada en el Atlántico el sábado, luego de que Dean dejara al menos 20 muertos en el Caribe y un sendero de destrucción desde Santa Lucía a México.
El sábado, Félix trajo consigo fuertes lluvias y vientos potentes a Granada como una tormenta tropical, arrancando los techos de al menos dos casas y destruyendo un popular centro de conciertos.
No se informó sobre si hubo lesionados y el gobierno de Granada continuaba evaluando los daños. AP