La izquierda no le dará el voto para reformas contra el terrorismo.
La reforma de la Constitución de Francia impulsada por el presidente Francois Hollande, con el polémico artículo de revocar la ciudadanía a quien está acusado de terrorismo, fue aprobada ayer por diputados, pero pasará al Senado y luego a la instancia de las cámaras donde se requieren 3/5 de mayoría. La aprobación final parece un calvario, luego de que ayer 92 diputados socialistas votaron en contra de la iniciativa. La "oposición" de los disidentes se convirtió en arrogancia, también algunos ministros del gobierno amenazan. En tanto, no aceptan más pasivamente que sea Hollande el candidato automático a su sucesión y exigen primarias también en la izquierda.
Poco parece servir el cambio en el gabinete con la renuncia de ayer del ministro de Exteriores, Laurent Fabius, quien pasa a presidir a los "sabios" del Consejo Constitucional. Fabius sigue al frente de la Cop21, la conferencia sobre el clima que le dio visibilidad y éxito global. Un pasaje con el cual cuenta a aspirar la Premio Nobel por la Paz, tal vez junto a la responsable de la ONU para el Clima, Christiana Figueres. El traspaso en la cancillería puede tener lugar mañana y el nombre que más suena es el de Ségolene Royal, actual ministra de Medio Ambiente, además de ex pareja y madre de los cuatro hijos de Hollande.
La izquierda se divide por la reforma.
La aprobación en Diputados fue posible gracias a la derecha, que ahora en Senado pedirá rever el texto en un sentido más represivo. Eso provocará una mayor oposición de la izquierda. "Al finas el gobierno no convocará el Congreso en Versailles, no habrá algún voto", de los 3/5 exigidos como mayoría, es la opinión extendida.
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