S. Auyanet / E. Delgado
La previa de los festejos en Rambla Sur comenzó en plena tarde. Luego de los abrazos y el saludo del presidente electo, el viento y la lluvia hicieron desaparecer escenario y pantalla gigante y empujaron al río de gente hacia 18 de Julio.
"¡Dos gobiernos en una vida ya es mucho!", se decían abrazados dos amigos casi cincuentones mientras se acercaba la hija de uno de ellos y les pedía posar para la foto. Una bandera color granate, rosada y blanca se sumó a la foto. "Ésta es de 1971. Estuvo guardada durante toda la dictadura", dice uno de ellos mientras vuelve a cantar con su hija una de las canciones. Los jingles de campaña se alternaban con música reggae cuando la tarde empezaba a cerrarse y los nubarrones cubrían la ciudad.
Tras las vallas, la pantalla gigante inflable y la puerta giratoria del hotel NH Columbia, la cosa era bien diferente. El "búnker" de campaña estaba dividido en dos áreas: el lobby y uno de los pisos superiores, reservado a Mujica y su entorno más próximo. Por debajo circulaban encargados de prensa, periodistas y delegaciones de diferentes países invitadas a la jornada decisiva: Brasil, Guatemala y Chile, entre muchos otros.
En el lobby también se movían varios miembros del gabinete, entre ellos los ministros Jorge Bruni, Julio Baraibar, Víctor Rossi, Héctor Lescano, Marina Arismendi y María Simon. También muchos legisladores y dirigentes de diferentes sectores del FA. Algunos de ellos subían y bajaban palpitando la definición.
Los visitantes extranjeros más notorios eran los embajadores de Argentina y Venezuela, Hernán Patiño Mayer y Franklin Rodríguez. Por allí también estaba Carlos "Chacho" Álvarez, presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, junto a su pareja, la actriz Soledad Silveyra. Entre las personalidades políticas argentinas también estaba Aníbal Ibarra, ex jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Entre todo ese movimiento, la seguridad personal del presidente Tabaré Vázquez se movía para ultimar detalles de su arribo. Era la señal precisa de que el triunfo era ya una certeza plena en tiendas frenteamplistas y no había necesidad de seguir ocultándolo.
En realidad, ese preparativo ya había comenzado a las 18, cuando José Mujica recién salía de su chacra rumbo al hotel y, sentado al costado del chofer de la van que lo llevó durante la campaña, prestaba el brazo a los saludos y la cara a los besos de los vecinos. La van fue recogiendo autos simpatizantes durante todo el trayecto y se detuvo en dos comités de base ubicados en Paso de la Arena y La Teja.
Otro indicio de que el resultado ya estaba fuera de cualquier especulación fue la pronta llegada al hotel de Luis Mendoza, coordinador de jefatura de Policía de Montevideo y encargado del operativo de seguridad en la capital de estas elecciones. Desde las 19.55, Mendoza seguía de cerca los detalles del festejo, dando la pauta de que sería allí, en la zona asignada al Frente Amplio, y no en el punto de la ciudad asignado a los nacionalistas.
Al pie del escenario, el cielo cargado de agua hacía presagiar con humedad y más de diez puestos de tortas fritas lo que ocurriría pasadas las 21 horas. Pero en esos momentos el río de gente y banderas tricolores no paraba de acercar más banderas levantadas y coches que prestaban sus parlantes para escuchar los primeros números de las proyecciones. No eran las ocho y media pero el Cubo del Sur ya estaba cubierto de gente y al pie del templo inglés alguien clavaba una bandera de plástico con la foto de los candidatos electos formales y de traje.
el desahogo. A la hora 20.25 el silencio se apoderó de uno de los salones del NH en que decenas de dirigentes frenteamplistas esperaban el resultado de los boca de urna. Cuando Luis Eduardo González anunció en canal 12 que Mujica ganó la elección comenzaron los aplausos, hubo algunos brazos altos y luego abrazos cargados de sonrisas y emoción.
Afuera no hubo una transmisión a través de la pantalla gigante ni un anuncio por los parlantes que marcara el momento del festejo, por eso la temperatura de la fiesta fue en aumento conforme la gente que escuchaba la radio en autos y audífonos iba haciendo correr el boca a boca. "Ganamos por más del 51", anunciaban. Pero la gente seguía expectante aunque con las banderas en alto y pronta para festejar. En tanto, dos turistas alemanes -los había de varias nacionalidades y por todos lados- no daban abasto con sus cámaras de alta definición. Una foto adentro de una combi con banderas del frente, otra en la puerta del templo inglés y la última con el vendedor de remeras con la bandera del partido, a quien le compraron tres, a cien pesos cada una. Se las llevaron puestas.
Recién a minutos de las 21, cuando Jorge Larrañaga salió a reconocer la derrota de la fórmula del Partido Nacional, el arreo de banderas se transformó en saltos y abrazos al compás de la canción Vamos Pepe, el ska que marcó el ritmo de la campaña, aunque quizá la canción que más pintaba el festejo era Shiny happy people de la banda estadounidense R.E.M.: gente tomada de las manos, cantando, sacándose fotos y brindando con lo que hubiera a mano: cerveza o coca cola.
Ya caían las primeras gotas cuando se anunció la llegada de la fórmula ganadora acompañada del presidente Vázquez. El chaparrón se hizo más sostenido cuando sonaba de fondo A Don José y Mujica y Astori pisaban el escenario. La multitud cantó al compás de las voces de Los Olimareños como si fuera el himno nacional, dándole la razón a "Pepe" Guerra y a Braulio López.
El vicepresidente electo se limitó a agradecer y asegurar: "No los vamos a defraudar". Luego dio paso al hombre que todos querían escuchar. "A diferencia de la campaña, no les voy a presentar a quien va a ser el presidente de todos los uruguayos, les voy a presentar a quien ya es el presidente electo de la República Oriental del Uruguay", dijo, y la multitud estalló una vez más. Después de su "hasta siempre", sopló una ráfaga de viento más fuerte, y con ella el temporal que empapó y empujó hacia la Plaza Independencia a una multitud que cubrió 18 de Julio de punta a punta, hasta el Obelisco.
Sendic recordó a su padre
Emocionado, el ministro de Industria, Raúl Sendic, dijo que la victoria de José Mujica es "una alegría muy particular", y que en el presidente electo ve un reflejo de su padre, el histórico dirigente tupamaro Raúl Sendic. "Pepe es un hombre que estuvo tan cercano al viejo que, de alguna manera sintetiza toda aquella lucha. En lo personal me da una satisfacción enorme verlo hoy", dijo. Insistió que "de alguna manera veo en él un reflejo del viejo, que en algo contribuyó a forjar esto que hoy estamos celebrando".