FEDERICO CASTILLO
El síndrome de Takayasu (inflamación de las arterias), es una de esas enfermedades de una en un millón. Es de origen asiático y su prevalencia en Uruguay aún no ha sido determinada. En el Maciel hubo un ateneo para estudiar un caso reciente.
Es una enfermedad rara e incurable. La prevalencia es de 1,2 cada un millón de personas. El 90% de los casos la padecen mujeres de entre 15 y 50 años. Doris Olivera tiene 48 y hace un año que se le presentaron los síntomas de esta patología, a la que también se la conoce como la "enfermedad sin pulso".
Empezó a sentir palpitaciones, dolores musculares y cansancio, entonces llamó a la emergencia móvil. Tenía 26 de presión en el brazo derecho y 12 en el izquierdo. La bajas pulsaciones se debían a una inflamación de la arteria renal, lo cual impide que la sangre circule como debería.
Desde ese momento comenzó un proceso de estudios, de descartar posibilidades, hasta llegar al diagnostico: lo que padecía era el síndrome o arteritis de Takayasu. Una enfermedad que Doris en su vida había sentido nombrar y de la que hoy, más allá de lo que le dicen los médicos, sólo se informa a través de Internet.
En el año 1908 el médico japonés Mikito Takayasu la describió como un síndrome caracterizado por un intenso debilitamiento de los pulsos de las extremidades superiores. Es un tipo de vasculitis que afecta principalmente a la arteria aorta y a sus ramas principales, aunque también pueden afectarse las arterias femorales, pulmonares y renales, como en el caso de Doris. Si bien se ha informado de la aparición de casos en todo el mundo, la mayoría de ellos se producen en Asia.
Una de las médicas tratantes, Victoria Irigoín, reconoció que en Uruguay no hay mucha experiencia en el tema. "Se sabe que la enfermedad tiene mayor prevalencia en Asia, hay factores genéticos que aumentan la probabilidad", señaló.
Hace dos semanas se hizo en el Hospital Maciel un ateneo con médicos de cirugía vascular. "No porque ellos manejen la enfermedad en sí, sino porque en algunos casos requiere una intervención quirúrgica", explicó. Irigoín. Esa es la situación de Doris que será sometida a una operación para solucionar, mediante la colocación de un stent renal, algunas ramas de la arteria de la aorta.
"En este caso se va a intervenir porque tiene comprometida las dos arterias renales", señaló Irigoín. Agregó que como todas las enfermedades inmunes tienen un tratamiento, pero no tiene cura. Se recurre a fármacos inmunodepresores para regular la presión.
"Todavía no caigo", dice Doris, que ahora quiere apuntar a que exista un registro de enfermedades raras, "que se investigue más" para no sentirse tan sola. "Los médicos me dicen que la vida va a ser normal, aunque tenga un tratamiento de por vida", explica.