Sepa si usted está ante un cajetilla

| Los "chetos" asumen su estereotipo con humor, afirman Petru Valensky y el antropólogo Renzo Pi Hugarte

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Vivir en Pocitos o en Carrasco. Ser socio del Club de Golf o del Carrasco Lawn Tennis; jugar al rugby o al polo; tener un apellido compuesto y de abolengo; veranear en Punta del Este y pasar Semana Santa en la estancia; usar ropa de marca sin abusar, y recurrir al clásico "uniforme" que consiste en una camisa Polo Ralph Lauren, jeans de Levi`s, mocasines y saco al hombro.

Si usted se siente identificado con dos o más de estas características, pertenece a lo que en el imaginario social se conoce como "cheto" o "pituco". En estas últimas semanas, José Mujica, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, también reflotó la expresión "cajetilla", que es antigua y que ya está en desuso, pero cuyo significado remite a este mismo grupo social. "Si se quiere sacar un país productivo ¿con quién se va a sacar? ¿Con los cajetillas de Pocitos? ¿Se va a sacar con los cobradores? Se saca con los canarios que laburan y ésta es la diferencia", declaró el ministro a los periodistas de Canal 4, y con esto levantó una polvareda de respuestas de pocitenses que se sintieron injustamente encasillados.

Una de las definiciones de "cajetilla", según el diccionario de lengua española, es "hombre presumido y afectado, un petimetre". En respuesta a la declaración de Mujica, el columnista de la revista Galería, Hugo Burel, publicó el 8 de junio: "Ser presumido y afectado no pasa, me parece, por una cuestión municipal, por el avatar de vivir en cualquier esquina del barrio Pocitos". Es cierto, la expresión "cajetilla" tiene un tono despectivo, y referirse a una persona de esta manera por el barrio en el que vive, es generalizar en detrimento de una realidad más compleja y diversa. Lejos de entrar en esta discusión, el episodio sirve para explicar, desde un punto de vista antropológico, por qué en todas las sociedades existen estereotipos y cómo persisten a nivel popular.

"¿El cajetilla nace o se hace?", pregunta Burel con cierta ironía. Según dijo a El País el antropólogo Renzo Pi Hugarte, parecería que el "cajetilla", "cheto" o "pituco" existe como parte de una subcultura en la sociedad uruguaya, al igual que los "planchas". Como estereotipo, se trata de una "calificación irracional que se le aplica a un grupo de personas en función de características que pueden tener algunos y otros no", explica Pi Hugarte. El etiquetaje social, de acuerdo al antropólogo, le otorga al grupo un sentimiento de unidad que lo diferencia del otro grupo estereotipado. "Nosotros somos nosotros y aquellos son otros", ejemplifica Pi Hugarte, y este tipo de distinciones pueden tener una valoración positiva o negativa. "Etiquetar socialmente es un fenómeno natural y se da en todas las sociedades, pero puede ser perjudicial cuando se generaliza demasiado y lleva a que se catalogue a la persona de acuerdo a su barrio", explica el antropólogo. Este tipo de generalizaciones existen para todos los casos y no sólo a la hora de referirse a los "cajetillas". Se manifiestan a través del humor, las conductas y a veces por medio de actitudes agresivas de separación y de no trato, dice Pi Hugarte.

Pues bien, con la mira puesta sobre el universo "cajetilla", es posible construir un prototipo de lo que los uruguayos perciben como "cheto" o "pituco". El humor, tal como apunta el antropólogo, es una herramienta eficaz a la hora de transmitir percepciones populares: programas radiales, televisivos y varias obras de teatro uruguayas hacen referencia a los "pitucos" y ellos, de acuerdo a algunos humoristas, se lo toman con sentido del humor.

general french 90210. "Juanchi" juega al rugby, es torpe y un poco tonto; su sueño es ir a jugar su deporte favorito a Nueva Zelanda. Tiene una hermana que se llama Pilar y ambos viven con sus padres en una casa en Carrasco. Son católicos y tienen un apellido compuesto. Se caracterizan, además, por tener un miedo visceral a todo lo que traspasa los límites de avenida Bolivia. Aquél que viva en Punta Gorda ya es catalogado como "plancha" o "terraja", y los nuevos ricos son vistos con desprecio.

Esta familia era el núcleo de la radioserie "General French 90210", que se emitió hace dos años en el programa de Océano FM, Justicia Infinita. El nombre de la radioserie era en directa alusión al programa de televisión "Beverly Hills 90210", que retrataba la vida glamorosa de un grupo de jóvenes californianos. "Nos gustaba generar ese símil de lo que era la serie en una atmósfera nacional. En nuestro país hay un estrato social patricio que no está tan asociado a esa cosa glamorosa que tiene Beverly Hills pero sí de estatus social alto. Como tal, recurrimos a los clásicos clichés de lo que implica eso", explica Gonzalo Cammarota, uno de los conductores de Justicia Infinita. De acuerdo a Cammarota, para definir el programa y darle su cuota de humor, recurrieron a estereotipos que el público podría decodificar con facilidad. "Son temas que están en el imaginario social, y lo que hacemos es recurrir a ellos y forzarlos al límite de lo absurdo para que resulte gracioso. A Juanchi, por ejemplo, si se le manchaba la camisa Polo no la lavaba, la prendía fuego", cuenta Cammarota.

Así mismo, el actor Petru Valenski cuenta como en la obra "Más loca que una cabra", de la compañía teatral Italia Fausta, se burlaba de la "típica concheta de Carrasco". "Barbarita Mitre Acuña de Figueroa es paquetísima", cuenta Valenski. Según retrata en la obra, "en Carrasco todos nacen con el mocasín porteño, pantalones Levi`s, camisa a cuadros de Polo Ralph Lauren y no se tiran gases, tiran `poets`. Aprenden cocina con la abuela o en el Crandon y se casan en la iglesia Stella Maris o Las Carmelitas del Prado. Ellas nunca pueden darle un beso al chico antes de los dos meses sino son unas regaladas. En Semana Santa se van a la estancia, con la familia, y todos usan una cruz de plata grande o su medallón del viejo Cristo comprado en la joyería Brela".

Petru Valenski asegura que cuando personas que se puedan sentir aludidas van a ver la obra de teatro se lo toman "brillantemente bien. Hace poco fueron unos chicos del liceo British Schools con uniforme y todo y se mataban de la risa". Para él, este es el objetivo que busca en sus obras de teatro. "Puedo hablar de los cajetillas como de los planchas. Son estereotipos y me gusta mucho jugar con eso. Digo por lo alto lo que la gente dice por lo bajo", remata.

Humor

"En mis obras digo por lo alto lo que la gente dice por lo bajo", asegura el actor Petru Valenski.

Estereotipos

El antropólogo Pi Hugarte asegura que el etiquetaje social se da en todas las sociedades

Croquetas y perejiles

La sección "Sociales", además de su función comercial, sirve para retratar a lo más "distinguido" de la sociedad. Anita Pareja trabaja como fotógrafa de sociales desde hace 26 años y conoce muy bien el ambiente. "Hay de todo", determina Pareja, quien asegura que no se puede encasillar. Sin embargo, reconoce la existencia de dos grupos: los "croquetitas" y "perejiles". "Croquetitas son aquellas personas que siempre están en todos los eventos, no se pierden una. Perejiles son los colados, que hacen lo imposible para entrar a una fiesta o evento", explica Pareja.

Carrasco: el barrio de los "pitucos"

Un hombre de 55 años, nacido en Pocitos, escribió una carta que circuló vía e-mail en rechazo a los dichos del jefe de la cartera de Ganadería, Agricultura y Pesca.

"Siento la necesidad de reclamarle con respeto, que habiendo nacido en el barrio de Pocitos no soy, ni he sido lo que usted despectivamente llama, un `cajetilla`. Por cierto que no, ya que tal como me inculcaron mis padres me he dedicado a trabajar, a producir, a crear y a cumplir con mis deberes, para con mi familia y para con mi país", escribió Ignacio Mario Popelka.

Esta persona se define como un "uruguayo común y corriente (...), padre de familia, empresario, productor rural", que está al día con sus impuestos y sus obligaciones como ciudadano. Y que no es un "cajetilla".

Hugo Burel, en su columna semanal de la revista Galería, escribió el 8 de junio de 2006 que, de acuerdo a los dichos trascendidos, él es un "neocajetilla", ya que vive desde hace meses en Pocitos. "Antes fui ciudadano de la Unión, Goes, Reducto y La Blanqueada. (...) En realidad, mejor es decir un neocajetilla, un recién llegado a la categoría, que aparentemente se basa en un criterio geográfico y casi catastral".

Para Gonzalo Cammarota, conductor del programa de Océano FM Justicia Infinita, el ministro se "equivocó" de barrio, ya que considera que en el imaginario social se tiende a ver a los de Carrasco como los "cajetillas" por excelencia. Incluso unos días después de sus declaraciones, Mujica dijo que en realidad se había querido referir a la gente de Carrasco.

Para Petru Valenski, los "pitucos" y "chetos" también viven en Carrasco. Ser "cheto" no es cuestión de tener poder adquisitivo: se es necesario tener un apellido de abolengo, ser elegante, vivir en Carrasco, y compartir ciertas costumbres y códigos a la hora de vestirse. Según la fotógrafa de sociales Anita Pareja, el estatus de una persona en Uruguay depende de dónde vive, cómo se viste y en qué se desempeña el titular de la familia. "Ya no importa tanto el apellido", considera la fotógrafa. Si bien cuenta que en varios eventos y fiestas hay personas que se "mueren" por salir en las fotos, hay muchos que prefieren ser discretos. Ninguno de los dos casos, para Pareja, son censurables. "No se debe etiquetar ni tener prejuicios. Creo que a veces el uruguayo es muy resentido y envidioso cuando a alguien le va bien, y muchas veces la persona está donde está porque trabajó toda su vida", considera Pareja.

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