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"Tsunami cerebral": la nueva advertencia por efectos psiquiátricos en recuperados de COVID-19

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Laboratorio estudia el coronavirus. Foto: AFP.

CORONAVIRUS

“Hay cada vez más evidencia de que el virus tiene impacto a largo plazo en la salud física, mental y neurológica.", indicó Roberto Amón, profesor de la Universidad de los Andes, en Chile.

Una pandemia neurológica y psiquiátrica “muy compleja”, o incluso “un tsunami para el cerebro” del que los sistemas sanitarios deben estar alertados y empezar a prepararse. Así definen la situación los expertos en salud mental latinoamericanos que hoy dieron una conferencia para periodistas titulada COVID-19, efectos a largo plazo.

La alarma se genera, por un lado, por lo que ven en la práctica cotidiana y, por otro, por diversos estudios, en particular uno que reunió datos de más de 236.000 personas –hecho por un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford y publicado en mayo pasado en la revista The Lancet Psychiatry- que encontró que una de cada tres personas que tuvo COVID tenía algún problema neurológico o psiquiátrico seis meses después de la infección aguda; entre ellos, el más típico fue trastorno de la ansiedad, pero también hubo casos de psicosis, infartos cerebrales y hasta demencia y parkinsonismo.

“El COVID es un tsunami sináptico para el cerebro y la mente”, definió Roberto Amón, profesor de la Universidad de los Andes, en Chile, durante el encuentro organizado por la división Upjohn del laboratorio Pfizer. “Hay cada vez más evidencia de que el virus tiene impacto a largo plazo en la salud física, mental y neurológica. Son síntomas que los médicos vemos desde el inicio de la pandemia en Wuhan y que después de las doce semanas se los llama COVID largo”, definió y agregó que se trata de pacientes que van a necesitar un seguimiento minucioso de su estado de salud.

También dijo que el Sars-CoV2 es un virus que tiene “predilección” por el sistema nervioso central así como por otros tejidos y detalló alguno de los cuadros que puede generar: psicosis, esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno delirante o paranoia.

En ese sentido, Amón agregó que los hospitalizados tienen más probabilidad de desarrollar estos síntomas así como trastorno de estrés postraumático y de sueño: “Hay una gran epidemia de insomnio por todos lados”, por la disrupción de la vida cotidiana, no solo en las personas infectadas. Si bien no están claras las bases fisiológicas de estos problemas, que podrían tener que ver con el cuadro inflamatorio o los coágulos que provoca el virus, los médicos sí enfatizan que se necesitará un seguimiento estrecho de los pacientes.

“En Inglaterra ya hay clínicas dedicadas a este COVID largo, porque se va a requerir un trabajo multidisciplinario en atención primaria para atender a esta nueva pandemia de enfermedades neurológicas y psiquiátricas que será muy compleja”, cerró Amón.

Por su parte, Ricardo Allegri, que es investigador del Conicet y jefe de Neurología cognitiva del Fleni en Buenos Aires, añadió que se trata de complicaciones cuya frecuencia aumenta con la edad, se da más en hombres y en aquellos que con patologías neurológicas previas, y tienen relación con la severidad en el momento agudo (por ejemplo, si requirieron atención de terapia intensiva).

El estudio de Oxford “nos abre los ojos, y nos muestra qué tenemos que prever para los próximos meses”, señaló. “Lo más interesante del trabajo, además del volumen enorme de pacientes, es la curva de sobrevida que comparó la infección por COVID con otras infecciones respiratorias para ver si estas complicaciones son propias de la infección o si hay otras causas. Y se encontró que el COVID aumenta significativamente accidentes cerebrovasculares y cardiopatías y miopatías, así como un 0,7% que desarrolló demencia”.

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