El candidato del Partido Independiente asegura que serán una “oposición constructiva” si la coalición no alcanza un segundo gobierno, aunque cree que hay clima para la continuidad. A pocas semanas de las elecciones, no le gusta lo que dan las encuestas para su partido, pero tiene la convicción de que va a crecer en comparación a la votación de 2019, cuando obtuvo 1%. Dentro de las propuestas están crear un Bono Infancia para reducir la pobreza infantil a la mitad en el próximo período y que los titulares de empresas unipersonales puedan recibir un subsidio cuando queden sin actividad. De su rol como ministro de Trabajo, ve como un “debe” no haber bajado más la informalidad.
-Ante un eventual nuevo gobierno de coalición, ¿cuáles deberían ser las primeras tres medidas?
-La primera es definir un plan de reducción de la pobreza infantil. La segunda, la conformación de una comisión de desburocratización del Estado. La tercera, un plan de despliegue de la Policía en el territorio, dado que hubo un error muy grave al concentrar los recursos humanos policiales en pocos lugares en el último periodo del Frente Amplio.
-¿Cuál es su plan para reducir la pobreza en niños?
-Un impulso muy fuerte en aumentar las transferencias, para así ayudar a saltar la línea de pobreza a los hogares con niños. Son nomás unos 25.000 hogares los que tienen niños de 0 a 6 años. También hay que desarrollar una serie de servicios que apuntan a la inmensa mayoría de estos hogares que son de jefatura femenina, monoparentales. Hay que hacer un trabajo para ayudar a que esas mujeres tengan oportunidades laborales.
-¿Cómo se financiaría esto?
-Con un Bono Infancia, que es un bono de deuda que emite el Estado con destino específico y exclusivo al combate a la pobreza infantil. Es una solución novedosa y evita que la discusión sobre los recursos para reducir la pobreza infantil sea parte de un debate presupuestal, donde siempre la frazada es corta. Los ahorristas uruguayos podrán comprar ese bono y obviamente van a cobrar las rentabilidades que correspondan. Es un ganar-ganar: gana el Estado que avanza en un objetivo muy necesario y urgente, ganan las familias con niños en situación de pobreza y ganan los ahorristas que, además de hacer sus inversiones, reciben el resultado de una acción social valiosa.
-Uno de los temas que más preocupa a la ciudadanía es la seguridad. ¿Qué medidas propone?
-Hay que apoyar a la Policía al darle todos los instrumentos en materia de armamento, inteligencia y coordinación. Y creo que la distribución de la Policía en el territorio ayuda en el mismo sentido, porque detecta dónde están las organizaciones y permite un combate más focalizado y determinado. También es preciso hacer una reforma del sistema penitenciario.
-Una de las propuestas de Cabildo Abierto es el trabajo obligatorio para los presos, ¿es algo que comparte?
-Hay que tratar lo más posible de que las personas privadas de libertad estudien o trabajen. No estoy tan convencido de que se haga compulsivamente. Está claro que el ocio es lo peor que hay para una persona, más aún privada de libertad, pero hay que tener cuidado, estamos muy lejos de tener la oferta suficiente para hacerlo obligatorio.
-Una de las propuestas del Partido Independiente es que ciertas observaciones del Tribunal de Cuentas posean efectos suspensivos. ¿Considera que tendría el apoyo de los otros partidos?
-No lo hubo en el período anterior, cuando presenté un proyecto de ley; o mejor dicho, ni siquiera fue considerado. La situación actual del Tribunal de Cuentas es totalmente inaceptable, porque existe, cumple su función, es serio, profesional y responsable, pero emite miles de observaciones que no tienen otro efecto que la reiteración del gasto por parte del jerarca observado. Parece casi una tomadura de pelo. Hay observaciones que son de forma, hechos puntuales o actos de menor entidad. Si le das a todas esas observaciones un efecto suspensivo, el aparato del Estado se tranca y el país queda frenado. La propuesta nuestra es que las observaciones tengan efecto suspensivo para aquellos actos administrativos que implican una erogación patrimonial relevante -y ahí podemos discutir cuál es el límite en UI o en dólares. De esa manera, el jerarca no puede optar por reiterar el gasto, sino que tiene que levantar la observación. Sería una señal fuerte de que los jerarcas no pueden hacer cualquier cosa.
-El sistema político, entonces, no quiere hacer esto...
-Hay que insistir. Hay muy buenos argumentos para ponernos de acuerdo en esto.
-En materia de inserción internacional, el gobierno de Lacalle Pou apuntó al TLC con China, incluso a explorar un acuerdo similar con EE.UU., y ahora apuesta al Acuerdo Transpacífico. Nada de esto se cerró, pero se está trabajando en pos de ello. ¿Le hubiera gustado que el gobierno pudiera avanzar más?
-En realidad, nos hubiera gustado como gobierno, y ahí me pongo como parte de la coalición, avanzar más. Se hizo todo el esfuerzo, esa es la realidad. Creo que hasta se planteó de manera muy firme dentro del Mercosur. A su vez, tenemos que asumir que la discusión sobre si nos vamos o no del Mercosur hay que dejarla de un lado porque el Uruguay hoy no tiene condiciones para tomar una definición de esas característica. Tendría un impacto negativo en múltiples dimensiones, como la comercial.
-El colorado Pedro Bordaberry marcó que se necesita más dureza para que se tome en serio la postura de Uruguay sobre la flexibilización y, en todo caso, irse del bloque.
-Se habla cuando no se está en el gobierno. Cuando estás en el gobierno, sabés que no lo podés hacer. Ahora, lo que sí se puede es intentar estrategias de mejoras en los acuerdos que ya existen. Hay oportunidades con México y Perú, hay distintos países con los que se podrían mejorar los accesos al mercado El Acuerdo Transpacífico tiene una peculiaridad que nos permite salirnos del brete de los vetos de nuestros socios mayores.
-Usted ocupó el cargo de ministro de Trabajo, ¿por qué no se logró reducir el nivel de informalidad en algunos departamentos?
-La informalidad está alrededor de 21% y en la zona de Artigas, Rivera, Cerro Largo... en Rocha llega a cerca del 40%. Tenemos que entrar, me quedé con las ganas. Una vez le planteé al director del Instituto Nacional de Estadística, Diego Aboal, si podíamos registrar en esas zonas, cercanas a la frontera, si hay trabajadores que están inscriptos del otro lado. En ese caso, capaz que los números de informalidad serían distintos. Después está el problema de que, como tenés ese trasiego vivo de un lado y el otro, tenés más dificultades para establecer mecanismos de control. Pero sí, es un debe.
-Con esos números, hay un montón de uruguayos que van a llegar a la edad de retiro, salga o no el plebiscito, sin acumular años de trabajo...
-De todas maneras, en este período bajamos tres puntos porcentuales la informalidad. El dato de Uruguay es bajísimo en comparación a América Latina, dado que ronda en el 40%. Pero es cierto que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tienen tasas de informalidad del 10%.
-Entonces, el dato de América Latina no es consuelo…
-Claro. Además lo que uno quiere es lograr que la mayor cantidad de trabajadores tengan formalidad, porque son derechos. Por eso nosotros proponemos una medida, que puede ser un incentivo a la formalización, para los trabajadores que facturan por empresas unipersonales -estamos hablando de literal E, monotributo y monotributo Mides, que son unos 50.000. A estos les sucede que, cuando quien les requiere la factura les dice “no los necesito más”, pasan en ingresos de cien a cero de un día para el otro sin ninguna cobertura, a diferencia del trabajador dependiente que recibe una cobertura por cuatro meses o seis ante un despido. Es algo que quedó en evidencia en la pandemia. La idea es que haya un subsidio por cese de actividad, algo que discutimos sin éxito durante este gobierno, dado que no logramos convencer a Economía.
-¿Quién lo paga?
-Una parte es una cuota contributiva. El aporte de la unipersonal debe tener un incremento muy pequeño porque si no es un desaliento a ser formal. Y el resto es parte de la bolsa del gasto del Banco de Previsión Social. Lo habíamos calculado y no era una cifra relevante. Tenés que controlar bien de que nadie se haga el vivo y se pase en negro para cobrar el subsidio. El trabajador que pierde sus ingresos tendría derecho a un subsidio equivalente al 50% del promedio de su facturación del último año durante cuatro meses.
-Pero sin encontrar eco en la coalición, es difícil...
-Pero vamos a ponerlo arriba de la mesa en el Compromiso por el país 2, si es que la coalición gana como esperamos por el bien del país.
-En políticas de este estilo, ¿no cree que encontraría más eco en el Frente Amplio?
-No, el Frente lamentablemente ha optado por el camino de no aportar, que a mí me da mucha pena -lo digo con franqueza, no con enojo ni resentimiento. Hubiera querido tener una oposición constructiva. Incluso ahora con el plebiscito de la seguridad social, los que están en contra hablan bajito mientras que los que están a favor del Sí hacen una campaña muy potente. Entonces, hasta en eso es el retaceo, “no vaya a ser que piensen que tenemos algo que ver con este gobierno”. Y me parece que eso no es hacer patria.
-¿Por qué cree que no se expresan con más énfasis? ¿Por cálculo político?
-Hay una cosa que también vale para el Pit-Cnt: la unidad del partido por encima del futuro del país. Ese es el problema, no afectar la unidad del partido. Cuando los 112 economistas y políticos del Frente Amplio firmaron la carta, al día siguiente (Óscar) Andrade los corrió con el poncho y se fueron todos al mazo. Esa es la verdad. Y ese es el problema que tenemos, que hay un mito de la unidad atado a tratar de ganar, y lo mismo pasa en el Pit-Cnt.
-Su gestión dentro del Ministerio de Trabajo ha sido bastante elogiada dentro del oficialismo, por el empresariado, pero también por algunos actores sindicales. ¿Cómo ve esa realidad en relación a lo que dan los sondeos con respecto al Partido Independiente? ¿Esperaba que hubiera un mayor acompañamiento?
-Lo conjugaría al verbo en presente: espero. Estoy convencido, además de que todavía nos faltan unos días para llegar a la votación, de que hay mucha gente que nos va a terminar dando su voto de confianza porque hemos actuado bien y cumplido con la tarea. Lo que dicen sobre el Ministerio de Trabajo vale también para otros roles menos visibles pero donde también se ha trabajado muy bien. Si me preguntan si me preocupan las encuestas, bueno, no me gusta lo que nos da. Este partido va a crecer, va a tener un respaldo ciudadano mayor, porque creo que sería importante para un segundo gobierno de coalición un Partido Independiente más fuerte.
-¿Cuesta más mover a la militancia en comparación a otras elecciones?
-Eso es generalizado. Acá ha habido un cambio importante en la manera en la que la gente se relaciona con la política. Ahí me sale un poco la veta sociológica. Creo que entre la elección de 2019 y la actual pasó en el medio la pandemia, que demostró que había nuevas maneras de vincularse con las personas a distancia. Lo otro es que la sociedad uruguaya no está viviendo con drama esta elección. La sociedad siente que el país está en una situación razonable -y no crítica, extrema, drástica, dramática-, lo que se expresa en una mirada menos preocupada sobre qué va a pasar. Esa situación va a terminar favoreciendo la continuidad.
-En la elección pasada, rumbo a las elecciones de 2019, el Partido Independiente intentó una alianza con Esteban Valenti (hoy en el Frente Amplio), con Fernando Amado (funcionario de la Intendencia de Carolina Cosse, y del Frente Amplio), y con José Franzini Batlle (que también apoya a Cosse). ¿Eso fue un error político grande?
-Claro que sí, fue un error. De eso no hay dudas.
-¿Aún se pagan las consecuencias?
-No, ahora ya no. En 2019 las pagamos, claramente. Una de las razones por las que el Partido Independiente cayó en su resultado electoral en 2019 fue que hicimos una apuesta estratégica que tuvimos que desmontar a los tres meses. Eso tiene un costo político.
-¿Cree que la marca de Partido Independiente se puede haber desgastado un poco ante la idea de que se perdió su independencia, de que se optó por uno de los bloques?
-No, creo que se resignificó. El partido sigue actuando con su criterio. Vota con sus propios votos, es decir, no estamos adentro de ningún otro partido. Somos un socio de la coalición. La vida política va generando modificaciones en las decisiones. Nosotros explicamos bien por qué estábamos en una coalición. Creo que lo que ganamos al integrarla es positivo, porque no habíamos tenido experiencia de gobierno. Y eso era un debe. La gente nos miraba y decía: “ta, tipos fenómenos, bárbaros, pero no pesan”.
-Algunos sondeos que han proyectado las bancas muestran que el Frente Amplio podría ganar sin tener mayoría parlamentaria. En ese caso, ¿el Partido Independiente va a ser esa “llave del Parlamento” que se dijo en algún momento? ¿Está dispuesto a formar parte de otro bloque o por lo menos a generar acuerdos en ciertos temas?
-Nosotros, obviamente, integramos este gobierno, somos parte de la coalición, vamos a trabajar para que la coalición gane. Obviamente va a haber segunda vuelta y vamos a apoyar al candidato más votado de la coalición, eso está fuera de discusión. Después, con los resultados a la vista, si nos toca a nosotros no ser gobierno, o sea, si la coalición pierde, vamos a hacer una oposición constructiva. Vamos a ayudar a que el país camine, vamos a actuar de una manera diferente a la que actuó el Frente Amplio como oposición.
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