Estuvo en la primera línea de batalla del gobierno de Jorge Batlle. Para el 2005, el prosecretario de Presidencia, Leonardo Costa, aspira a continuar en la arena política desde el Parlamento, como representante de su Paysandú natal. Uno de sus compromisos será el de pelear para que el departamento recupere el "espíritu emprendedor que perdió luego de 15 años de gobierno departamental nacionalista", según sus propias palabras.
—¿El poder marea?
—Sí, cuando no se ejerce con humildad y sabiendo que es efímero. Bien se dice que el Cementerio Central está lleno de personas que se creían imprescindibles. La mejor respuesta quizás esté dada porque los amigos que tenía cuando ingresé al cargo los sigo manteniendo, y los que incorporé a mis afectos lo he hecho porque son excelentes personas.
—Alguna gente fue afectada por la crisis bancaria del 2002 con dinero que aún no le fue devuelto. ¿A usted lo afectó en lo económico?
—A la mayor parte de la gente se le devolvió el dinero, en efectivo o en títulos del Estado, cosa que no sucedió en Argentina que aún se está por saber que va a pasar. En estos días se está devolviendo en forma anticipada la tercer cuota del BROU. Eso no es casualidad, eso se debe a una gestión y a un desempeño del gobierno frente a la crisis. Me afectó al igual que a muchos, que sentimos en la crisis la disminución del poder de compra del salario. Si me pregunta si me quedé con plata en algún banco afectado por la crisis, no. Mi dinero, el poco que tenía, estaba depositado en el Discount Bank y no lo moví. Habría que preguntarle a los candidatos presidenciales si hicieron lo mismo durante la crisis.
—¿Qué fue lo que más alegría le dio en estos cinco años?
—En lo personal, el nacimiento de mis dos hijos y la espera del tercero. En el gobierno, la firmeza con la que vi actuar al Presidente Batlle en los años de la crisis y el resultado de tal actitud que en definitiva hizo que estemos en una etapa de crecimiento de nuestro país.
—¿Y lo que más le dolió?
—En lo personal, la muerte de mi padre. En el gobierno, cuando me grabaron una conversación personal con mi amigo Jorge Barrera y violaron mi intimidad, y la actitud mezquina y poco patriótica de algunos sectores en los peores momentos del país, y no me refiero únicamente a sectores políticos sino también a los corporativos. En lo positivo mi reconocimiento a la sensatez del pueblo uruguayo, que optó por la tolerancia en lugar del grito y la piedra.
—¿Alguna vez se equivocó en estos cinco años?
—Muchas veces, más de las que usted cree y hubiera querido.
—¿Un ejemplo?
— Tiene tiempo.... Desde cosas pequeñas como creer que determinadas personas podían desempeñarse en alguna función hasta el haber sido demasiado inocente al pensar que existía sentimiento patriótico de algunos políticos.
—¿Es amigo del presidente?
—Somos generaciones muy diferentes para hablar de amistad como puedo tener con Alejandro Atchugarry, Gabriel Gurméndez, Jorge Barrera, el Zeta, Oscar Brum, Martín Aguirrezabala... Sin embargo, tengo por el presidente un gran aprecio, reconocimiento por la oportunidad de trabajar junto a él, el orgullo de conocerlo y descubrirlo como hombre íntegro, probo y republicano. Es una de las personas que marcó mi vida.
—¿Cuál es el mayor logro de la Junta Nacional de Drogas?
—Varios, pero la última satisfacción la tuve el fin de semana pasado, en Colonia, donde los sectores políticos, las ONGs y el periodismo reconocieron la apertura del gobierno en las tareas de reducción de daños y descentralización territorial. A principios del siglo XX Uruguay fue la avanzada en políticas sociales, hoy en el siglo XXI se pone a la avanzada en el tema drogas al igual que Holanda, Suiza y España. Eso no es casualidad, es Batllismo.
—¿Alguna vez probó alguna droga?
—Si. Legales el alcohol y tabaco, este último lo dejé de consumir en enero de este año. Las ilegales ninguna.
—¿La situación de la droga y los uruguayos es peor a lo que el común de la gente imagina?
—La percepción de la gente es que el problema es enorme. Sin embargo, no se dan cuenta que el consumo de alcohol, tabaco y tranquilizantes es el problema principal. Todo se focaliza en lo que mediáticamente parece ser el problema, la pasta base. Sin embargo, aunque es muy importante y creciente, no es el principal. En Uruguay existe una enorme hipocresía, todos creemos que las drogas son las causas de todos los males. Estigmatizamos a los consumidores de cualquier droga y no miramos nuestras conductas.
—¿Existe realmente un combate hacia el narcotraficante o es batalla perdida?
—Drogas existirán siempre, así como su consumo. El problema está en creer que la guerra contra las drogas existe en la realidad, ya que es una construcción política de los países centrales que me he negado a seguir. Me niego a aceptar que alguien diga que soy el zar de la lucha contra las drogas. Eso es un egocentrismo que no soporto. Se debe trabajar en informar y educar en valores y autoestima. A la vez de forma integral se debe combatir la oferta del narcotráfico dejando sin penalizar al consumidor.
—¿Qué posibilidades de hacer cosas ofrece una banca que no le fue posible desde el gobierno?
—Una banca me dará la posibilidad de colaborar para lograr una mejor gestión y terminar la profunda reestructura del Estado que comenzó Batlle. En caso de que el presidente sea de otro partido, en el parlamento podré colaborar con las cosas que entienda que son necesarias y a la vez ser el justo contrapeso del Poder Ejecutivo para defender las libertades y los derechos de las personas.