CERRO LARGO | NÉSTOR ARAÚJO
Un puente de 11 bóvedas, construido con adoquines y ladrillos de campo a partir de 1947, fue "encontrado" en la décima sección de Cerro Largo. Costó, en su época, $ 15.000, dinero que fue aportado por 44 vecinos.
Es el "Puente de los 44", revela la placa tallada en piedra que está instalada en una de las cabeceras de la construcción. El puente fue hallado en el marco del inventario que se está haciendo para identificar vestigios arqueológicos e históricos en el departamento de Cerro Largo.
Como parte del plan de manejo arqueológico, la Comisión Departamental de Patrimonio invita a los vecinos que quieran proporcionar objetos antiguos o información sobre bienes históricos del departamento. Además, ese grupo de trabajo está efectuando el registro fotográfico de lo encontrado.
El puente apenas aparece entre el monte indígena, casi anónimo sobre el río Tacuarí. Se llama Paso del Sauce. Fue construido entre 1947 y 1951, según la placa.
La obra fue hecha por el gobierno departamental de la época y el aporte económico de los 44 vecinos, que juntaron dinero en la medida de sus posibilidades, en una suerte de colecta popular para que el puente pudiera ser construido por la intendencia, a cargo de Saviniano "Nano" Pérez.
Esta obra es muy poco conocida, ya que ese camino -que antiguamente era muy transitado- fue dejado de lado por otro nuevo, que une varias localidades y zonas rurales alejadas en el departamento.
El arquitecto Pablo Guarino, que integra la Comisión Departamental de Patrimonio, describió esta obra arquitectónica como "histórica y perdida en el mapa y del acervo cultural del país". Anunció que será propuesto para que sea considerado Patrimonio Histórico.
Mide más de 30 metros de largo, cinco metros de ancho y tiene 12 pilares de piedra con barandas del mismo material.
"Lo más impactante es poder ver su excelente estado de conservación a pesar de los años de sus 11 bóvedas de medio punto, ejecutadas con ladrillos de campo", dijo Guarino.
El piso del puente es de adoquines cortados en campaña a base de punzones. Desde el nivel del suelo hasta la base del puente hay una distancia de unos 6 metros. "Eran comunes en la época, lo difícil es que se conserve en este estado pese a no haber tenido ningún mantenimiento", indicó Guarino. Destacó la fortaleza de esta obra que soportó "decenas de cientos de crecidas, debido a lo bajo de la zona donde está enclavado y de lo rápido con que crece el río luego de copiosas precipitaciones".
TESTIMONIOS. Nair Ferreira de Lavandera vive en Melo, tiene 64 años, y es la hija de Manuel Ferreira, uno de los vecinos de Rincón de Duarte que colaboró para la ejecución del puente.
Manuel donó $ 10, tal cual aparece tallado en la piedra, junto al puente. Nair es, a demás, nieta de Leandro Morales, quien también puso dinero para la obra. "El puente está en el Paso del Sauce, que comunicaba Bañado de Medina y Melo con las zonas Infiernillo, Rincón de Duarte, Paso de los Carros, Bañado de Morales entre otras zonas, que en aquel entonces eran densamente pobladas", contó Nair.
Recuerda que cuando era niña su padre aportó ese dinero con sacrificio, pero no había otra alternativa, había que hacer el puente para poder salir hacia Melo en caso de enfermedad u otra urgencia. Cuando llovía, el río se desbordaba y quedaban aislados.
Su familia debió sacar a su hermana mayor que estaba enferma en un avión ambulancia del aeroclub de Melo, ya que el Paso del Sauce estaba crecido. De ahí surgió la necesidad de ejecutar la obra.
"Era de vida o muerte construir un puente en la zona", dijo Ferreira, otra "de mis hermanas quedó casi ciega, porque tenía fiebre escarlatina y debió pasar el arroyo a nado de caballo para ir a la ciudad en busca de un médico y, al mojarse, empeoró su situación".
Ferreira señaló que esta situación de urgencia llevó a que los vecinos ejecutaran la obra rápidamente luego de un trabajo de colecta popular, juntando moneda por moneda.
Ramón de Souza, nieto de otro vecino que también aportó para hacer el puente, contó que trasladaron las piedras hasta la construcción en carretas.
El padre de Nair, Manuel Leopoldo Ferreira Duarte, tenía 131 cuadras de campo: un pequeño productor que se dedicaba a la cría de ovejas. Washington Silvera era quien vivía más cerca del puente y el que aportó la mayor cantidad de dinero debido a su capital.
"Me cambió la vida después de este puente, yo era muy niña pero recuerdo perfectamente que todos festejaban", relató.
Anécdota de huesos y asados
Un obrero del puente, construido hace 63 años, denunció en aquel entonces que había encontrado un cuerpo mutilado en la zona de la construcción. Policías de la Seccional 10ª concurrieron a caballo y comenzaron la investigación, citando a casi todos los 44 vecinos para que declararan sobre el esqueleto. Finalmente, Manuel Ferreira confesó que los huesos eran de un carpincho que había cazado semanas atrás en la zona, y se había llevado la carne para alimentar a su familia.