DÉBORAH FRIEDMANN
Mariel tiene 38 años y hace 22 que convive con la bulimia y la anorexia. Ahora está "sobria" gracias a un método que le resultó y que quiere compartir: un grupo de autoayuda que en 12 pasos se propone conseguir una recuperación.
Anoréxicos y Bulímicos Anónimos (ABA) funciona desde hace cinco semanas en Uruguay. Mariel es una de las fundadoras del grupo que entiende a la bulimia y a la anorexia como "una adicción".
Seguramente por eso, cuando tiempo atrás comenzó a leer el material con que se manejan Alcohólicos Anónimos se sintió identificada. Luego se contactó con otros grupos que utilizan el mismo método y decidió formar el de bulímicos y anoréxicos. "Así como en Alcohólicos Anónimos se declaran impotentes ante el alcohol y asumen que su vida se ha vuelto ingobernable, nosotros admitimos que somos impotentes ante nuestras prácticas alimenticias insanas", explica Mariel.
El 99% de quienes padecen este tipo de trastornos alimenticios sufren de forma alternada de bulimia (atracones, vómitos inducidos y abuso de laxantes y pastillas para adelgazar) y anorexia (alimentación muy restrictiva y distorsión de la imagen corporal).
Hay personas que tienen más predominancia de bulimia y otras de anorexia. Mariel es "bien mezclada".
Sus trastornos alimenticios comenzaron cuando tenía 16 años y, como en muchos casos, el problema comenzó con una dieta para bajar de peso. Así se volvió anoréxica. "Llegás a un momento en que tenés una confrontación con tu familia, con los médicos. Empiezan a ver patrones anormales. No es que la nena está haciendo dieta y ya está. Mi médica me dijo que empezaba a subir de peso o me internaba", cuenta. En ese entonces ella pesaba 46 kilos. Mide 1,70 metros.
En muchas ocasiones, cuando una anoréxica comienza a alimentarse más, cae en la bulimia. Eso le sucedió a Mariel: empezó con los atracones, término con el que se denomina a la ingesta de comida compulsiva en un período breve de tiempo (máximo de dos horas). "Quedaba en posición fetal. Uno no puede parar. De la misma manera que un drogadicto no puede dejar de drogarse a pesar de que siente que está por llegar a la sobredosis", cuenta.
Los bulímicos tienen técnicas purgatorias. Después de los atracones viene la compulsión por no engordar. La mayoría de quienes la padecen se provocan el vómito y utilizan diuréticos o laxantes. Mariel no tenía esas conductas, sino que caía en una etapa anoréxica.
Ella hizo varios tratamientos. El primero lo empezó a los 18 años. Le dieron el alta a los 23 y estuvo "bastante bien" hasta que nació su segundo hijo, que hoy tiene 8 años. "Cuando uno tiene trastornos de alimentación, es un punto débil. Cuando algo sustancial cambia en tu vida, se va por ahí. Es un mecanismo enfermo de enfrentar adversidades", señala.
Luego vinieron más tratamientos. En todos Mariel sentía que mejoraba, pero después recaía. Tiempo después se contactó con una de las "confraternidades" que realizan procesos de recuperación en 12 pasos.
Allí empezó un proceso de recuperación a través de una persona que la orientó en cómo adaptar los pasos a la bulimia y la anorexia. "Logré la sobriedad, que para un anoréxico es estar en peso y comer bien. Para un bulímico es lo mismo: cero atracones, vómitos, conductas purgativas y no tener una delgadez extrema", cuenta.
Luego Mariel comenzó a explorar cómo formar un grupo de autoayuda. Se contactó con la organización canadiense Anorexics and Bulimics Ano-nymous y consiguió parte del material que utilizan.
Así fue que ella y dos personas más comenzaron a reunirse un mes atrás. Para que estos grupos de "anónimos" funcionen se necesitan dos miembros. Se juntan, comparten fortalezas y buscan la recuperación en conjunto. A Mariel le funciona. "No me es sencillo, pero logré una calidad de vida mucho mejor que la anterior".
Signos a tener en cuenta
SEÑALES DE ALARMA Pueden ser indicadores de un trastorno alimenticio: el incremento notorio de peso o la pérdida abrupta; el desarrollo de conductas alimenticias anormales como dietas severas, comportamiento ritualistas en las comidas o atracones a escondidas; preocupación intensa por el peso y la imagen corporal; ejercicio físico compulsivo; depresión, aislamiento e irritabilidad.
BULIMIA Se caracteriza por atracones (consumo de grandes cantidades de comida en un lapso corto), vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, diuréticos o pastillas para adelgazar. Son síntomas emocionales la desorganización en el área laboral, familiar y de estudios y un relacionamiento conflictivo con los demás. A nivel físico se observa irritación crónica de garganta, inflamación de las glándulas parótidas, dolores musculares, pérdida de piezas dentales y oscilaciones de peso.
ANOREXIA Se caracteriza por una alimentación muy restrictiva, rituales con la comida (cortar en trozos muy pequeños, contar calorías, cocinar para otros y no comer), hiperactividad (moverse en exceso para quemar calorías y ocuparse para no alimentarse), vestirse con ropas holgadas para ocultar la delgadez y abusar de edulcorantes. A nivel emocional se observa irritabilidad, distorsión de la imagen corporal y una autocrítica severa. En el plano físico pierden peso en poco tiempo y se ven pálidos, se les cae el cabello, se les quiebran las uñas y tienen una sensación constante de frío.