ANTONIO ALVAREZ
¿Cómo decirlo? Se descubrió que el ser humano tiene un órgano sexual en la nariz. Hombres y mujeres irradian una secreción inodora llamada feromona que sería la clave del amor y la atracción física.
La humanidad lo sabe desde toda la vida, pero optó por el pudor. Ese perfume esencial e intransferible es una advertencia de búsqueda del otro. En un área muy primitiva del cerebro constituye una promesa de placer y fecundidad.
Hay que decirlo: las feromonas son el último esnifazo de la moda. Al menos eso creen los más selectos perfumistas del mundo, esa reducida secta de alquimistas que la industria cosmética bajó de la escoba para subirlos en jets privados, en busca de un golpe de nariz que cambie los gustos del inconsciente colectivo.
Casi todos las personas han escuchado por ahí que los animales "olfatean" el miedo en los seres humanos. Es una afirmación casi verdadera, porque los perros —por ejemplo— presienten el temor a través de un olor o una onda de frecuencia.
Otro de los axiomas para filósofos de sobremesa y adictos a los teleteatros es que los polos opuestos siempre terminan atrayéndose. Y cuando dos personas dicen "tener química", parecen saber de lo que hablan, aunque ni siquiera hayan escuchado sobre las benditas feromonas. Algo pasa entre ellos, aunque "eso" no tenga nombre.
Estas glándulas de bajísimo perfil constituyen la respuesta a todos estos enigmas. Fueron descubiertas en los últimos años 90 y gracias a la probada eficacia de los ensayos científicos saltaron de los retraídos laboratorios a la millonaria industria cosmética casi sin escalas.
Fragancias como "Real Man" o "Real Woman" o "Natural Atraction" son vendidas a través de Internet respaldadas por años de trabajo científico en la Universidad de Utah. El laboratorio fabricante de algunos de estos productos se llama Erox Corporation, fundado por el investigador mexicano David Berliner, considerado uno de los padres de la reividicación de las feromonas.
El eminente anatomista comenzó a tallar en la investigación un poco por casualidad. Quería saber por qué diablos un extracto de piel creado por él ponía tan contentos a sus lánguidos compañeros de laboratorio.
El equipo encabezado por Berliner y el neuropsiquiatra uruguayo Luis Monti Bloch no sólo pudo comprobar que los seres humanos emitían feromonas como parte de su comunicación no verbal, sino que además situó un adminículo debajo del caballete de la nariz donde se decodifican esos mensajes.
OLOR CODIFICADO. Monti Bloch y Berliner encontraron el órgano vomeronasal (OVN), situado entre la membrana mucosa que cubre el tabique divisor de las fosas nasales. Se trata de un receptor completamente separado del sentido del olfato conectado sin escalas al hipotálamo.
Los científicos describen el fenómeno como un "sexto sentido" que se sitúa en el centro del cerebro con la misión de controlar las motivaciones básicas y emociones sexuales, los impulsos violentos, la temperatura corporal y el ritmo cardíaco.
El tema complicó bastante las teorías de los fisiólogos y sobre todo la doctrina de los cirujanos plásticos que desde hacía muchas décadas extirpaban el órgano pensando que no servía para nada. Hasta entonces se creía que la evolución de la especie había anestesiado el instinto y que el ser humano había perdido la "antena" para captar esas emisiones.
Pero Monti echó por tierra tal teoría. Diseñó un dispositivo, combinación de microatomizador y electrodo, y recurrió a resonancias magnéticas funcionales para registrar los cambios de voltaje que se producían en la superficie de las células que recubren el órgano vomero nasal al administrársele extracto de piel.
Dos esteroides del compuesto de Berliner provocaron una reacción eléctrica en las células del OVN, sin hacer lo mismo en el epitelio olfativo. La conclusión es difícil de sintetizar: se trata de dos canales diferentes de recepción. Lo más sorprendente de la experiencia de Monti Bloch es que la respuesta sensible de los dos esteroides del extracto dependía del sexo de la persona.
El OVN de los voluntarios varones reaccionaba al esteroide de piel de las mujeres. Y lo que es una buena noticia para los muchachos, la sinergia funcionaba en sentido inverso.
Los perfumes fueron un subproducto de las investigaciones. Berliner fundó Erox Corporation y de allí en adelante explotó la oferta de perfumes con feromonas, fundamentalmente en Europa, Estados Unidos y Brasil. Claro que no toda la oferta tiene origen científico, o por lo menos un remitente con avales certificados.
La existencia de las feromonas se conocía desde los años 50. Se sabía que los animales las segregaban y se comunicaban a través de las mismas.
El uso en humanos de esas feromonas se aplicaba tímidamente en la industria cosmética. Algunas marcas de perfumes de clásico perfil sexy apelan a una extravagancia adicional: a las esencias se les aplica feromonas extirpadas de la zona genital de un ciervo que solo habita ciertas regiones de Asia Menor.
Los estudios sobre feromonas en insectos del docente de la Facultad de Química, Andrés González, sirvieron para el tratamiento de plagas. Las secreciones de la hembra son detectadas por los ejemplares machos a kilómetros de distancia. En algunas especies, la emisión puede realizarse a razón de dos horas por día y en una frecuencia que González debió seguir pacientemente durante años.
El resultado de su trabajo permitió crear trampas a gran escala para evitar que las langostas y otros insectos liquiden las cosechas uruguayas.
En su carácter de conocedor del funcionamiento de las feromonas, González se permite una reflexión acerca de este nuevo fervor: "en el mundo de los insectos las feromonas son todo, o casi todo. En el mundo de las hormigas o las abejas determinan el status social. Pero en el ser humano intervienen elementos en varios planos, tales como cuestiones culturales o sociales. Las feromonas son un aspecto más de la ingeniería de comunicación entre hombres y mujeres".
USO MEDICINAL. Berliner, Monti y la Universidad de Utah le deben mucho de su descubrimiento a los científicos que estudiaron el fenómeno en el mundo animal. Pero en especial a la doctora Winnifred Cutler, la primera en divisar las feromonas humanas en 1986. Ella fue pionera además en la creación de perfumes. El "Athena Pheromone 10X" para hombres y "Athena Pheromone 10:13" para damas fueron un éxito instantáneo. Después de varias experiencias, otorgó sin dudar 70 por ciento de efectividad de atracción con el sexo opuesto (ver notas aparte).
El doctor Monti Bloch relativiza el poder de seducción de un baño de feromonas: "no se puede decir que las feromonas atraen al sexo opuesto por sí solas. Eso no quiere decir que estas sustancias no existan. Lo que sí favorece el principio de las feromonas —y dentro de éstas la androstadienona— es la comunicación con el otro por caminos no conocidos hasta hoy. El rociado de esteroides de estas características hacen que las mujeres se sientan más relajadas, más comunicativas con los hombres. Y viceversa".
El hallazgo de las feromonas no solo le proporcionaron unos cuantos Rolls Royce y una gran cuenta bancaria al doctor Berliner. La sensación de bienestar que producen estas secreciones podrían generar nuevas perspectivas para el tratamiento de enfermedades mentales.
Un artículo publicado por Journal of Steroid Biochemistry and Molecular Biology comprobó a través de investigaciones en humanos que menos de la millonésima parte de un miligramo de un esteroide sintético llamado PDD permitió mostrar en los voluntarios el aumento de las ondas cerebrales alfa y un marcado descenso del ritmo cardiorespiratorio.
Monti Bloch prefirió dedicarse al costado no cosmético de las feromonas y enfilar hacia las cuestiones de salud. Actualmente es vicepresidente de Pherin Sciences —la otra subsidiria surgida del experimento— que trabaja en la investigación de las feromonas para uso medicinal, en especial referida al área de la psiquiatría.
En dosis de sprays se ha descubierto que algunas moléculas mejoran los síntomas premenstruales y alivian los efectos de la menopausia.
Y en otra área del proyecto se busca crear medicamentos contra la ansiedad, la depresión, el estrés y otros males de moda.
Los cambios a nivel neurológico son tan revolucionarios que la psiquiatría ha utilizado la sustancia para tratar a cleptómanos y a abusadores sexuales. Lo cierto es que el uso medicinal de la feromona ha permitido que los inversores refuercen el departamento de investigación con otros 9 millones de dólares.
Lo cierto es que las feromonas y su industria del deseo llegaron para quedarse. Aterrizan en la vida de todos con sus embarazosos cuestionamientos a la conducta humana e implicaciones inimaginables para el futuro de la ciencia.
Los casanovas siglo XVIII sabían de la existencia de las feromonas, aunque más no sea de una forma intuitiva. Se colocaban un pañuelo debajo de los brazos y en determinado momento del baile lo sacaban a relucir frente a las narinas de su ocasional acompañante.
Después de siglos de anestesiar los olores corporales con fragancias, la industria cosmética vuelve a hallar el punto de glamour debajo de las nunca bien ponderadas axilas. Para muchos se trata de una nueva y perturbadora certeza: las feromonas abrirán nuevos caminos en la batalla de los sexos. A no dudarlo.
Un 74% de ellas tuvo su día de suerte
Un trabajo divulgado por la revista especializada "Physiology and Behavoir" (Fisiología y Comportamiento) demostró que el 74 por ciento de las mujeres que usaron feromonas durante algunas semanas mejoraron su desempeño sexual. La investigación a cargo de la sexóloga Norma Mac Coy duró 14 semanas y estudió el comportamiento de 36 mujeres de diferentes razas y edades, todas ellas residentes en California
En el caso de las mujeres con ciclos menstruales irregulares se descubrió que todo volvía a la normalidad casi por arte de magia después de inhalar durante algunos días la "esencia masculina" procedente del sudor, hormonas y otros fluidos naturales. El 68% corrigió su reloj biológico de manera casi automática.
El puntapié inicial dio lugar a otros trabajos de campo insólitos. En la Universidad de Northumbria, Inglaterra, un grupo de mujeres observó una serie de diapositivas de hombres. Lápiz en mano, se les pidió que asignaran una puntuación a cada individuo. El estudio se realizó con las mismas mujeres y las mismas fotos en dos tandas. Los resultaron fueron impactantes: el sex appeal de los varones mejoró sustancialmente en la segunda instancia, cuando sin aviso previo los científicos rociaron con feromonas el ambiente.
Las feromonas parecen ser además la explicación para el "brillo" de las mujeres, algo que todo varón reconoce fácilmente en la calle. El descubrimiento científico permitió demostrar que imperceptibles dosis de feromonas masculinas ponen la piel de las mujeres más suave y elevan su magnetismo produciendo efectos estimulantes en otras personas, sean o no conocidas. El tema maravilla a la industria cosmética aunque no tanto a los maridos, claro.
El secreto es sudar mucho y no bañarse
La fragancia "Calam" "aumenta dramáticamente el atractivo personal del hombre" y viene en frascos de 15 ml con "envío discreto y seguro sin marcas externas", según informa el sitio elsextosentido.com.
El perfume EX logrará que todos sus compañeros de oficina la rodeen y escuchen sus comentarios sobre el último éxito del cine finlandés, de acuerdo a Atractivo sexual.com.
Los sitios para "feromaníacos" se multiplican mientras los perfumes se ofrecen a precios que oscilan entre los 50 y los 150 dólares, costos de envío incluidos. Los "dealers" no rivalizan en materia de cautela. En la web best.org se asegura que tres de cuatro mujeres caerán rendidas a su pies aunque usted sea un auténtico papanatas. "Nuestras feromonas tienen el doble de potencia", explica.
Pero si no tiene tarjeta de crédito y cree que necesita un suplemento de feromonas en Naturalatraction.com se recomienda: 1) haga ejercicio físico continuado porque ayuda a estimular las glándulas apócrinas. El sudor frecuente fomenta la producción de químicos amorosos. 2) No se bañe demasiado rápido. Luego del ejercicio hay que "dejar aplacar la transpiración fresca" para no eliminar la "emisión sexual".