La familia Ford se pregunta si es tiempo de vender

| El mayor temor para los Ford menos ricos es la quiebra, que dejaría sin valor sus acciones

DORON LEVIN | BLOOMBERG

Tal vez realmente sea tiempo de vender. Esta idea puede estar cobrando adeptos entre los accionistas y algunos de los herederos de Henry Ford, lo que enfrenta a los líderes de la familia con la perspectiva de ceder el control de Ford Motor Co. les guste o no.

La compañía ha tomado prestado hasta la coronilla y probablemente necesitará nuevo capital de inversión en apenas unos años para pagar por fábricas, nuevos modelos y la expansión en mercados mundiales. ¿Arriesgarán los inversionistas y prestamistas miles de millones adicionales dada la penosa trayectoria de la familia en calidad de accionistas mayoritarios? Es difícil de imaginar.

Con la reciente oleada de interés de los capitales de riesgo en fabricantes de automóviles y sus proveedores en Detroit, el momento es favorable para que Ford encuentre un aliado financiero. Aun así, los inversionistas habitualmente no están dispuestos a arriesgarse a los caprichos de una gerencia controlada por una familia, a menos que la familia tenga una trayectoria sobresaliente.

El 10 de mayo, los accionistas de Ford rechazaron una propuesta para poner fin al control de la familia. La propuesta enfrentaba probabilidades adversas ya que la familia controla 40 por ciento de los votos. Aun así, el margen de derrota fue más estrecho este año que en años previos. Los resultados implicaron que 45 por ciento de los votantes no pertenecientes a la familia quieren que ésta abandone el poder.

Desde su fundación hace 104 años, Ford siempre ha sido controlado por los Ford, si bien con muchas manos de ayuda. Hoy los descendientes directos de Henry Ford son 47, en su mayor parte de las cuarta y quinta generaciones. Más de una vez la familia ha despedido de manera sumaria o han obligado a renunciar a jefes ejecutivos que no pertenecían a ella.

DIMISIÓN. En el más reciente episodio de esa naturaleza, la familia puede haber tenido algún papel en la salida de uno de sus propios integrantes. Después de una seguidilla de resultados financieros decepcionantes, Bill Ford Jr. renunció abruptamente en septiembre a su cargo de máximo responsable a favor de Alan Mulally, un ejecutivo de alto rango de Boeing Co. que fue reclutado para tratar de sanear la atribulada compañía automovilística. Bill Ford Jr. sigue como presidente.

Mulally se abocó de ello a la acción, comprometiendo la mayor parte de los activos de Ford para tomar prestado US$ 23.500 millones en efectivo. Como la fabricación de automóviles es un negocio de largo plazo, lo que haga Mulally no rendirá fruto sino hasta dentro de dos a tres años. La masa de efectivo de Ford debería durar en ese período, cuando no se espera ninguna ganancia. Aun así, ¿quién sabe?

Las dudas de los inversores están reflejadas en el precio de las acciones de Ford de US$ 8,78, lo que valúa a la tercera compañía automovilística más grande del mundo en US$ 16.500 millones, un poco más que Harley-Davidson Inc. El precio, con una baja de 75 por ciento desde su máximo en 1999, puede ser visto como poco más que una opción de compra de la compañía si ésta evita una bancarrota hasta el 2010. Para entonces, Mulally ha predicho, Ford será nuevamente rentable. Tuvo una pérdida neta de US$ 12.600 millones el año pasado y de US$ 282 millones en el primer trimestre.

CÍRCULO DE CONFIANZA. Bill Ford, de 50 años, su primo Edsel, de 58, su padre Hill Sr., de 82, y un puñado de otros Ford tienen o han tenido cargos altos en Ford o en su directorio. Ellos, y decenas de otros miembros de la familia, tienen acciones de clase B con derecho de supervoto en un fondo de la familia. Las acciones de clase B representan 40 por ciento de los votos de los accionistas con menos de cuatro por ciento del capital.

Las acciones de clase B solamente pueden ser de propiedad de integrantes de la familia. Si ningún integrante de la familia quiere comprar acciones B puestas a la venta, pueden ser convertidas a acciones de clase A y en última instancia vendidas por efectivo. Si una suficiente cantidad de acciones B son convertidas, la familia pierde una proporción del control.

El 21 de abril, los Ford se reunieron con los banqueros de inversión Joseph Perella y Peter Weinberg en Dearborn, estado de Michigan. Mulally también habló en la reunión, que fue de naturaleza informativa para integrantes de la familia, la mayoría de los cuales no están cerca de las operaciones de la compañía.

La reunión fue privada, aunque Steve Hamp, cuñado de Hill Ford Jr., luego dijo a Detroit News que "el concepto de traer un asesor externo es algo en que todos coincidieron que no era el momento".

DILEMA FAMILIAR. "Cuando la mayoría de las compañías familiares pasan de generación en generación, encuentran dificultades y por eso venden``, dijo David Cole, presidente del Center for Automotive Research, un centro de investigación de asuntos automovilísticos en Ann Arbor, estado de Michigan. "No creo que los Ford sean diferentes. ¿Soporta uno los problemas hasta que pasen o se sale? ¿Qué hace uno?".

Algunos Ford, como Bill Ford Sr., propietario de los Detroit Lions, y Elena Ford, de cuarenta años, hija de un magnate naviero griego, serían ricos incluso si no tuvieran una parte del fabricante de automóviles. Otros Ford, sin duda, están sintiendo el aguijón en su bolsillo después de que el dividendo de la acción común de la empresa fue suspendido en el último verano boreal.

El mayor temor para los Ford menos ricos es la quiebra, que dejaría sin valor sus acciones y haría que fuera inteligente vender hoy a US$ 8 o US$ 9 la acción. ¿Y quién, fuera de los primos más ricos, los culparía?

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar