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De las redes a la burbuja social

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Internet muestra cada vez contenidos más segmentados.

Es cada vez más común que Internet muestre a sus usuarios contenido que solo tiene relación con sus gustos e intereses. Lo mismo sucede con apps como Tinder o Hater.

Es posible que a varias personas ya les haya sucedido. Es posible, que un día alguien haya entrado a Facebook y haya sentido que todo lo que allí virtualmente sucedía estaba de acuerdo con sus pensamientos, ideales, preferencias, gustos e intereses. Lo mismo puede haberle ocurrido en Twitter, cuando la red social recomienda un tuit que quizás "te hayas perdido". Y, claro, justo ese tuit contiene algo que le interesa. Lo mismo en Instagram y en Spotify.

En las redes sociales, por supuesto, hay libertad de elegir los contactos, los medios a los que seguir y los temas que interesan, pero no es menos cierto que esta selección acaba derivando en una especie de endogamia que, además, es acentuada por los algoritmos mediante los que Facebook, Twitter, Instagram o Spotify recomiendan contenidos personalizados según el comportamiento, nuestras preferencias y las acciones de amigos y conocidos.

"Internet en general es cada vez más personalizado para cada uno de nosotros", sostiene Pablo Buela, director de Pimod y experto en informática. Por eso, no es extraño que, aunque sin que los usuarios sean totalmente conscientes, constantemente las redes sociales le sugieran contenido en relación a sus intereses. "Cada vez es más factible que aún entrando a la misma página, cada uno de nosotros veamos un contenido distinto y que nos interesa", afirma el experto.

En 2011, Eli Pariser, activista y fundador de la web de contenido viral Upworthy, publicó el libro The Filter Bubble, que, como informa El País de Madrid, arrancaba explicando los cambios en el algoritmo de Google de 2009, cuando el buscador comenzó a personalizar sus resultados para cada usuario. El libro se editó ahora en español: El filtro burbuja: cómo la red decide lo que leemos y lo que pensamos. Y, cosa poco habitual en un libro sobre Internet, seis años más tarde sigue siendo tan relevante como lo era entonces. O incluso más.

De esta forma, como explica Buela, si bien esta lógica de funcionamiento se hace evidente en las redes sociales, es una forma que cada vez se expande más a todo Internet en general: "Hasta los medios periodísticos cada vez apuntan más a eso, a mostrarte en la portada la información que saben que te interesa".

Incluso, cada vez son más las aplicaciones que apuestan a que sus usuarios se rodeen de personas con sus mismos intereses y gustos. Existen apps creadas para establecer flechazos virtuales entre personas con fobias comunes. Este es el caso de Hater, de momento disponible solo para iOS y cuyo eslogan es "Conoce a gente que odia las mismas cosas que tú". Al igual que Tinder, esta propuesta se basa en la geolocalización para encontrar afinidades cercanas con la intención de establecer posteriormente encuentros presenciales, de tal modo que la sensación de vivir en una burbuja trasciende el entorno digital para materializarse en el mundo real.

Según los responsables de Hater, es más fácil iniciar una conversación con alguien "si sabés que esa persona tiene la misma aversión que tú a una determinada cosa". Pero tanto en este caso como en el de las otras burbujas propiciadas por las redes sociales convencionales, existe un inconveniente: la polarización de las opiniones. En otras palabras, la creación de un ambiente virtual en el que todos sus miembros piensan igual hace más lejanos e inaccesibles otros puntos de vista sobre un determinado asunto que, a su vez, se reorganizan en otras subredes.

Con respecto al tema, Buela considera que, como todo, esto tiene dos caras. La positiva: "Se prioriza la información que más debería interesarle a la persona, entonces encontrás contenidos más acordes a tus intereses" La negativa: "En este sentido Internet empieza a funcionar como un embudo donde no me entero, no veo y no consumo información distinta de lo que a mí me interesa. Este es el lado sinuoso porque nos encasilla solo en las cosas que nos gustan".

Además, para el experto, no hay forma de evitar esta "unificación de la información porque "está en la matriz de funcionamiento de las redes, es así cómo funcionan desde el punto de vista sistémico, entonces, no es algo sobre lo que el usuario pueda decidir. Uno infiere directamente sobre qué contenidos le ofrecen en Internet al buscar ciertas cosas, pero no puede ir contra el sistema".

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