MARÍA INÉS LORENZO
De larga barba negra, kipá oscuro y aspecto serio, espera sentado y sereno en su escritorio. Llega el fotógrafo y lo saluda cordialmente con la mano. Detrás, la periodista repite el gesto, pero, vergonzosamente retrocede: "Disculpe, no se ofenda. Por una cuestión de religión no saludo a las mujeres", dice el rabino Eliezer Shemtov, a pocas horas de la llegada del Año Nuevo Judío, conocido como Rosh Hashaná.
Tal comunidad religiosa celebra mañana y el martes el aniversario número 5.769 del sexto día de la creación del hombre y la coronación de Dios como rey-soberano, explica Shemtov, un festejo que no sólo requiere tiempo de preparación sino también diversas liturgias.
Comen manzanas con miel, pan casero redondo, pescado y pasan horas en la Sinagoga. También se reúnen con familia y amigos por la tarde en alguna plaza pública donde haya una fuente con agua y peces.
En Uruguay habitan más de 15.000 judíos, entre ortodoxos y laicos, según estimaciones. La mayoría de ellos se unen a los festejos que desde el sábado 20 viene celebrando la comunidad hebrea. Por ejemplo, todos estos días se realizan rezos de perdón (Slijot), para tratar de reconciliarse con las personas con las que se han comportado mal, y perdonar a quienes no actuaron de buena fe con uno.
Ese sábado recitan en la Sinagoga las oraciones una vez pasada la medianoche, y luego las continúan en el amanecer, hasta mañana, fecha de la llegada del Rosh Hashaná. Éste se inicia bien temprano en el templo hebreo con el sonido del Shofar, un instrumento musical con forma de cuerno de carnero, que anuncia la llegada simbólica del Rey judío Abraham y el inicio de su poderío.
Primero se hace sonar 30 veces de corrido y luego otras 70, pero con melodías más cortas. "El Shofar se debe escuchar siempre ambos días del Rosh Hashaná", señala el rabino, y agrega que ese culto trata de un concepto bíblico que despierta sensibilidad espiritual.
Es la ocasión donde se analiza la vida, se refuerzan las acciones buenas que se cometen y se corrigen los errores. "Lo que se busca es el reconocimiento de quiénes somos, por qué estamos aquí y para qué nos necesita Dios", explica Shemtov.
De ahí que la celebración judía signifique Cabeza del año. "Así como ella determina el funcionamiento y sensibilidad del cuerpo, Rosh Hashaná influye a lo largo de todo el año. Por eso es que durante esos días las personas buscan reconectarse consigo mismo, con su pueblo y sus raíces", afirma el religioso.
"El concepto no es que hace 5.769 años se creó el mundo sino que hace 5.769 que se sigue creando, justamente para superarse", agrega.
Paralelamente a esos rituales, los hebreos leen la Torá, escritura que se ora en el templo hebreo alrededor de una mesa y que relata los cinco primeros libros de la Biblia, que para los cristianos se llama Petanteuco.
Pero no todas las celebraciones religiosas del Año Nuevo judío se desarrollan en las sinagogas. De hecho, el primer día, por la tarde, los judíos suelen dirigirse a alguna plaza pública en la que haya una fuente de agua natural con peces. Recitan plegarias para invocar a Dios, quien prometió arrojar sus pecados a la profundidad de los mares, según Tishrei. Las puertas del cielo están abiertas, publicación del colegio Beit Jabad Uruguay, donde trabaja el rabino.
Cena especial. Además del festejo religioso, los judíos le dan trascendencia a la actividad social, en donde la reunión familiar ocupa un culto ineludible. Durante esas dos noches despliegan en la mesa de sus casas varias manzanas con miel, para que el año comience con dulzura. Las mujeres cocinan panes caseros, que en lugar de ser trenzados como los que acostumbran a comer comúnmente, tienen forma circular.
"Se preparan así para comenzar el año de manera redonda y con buena onda, ya que representan el ciclo de la vida", cuenta Shemtov. Y agrega de inmediato: "Dios no sólo creó el mundo. Creó seis días y cada uno tiene una energía nueva. Por eso no se trata de un año más sino de uno nuevo. De ahí que haya que comenzarlo con fuerzas renovadas. Y los rituales de la comida son una forma de simbolizarlo".
Los demás platos son en base a pescado, para que el pueblo se multiplique como los peces. Generalmente se prepara la cabeza de los mismos, de manera que el hebreo permanezca siempre al principio de los hechos positivos y no al final. Eso sí, jamás se incluyen en la mesa platos agrios o amargos, dice Shemtov. Otro detalle, aunque no el menos importante, lo dan los candelabros con velas encendidas.
Ahora, ¿la comunidad judía festeja el año nuevo cristiano? "No existe un ritual específico porque no está institucionalizado", indica el rabino. Por tanto, todo está sujeto a la persona y su fe, dice.
Muchas familias judías laicas, por ejemplo, se reúnen con amigos y parientes a comer un asado cada 31 de diciembre y alzan sus copas a las doce, aunque no realizan ninguna práctica religiosa.
El rabino considera importante destacar que los hebreos no son proselitistas. "Entienden que no hace falta ser judío para llegar a Dios. En nuestra religión hay un código bíblico que obliga a los judíos a cumplir con 13 preceptos, sin embargo, hay siete de ellos que también son aplicables al resto de la sociedad, como adorar a Dios, no lastimar, no robar, no asesinar, no cometer adulterio ni incesto, no comer de un animal vivo y establecer un sistema judicial", señala Shemtov. "El judaísmo entiende que esas leyes son obligatorias para todos porque en última instancia, las personas despertarían pensando no tanto en lo que uno necesita para vivir sino en lo que necesitan de uno", finaliza Shemtov.
"Las personas no deben despertar pensando lo que necesitan, sino en lo que lo necesitan a uno"
Ayuno durante 25 horas
El origen de Rosh Hashaná proviene de la Biblia (Lev. 23:23-25). Tal festividad cae los días 1 y 2 de Tishrei, generalmente en el mes de septiembre del calendario gregoriano, y comienza al poner el sol en la víspera.
Durante el Rosh Hashaná (29 y 30 de septiembre) permanecerán cerrados el Instituto Ariel Hebreo Uruguayo, la Escuela integral Hebreo Uruguaya, el Instituto Yavne, la Universidad ORT así como las organizaciones Beit Jabad y B`nai B`rith.
Diez días después de Rosh Hashaná, es el día de la expiación (Yom Kipur) del juicio Divino, momento en el que la persona se purifica de sus pecados. Para ello, se debe realizar un ayuno de 25 horas, que comienza el 8 de octubre a la noche.