por László Erdélyi
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La rebelión de las masas, el libro que lo hizo famoso en el mundo en 1930, quizá le parezca al lector actual una obra lejana, que envejeció. Sin embargo las circunstancias que provocaron su publicación son tan similares a las actuales que provoca asombro y sorpresa.
Hace 100 años José Ortega y Gasset sedujo al lector occidental, liberal y demócrata con sus metáforas inolvidables, en un mundo que anunciaba lo peor. Los Goebbels, Stalin y Mussolini invadían el espacio público con mentiras, fake news y propaganda, mientras la arrogancia y el olor a guerra tensaba las cuerdas. La rebelión de las masas, una clara defensa de la democracia liberal, buscó iluminar aquello que los brutos oscurecían. Aunque no fue suficiente, y sobrevino la peor guerra mundial. Hoy, en este caótico comienzo de siglo XXI, se dan circunstancias muy similares. Gran parte del mundo está siendo conducido por líderes brutales, arrogantes y belicistas, que reciben el apoyo de masas también arrogantes, y que incluso votan contra sus propios intereses. Es el retroceso de la razón, cuando a “el otro”, esa inmensa mayoría, no le interesa la verdad.
La llegada a librerías uruguayas de la biografía Ortega y Gasset, La aventura de la verdad de Javier Zamora Bonilla, académico de referencia en la obra del filósofo español y coordinador de la edición canónica de sus obras completas en 10 tomos, abre su obra y su vida. Porque Ortega desarrolló una de las filosofías más importantes del siglo XX que ayuda a entender este siglo XXI.
Relativamente corto, de menos de 200 páginas, es un libro escrito para el ciudadano atento, informado y preocupado. Está el filósofo que se formó junto a los grandes de la época, seducido primero por los neokantianos, luego volcado con gran interés por la fenomenología de Edmund Husserl. También el hombre público, el polemizador, el que publicó su obra en diarios primero para luego salir en libros. El que veía cómo el embrutecimiento de la política, de la cosa pública, lo fue acorralando ante los enormes problemas que se le avecinaban a Europa. No es menor que Ortega, hace 100 años, haya advertido de varias amenazas, señalando incluso “la presión de las civilizaciones china e islámica en las que el valor de la libertad individual no era esencial” destaca el biógrafo.
Un Rey le dijo no. A Ortega le preocupaba el atraso de España respecto a Europa, dominada por la política mezquina, mediocre, por una monarquía que buscaba sobrevivir sin muchas luces y por un catolicismo rancio (que luego, durante el franquismo, inició una fuerte campaña internacional para que los libros de Ortega fueran ingresados al Index librorum prohibitorum del Vaticano). Con un estilo fino, de cadencia musical, el filósofo seducía para llegar a un público amplio, envolviendo con su prosa, con sus metáforas inolvidables. No la tuvo fácil. Cuando se enfrentó a los monárquicos de su propia familia, buscó un socio capitalista y salieron a comprar otro diario. Pero el Rey Alfonso XIII vetó el traspaso de acciones. No podía tolerar otra tribuna antimonárquica (aunque muchos años más tarde Ortega se pronunciaría a favor de una salida monárquica de la dictadura franquista). Cuando las milicias republicanas en Madrid lo apretaron en 1936 para que firmara una declaración contra los rebeldes nacionalistas, junto a otros intelectuales, aclaró luego que lo hizo bajo amenazas de muerte. La violencia, que todo lo oscurecía y simplificaba, no era parte de su universo ético ni moral. Detestaba la perdida de razón de ambos bandos. Si se sintió cerca en su momento del socialismo democrático y no violento del alemán Berstein, y fue crítico del liberalismo del laissez faire, laissez passer, la sociedad como un reloj suizo (porque el ser humano tiene tanto de social como de antisocial, entendía), cuando Franco llegó al poder trataron de acercarlo, de traerlo del exilio, donde se sabía vigilado por los servicios secretos, a pesar de que sus dos hijos habían luchado en el bando franquista. Sus intentos durante la dictadura por volver a la tribuna pública fueron fútiles: nunca aceptó que sus escritos pasaran por las manos del censor. “Frente a la dictadura gris y criminal, el pensador reivindicaba la alegría y la justicia social” señala el biógrafo.
El libro destaca todo el periplo orteguiano en el exilio del franquismo, el apoyo económico de Victoria Ocampo para sostener el alquiler en París, las gestiones de Johan Huizinga para conseguirle conferencias, la oferta de Harvard que al final no aceptó, o su intenso devenir en el Río de la Plata con sus colaboraciones en el diario La Nación de Buenos Aires, sus conferencias allí y en Uruguay, y cómo ésto lo revitalizó ante una España mediocre que no lo comprendía. O que lo detestaba cada vez más, porque era el intelectual español más famoso en el mundo, sobre todo luego del fallecimiento de Unamuno. Igual no perdió oportunidad de señalar al bruto de esas masas en la propia Argentina, “el guarango”, cuya estupidez, vulgaridad y ausencia de sentido histórico eran la versión local de esos que en Europa ya vestían camisas pardas. En 1934 los vio cara a cara en Alemania cuando acompañó a su hijo a realizar estudios de medicina, alojándose en la casa de Husserl; el viejo profesor emérito, su maestro, ya era víctima de las primeras leyes antisemitas del nazismo.
Desafío ético. El libro hace un buen balance entre la materia filosófica, conceptualmente dura, y lo anecdótico, con explicaciones luminosas, didácticas. Queda así evidente la larga experiencia docente de Zamora Bonilla. Quien está en el aula, está con jóvenes, y eso obliga a un desafío ético central para la supervivencia de cualquier comunidad.
Cabe destacar que Zamora Bonilla dirigió una bellísima Guía del Madrid de Ortega (Comunidad de Madrid, 2011, 168 págs.) con fotos, planos y abundantes fotografías, y que el viajero curioso debe conseguir. Entre los colaboradores de esta guía figura Ignacio Blanco Alfonso, autor de Nací sobre una rotativa, sobre el periplo periodístico de Ortega, que fuera reseñado en estas páginas. Todos orteguianos de fuste, para un filósofo de ideas necesarias que no envejecen.
ORTEGA Y GASSET, La aventura de la verdad, de Javier Zamora Bonilla. Shackleton books, 2022. Barcelona, 192 págs.