Ensayo que es un penal
Dos franceses estudian el fenómeno del fútbol aislando múltiples variables, basados en lo ocurrido en el Mundial de Francia 98.

El fútbol y la literatura fueron siempre de la mano. Las letras tomaron de la pelota un sinfín de cuentos y relatos. Fontanarrosa en Argentina, Marías en España, Galeano en Uruguay, por nombrar tres de fuste. Pero también están los otros, con Borges y Bioy Casares a la cabeza. Aquellos que decían que “el fútbol es estúpido y popular porque la estupidez es popular”.
El título del libro Fútbol, una peste emocional, suena a muletilla, magnificada por el mundo pandémico actual. Lo acuñaron un par de profesores universitarios franceses, Jean-Marie Brohm y Marc Perelman, para escribir este panfleto cáustico del mundo del balón, muchos años después de las diatribas de Borges y Bioy Casares.
La simiente del libro se encuentra en el mundial de fútbol de Francia 1998. Entonces los autores notaron en las calles una efervescencia nunca vista: en la gente, en los diarios y la televisión. La conquista del campeonato por parte del equipo galo no hizo más que exacerbar el fanatismo. He aquí la clave: los festejos populares no llamaron la atención tanto como lo que dijeron muchos intelectuales de izquierda del momento, que antes habían hablado pestes del magno deporte y de pronto se dieron vuelta de la nada para plegarse a la ola popular. Esta fue la chispa que motivó a los profesores para la búsqueda implacable de algo que ellos creían la verdad.
Siete años después salió publicado Fútbol, una peste emocional. Peste y emocional son dos palabras fuertes que plantean sensaciones diversas. El oxímoron no es para nada azaroso, es en todo caso un camelo travestido, como el fútbol mismo, a decir de los autores. El origen de esta peste no sería nuevo, sino que viene de al menos tres décadas atrás, ya por los años sesenta, cuando empieza a verse lo que llaman la “alienación cultural de la población”. Esta constatación se apoya en citas filosóficas de Marx, Sartre y Erich Fromm, este último en especial para intentar entender el fenómeno de las masas, el miedo a la libertad y al pensamiento crítico. Si para Marx la religión era el opio de los pueblos (1844), un siglo después el fútbol también debía serlo.
El libro atraviesa todas las aristas del fútbol, siempre cargado de reflexiones políticas, sociológicas, psicológicas y hasta etnológicas. Por momentos se pierde en abismos hermenéuticos. Abunda en frases altisonantes y palabras inventadas para la ocasión. Y
mucha ironía dirigida hacia intelectuales y escritores
arrasados por la fiebre futbolera. Ni Galeano se salva.
EL FÚTBOL, UNA PESTE EMOCIONAL, de Jean-Marie Brohm y Marc Perelman. Antonio Machado Libros, 2019. Madrid, 270 págs. Traducción de Abraham Gragera López.