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Poemas de una época

Bertolt Brecht, el dramaturgo alemán que hizo poesía con los explotados: una antología bilingüe

Sus textos de tono más lírico no han perdido vigencia. No pasó lo mismo con sus alabanzas a Stalin.

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Brecht foto Jorg Kolbe Deutsches Bundesarchiv.jpg
Bertolt Brecht
(Jorg Kolbe/Deutsches Bundesarchiv)

por Juan de Marsilio
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Más conocido por su dramaturgia, la poesía de Bertolt Brecht (Augsburgo, 1898–Berlín Este, 1956), muy imbricada con su teatro, abundante en canciones, es rica y torrencial: la edición alemana completa pasa las mil quinientas páginas. Entrado el siglo XXI, cuando las banderas ideológicas que el autor defendió han mostrado la hilacha para luego deshilacharse en el viento, es justo el balance antológico de No pudimos ser amables, que presenta un poeta que aún interpela a los hombres capaces de leer y pensar.

El título. En “A los que habrán de nacer”, el poeta escribe “…Ay, nosotros mismos/ Que preparamos el terreno para la amabilidad/ No pudimos ser amables”. En tres versos pinta su época, su postura y su esperanza. Esperanza que sigue por cumplirse. Quien tenga interés por el prójimo y el mundo, que sigue violento e injusto, hallará en Brecht un antepasado que, cínico pero tierno, lo convoca a la fe y a la cautela.

Aparte de la selección —representativa de épocas y líneas temáticas en la obra brechtiana— y la traducción, de cuyas dificultades y alternativas da buena cuenta en las notas, el mayor aporte de José Luis Gómez Toré es el prólogo, claro e inteligente al mostrar la distancia entre el hombre y el poeta, o mejor dicho entre el hombre y el personaje que el poeta y dramaturgo compuso para interactuar con el mundo, expresada en la célebre “Balada del pobre B.B.”, pero presente en toda su obra. El prólogo muestra la prudencia antiheroica de Brecht, que se exilia de Alemania al subir Hitler, cruza la URSS — sin decidir exiliarse en ella— para refugiarse en los EE.UU. De allí huye cuando es llamado a comparecer ante el Comité de Actividades Norteamericanas, y se instala en la República Democrática Alemana, pero con pasaporte austríaco, por si las moscas. La lucha, para Brecht, es cosa de los pueblos, no de los individuos.

Dialéctica. Toda persona de izquierdas debe leer estos textos, que dan cada dos por tres sucintas y eficaces lecciones de dialéctica, que previene contra análisis maniqueos y hemipléjicos. Vaya un ejemplo entre muchos posibles:
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Oigo que en Nueva York
En la esquina de la calle 26 y Broadway
Se pone un hombre cada noche, en los meses de invierno
Y, rogando a los que pasan, procura
A los sin techo allí reunidos una cama para pasar la noche.
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Con eso no se cambia el mundo
Las relaciones entre los seres humanos no se hacen mejores
No se acorta con esto la era de la explotación.
Pero algunos hombres tienen una cama para pasar la noche
Durante una noche se mantiene el viento alejado de ellos
La nieve destinada a ellos cae en la calle.
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El libro que lees, hombre no lo dejes.
Algunas personas tiene una cama para pasar la noche
Durante una noche se mantiene el viento alejado de ellos
La nieve a ellos destinada cae en la calle.
Pero el mundo con esto no se transforma
Las relaciones entre los seres humanos con esto no se hacen mejores
No se acorta con esto la era de la explotación.
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(“Camas para pasar la noche”)

De igual modo, las personas creyentes, y en especial los cristianos militantes, deberían leer a este poeta, para el que las iglesias, sus doctrinas y su clero son instrumentos de alienación y dominación. Las organizaciones religiosas no son sólo ni principalmente eso, pero algunas veces, sobre todo cuando bendicen a los jóvenes que, con fiebre patriotera, van a inmolarse por líderes que no lo merecen, Brecht acusa con toda la razón. Leídos con ojos cristianos, estos poemas pueden a ayudar a los creyentes en la difícil tarea de poner y mantener la casa en orden.

Exilio. En sus poemas y canciones juveniles, así como en las que escribe para sus obras teatrales de los años berlineses, entre 1925 y 1933, el humor es ácido y descacharrante, para distanciar al lector del horror que se le muestra, y permitirle pensar. La poesía del exilio, sin renunciar al humor, gana en concisión, hondura y brevedad, aunque no pueda —porque el poeta siente que no debe— separarse de la circunstancia. Un ejemplo:
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Es de noche. Los matrimonios
Yacen en sus camas.
Las mujeres jóvenes
parirán huérfanos.
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Lirismo. En el prólogo, Gómez Toré propone, para de inmediato descartarlo, un camino para hallar al poeta vigente, entre la hojarasca de meros divertimentos, panfletos partidarios e incluso alabanzas a Stalin: hacer hincapié en los textos de tono más lírico. Es sabio renunciar a ese camino: lo que Brecht escribe, tanto teatro como poesía, incluso antes de descubrir el marxismo, es intrínsecamente político. No obstante, y sin dejar de admitir que el humor ácido es la cuerda que mejor pulsa el poeta, sabe ser lírico cuando se lo propone. Vaya un ejemplo, en este poema de exilio, que sin dejar de ser político, es bastante más que eso:
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¡Escríbeme qué llevas! ¿Pasas frío?
¡Escríbeme dónde duermes! ¿Está blando?
¡Escríbeme cómo te ves! ¿Aún la misma?
¡Escríbeme qué añoras! ¿Es mi brazo?
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¡Escríbeme cómo estás! ¿Te dejan tranquila?
¡Escríbeme en qué andan! ¿Aguantarás?
¡Escríbeme qué haces! ¿Todavía algo bueno?
¡Escríbeme en qué piensas! ¿Es en mí?
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Por supuesto sólo tengo para ti mis preguntas
Y escucho la respuesta, ¡cómo cae!
Si te cansas, no puedo llevar carga por ti.
Si tienes hambre, no tengo comida para darte.
Y justo estoy así, como fuera del mundo
ya en sitio alguno, como si te hubiera olvidado.
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(“Preguntas”)

El volumen presenta unas pocas erratas, que salvo en un caso —poner “cofias” por “cofas”, que es el término náutico que corresponde— no dificultan la comprensión de los textos.
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NO PUDIMOS SER AMABLES: Antología poética (1916–1956), de Bertolt Brecht (edición bilingüe de José Luis Gómez Toré). Galaxia Gutenberg, 2023. Barcelona, 816 págs.

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