Cómo los pies influyen en el dolor de rodilla y qué hacer para evitar lesiones en las articulaciones

La salud del pie impacta directamente en la rodilla, la cadera y la columna. Fortalecer su estabilidad y elegir el calzado adecuado son claves para evitar lesiones.

Dolores de rodilla

Redacción El País
Los pies son una verdadera obra de ingeniería. En apenas unos centímetros concentran 26 huesos, 33 articulaciones y más de un centenar de músculos, tendones y ligamentos. Su función es compleja: deben ser firmes para impulsar cada paso y, al mismo tiempo, flexibles para amortiguar el impacto.

Cuando el arco plantar pierde firmeza, la distribución del peso se altera y otras articulaciones —como rodillas y caderas— se ven obligadas a compensar. Eso abre la puerta a dolores y molestias que muchas veces se atribuyen a la rodilla, pero cuyo origen está mucho más abajo.

Uno de los ejemplos más frecuentes es la sobrepronación, cuando el pie se inclina demasiado hacia adentro. Este movimiento arrastra a la rodilla y genera lo que se conoce como valgo dinámico. A la larga, no solo duele la rodilla: también puede aparecer molestia en la cadera o en la zona lumbar.

El rol clave del calzado

El tipo de zapato que usamos a diario tiene un peso decisivo en la salud del pie. Una amortiguación exagerada puede desconectarlo del suelo y restarle estabilidad, aunque en algunos casos —como en personas con pies especialmente inestables— esa característica se transforma en aliada.

Las hormas angostas, en tanto, comprimen los dedos y debilitan la musculatura. Por eso, el mejor calzado no es el más caro ni el que promete tecnologías milagrosas, sino aquel que respeta la forma natural del pie y le permite moverse con libertad.

Hombre con dolor de rodilla. Foto: Christin Klose/dpa
Zum Themendienst-Bericht vom 12. August 2019: Schnell ist es passiert: Ein Stolperer oder Sturz beim Joggen und schon sind die Schmerzen da.
Christin Klose/picture alliance/dpa/dpa-tmn

Rutinas simples para fortalecer

No todo depende del calzado. Hay ejercicios fáciles que ayudan a mejorar fuerza, equilibrio y estabilidad. Algunos recomendados son masajear la planta del pie con una pelota o una botella congelada, arrugar una toalla con los dedos para activar el arco plantar, caminar en puntas de pie o realizar elevaciones de talón en un escalón.

Este último se destaca por ser integral: fortalece los gemelos, activa el arco y mejora el equilibrio. Practicados de forma regular, estos gestos sencillos ayudan a prevenir lesiones, corrigen desbalances y contribuyen a una mejor postura en general.

Al fin y al cabo, cuidar los pies no es solo evitar juanetes o callos: es invertir en la salud de todo el cuerpo.

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