Analizaron el desarrollo neurológico y el comportamiento de los niños nacidos en pandemia y estos son los hallazgos

Investigadores encontraron que algunos de los niños nacidos en pandemia tienen comportamientos intensos, ya sea de euforia o temor, cuando se encuentran en espacios abiertos.

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Niños jugando en el parque.|
Foto: Pixabay

El Tiempo/GDA
Muchos niños nacidos en los meses anteriores y durante la pandemia del Covid-19 han mostrado alteraciones notables en su desarrollo neurológico, comportamiento y en la manera en que su sistema inmunológico reacciona a las enfermedades.

Varios de estos menores, incluidos aquellos con Trastornos del Espectro Autista (TEA), han evidenciado reacciones atípicas ante estímulos, mayor dificultad para comenzar a hablar, socializar y relacionarse con otros niños, además de sufrir más episodios infecciosos y tener una respuesta clínica menos favorable.

Algunos exhiben comportamientos más intensos, ya sea de euforia o temor, cuando se encuentran en espacios abiertos, y en cuanto a la alimentación, también se han observado variaciones que van desde la desnutrición hasta el sobrepeso.

En los niños diagnosticados con TEA, se han notado cambios significativos relacionados con problemas conductuales, de comportamiento y manejo de la ansiedad.

Estas observaciones son parte de las consultas frecuentes que han realizado pediatras de distintas subespecialidades en el país, entre ellos expertos en neurología, neurodesarrollo, infectología y nutrición, quienes compartieron sus experiencias en una entrevista con el ‘Listín Diario’.

Entre los expertos entrevistados figuran Christian López, especialista en neurología pediátrica y desarrollo infantil, presidenta de la Sociedad Dominicana de Neurología y Cirugía Torácica; Lina Vásquez, pediatra con especialidad en nutrición, y Madelin Reynoso Ruiz, pediatra experta en enfermedades infecciosas. Las tres forman parte de la directiva de la Sociedad Dominicana de Pediatría.

Debido al confinamiento

Los expertos atribuyen estas diferencias en los comportamientos al hecho de que el período en el que estos niños estuvieron aislados y sin interacción con el entorno coincidió con la etapa en la que comenzaban su desarrollo natural.

Detallan que, durante varios meses, muchos de estos pequeños solo interactuaban con sus padres, ya que el confinamiento les impidió relacionarse incluso con sus abuelos, y mucho menos con otros niños.

En términos generales, los especialistas indican que la falta de estímulos en los primeros años de vida afectó la adaptación de estos niños, requiriendo un mayor esfuerzo para promover su desarrollo. A pesar de esto, mencionan que han logrado avances graduales, aunque aún persisten algunas secuelas.

Desarrollo neurológico

La doctora Christian López, especialista en neurología pediátrica, presidenta de la Sociedad Dominicana de Neurología y Cirugía Torácica, y experta en neurodesarrollo, sostiene que los cambios en el desarrollo neurológico y conductual son notables en los niños que nacieron a finales de 2019, durante 2020 y el resto del período pandémico.

La doctora clasifica estos cambios en tres grupos: los niños con diagnóstico previo de TEA que vivieron la pandemia; aquellos nacidos en 2019 que pasaron la mayor parte de su etapa crucial de desarrollo en confinamiento; y los niños nacidos después de la pandemia.

“Es indudable que los niños nacidos previos y durante la pandemia tuvieron cambios en su neurodesarrollo, lo que afectó a cuidadores y sus padres”, señaló la especialista en una entrevista con ‘Listín Diario’, detallando los desafíos que se han enfrentado con estos niños para superar dichas alteraciones, muchas de las cuales aún persisten.

Resalta que los niños neurotípicos que nacieron poco antes de que comenzara la pandemia, aquellos que tenían entre ocho y diez meses cuando llegó el Covid-19, se vieron afectados en su desarrollo, ya que fue justo en ese momento cuando empiezan a surgir los hitos de crecimiento, pero no pudieron estimularse adecuadamente debido al confinamiento y la falta de interacción con el exterior.

En el caso de los niños diagnosticados con TEA, señala que hubo dos situaciones distintas: por un lado, perdieron sus rutinas habituales, ya que no podían asistir a la escuela, lo que generó ansiedad tanto en ellos como en sus familias, lo que resultó en la aparición de trastornos conductuales.

"Niños que nunca habían tenido problemas de conducta, las madres me llamaban porque el niño estaba rompiendo cosas en la casa", comentó la doctora.

La doctora López recalcó que los problemas de conducta y la ansiedad no se resuelven de inmediato, y que el proceso de superación está tomando tiempo.

Mencionó el caso de un niño con TEA que se sintió aliviado durante la pandemia porque tenía dificultades con las habilidades sociales, y en ese periodo no necesitaba interactuar con otros.

Sin embargo, otro paciente lo pasó muy mal debido a los cambios en su rutina, y al finalizar la pandemia, tuvo problemas para reintegrarse, dificultades que aún persisten en algunos casos.

La especialista en desarrollo infantil recuerda que un grupo de estos niños experimentó cuadros de ansiedad y miedo. Relata el caso de una madre cuyo hijo, nacido durante la pandemia, gritó inesperadamente la primera vez que lo llevaron a un parque.

“La pandemia nos marcó a todos, tanto a los cuidadores como a los pacientes y al día de hoy, todavía se empujan secuelas de esa ansiedad y retraso en los estímulos del desarrollo", concluyó.

Mayor incidencia de infecciones y peor respuesta

La doctora Madelin Reynoso Ruiz, especialista en pediatría infecciosa y miembro de la Sociedad Dominicana de Pediatría, sostuvo que la pandemia generó un aumento en las oleadas de eventos infecciosos de diversas índoles en los niños, acompañadas de respuestas clínicas menos favorables.

Según explicó la doctora, esto se debe a múltiples factores, entre ellos el aislamiento de los niños, la reducción en la cobertura de vacunas y la falta de interacción con entornos como escuelas, parques, guarderías y actividades familiares al aire libre, así como la escasa convivencia con otros menores, el sedentarismo y una alimentación inadecuada en el hogar.

Destacó que el sistema inmunológico es una estructura compleja compuesta por órganos y tejidos en constante evolución y desarrollo, y que un elemento crucial en este proceso es la exposición al ambiente, que permite que el sistema inmune se fortalezca y se vuelva más resistente ante las agresiones del entorno.

La doctora también señaló que cada cuerpo tiene una naturaleza diferente, y los niños no son la excepción: “La idiosincrasia de cada organismo hace que cada uno responda distinto, así como la falta de exposición durante este tiempo modificó sus respuestas inmunitarias, también se supone un cambio en los microorganismos estacionarios, tornándose de presentación más agresiva”, comentó.

La doctora Reynoso Ruiz señaló que en un niño con un sistema inmunológico saludable, es normal esperar entre 10 y 13 episodios infecciosos al año, y ha notado un patrón similar en los casos que ha observado.

Por su parte, la doctora Lina Vásquez, pediatra experta en nutrición y tesorera de la Sociedad Dominicana de Pediatría, mencionó que la evidencia muestra que cualquier impacto en la salud física o mental de la madre influye directamente en los hijos.

Si la madre no se alimenta adecuadamente, los niños pueden sufrir deficiencias de nutrientes, lo que puede generar diversas consecuencias.

Entre los niños afectados, explicó, se ha visto un aumento en la obesidad, probablemente relacionado con el mayor uso de pantallas y la falta de actividad física.

No obstante, en países donde las familias dependen de programas sociales, muchos de los cuales se suspendieron durante la pandemia, ha habido un incremento en la desnutrición, lo que ha afectado tanto el peso como el crecimiento en estatura de los pequeños.

Tanto la desnutrición como la obesidad, aclara la experta en nutrición, son formas diferentes de malnutrición, y además existe la desnutrición por deficiencia de micronutrientes, como la anemia causada por la falta de hierro.

Mencionó un estudio que encontró que durante la pandemia muchas madres mostraron síntomas de estrés y depresión, y esto se asoció a retrasos en el desarrollo de habilidades motrices finas en algunos niños, aunque la mayoría presentó un desarrollo superior al esperado para su edad.

“Este estudio concluyó que la pandemia por COVID-19 sí influyó en la salud mental de las madres. Queremos reforzar aquí que el comportamiento de los padres determina el comportamiento de los hijos en el diario vivir, desde la forma de alimentarse hasta la actividad física, el sueño, la capacidad y forma de interacción social”, subrayó la doctora.

Comentó que, a través de la observación, se ha detectado que muchos niños nacidos antes y durante la pandemia presentan comportamientos psicológicos que podrían verse afectados negativamente por el confinamiento.

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