Santiago Gutiérrez Silva
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SEGUIR SANTIAGO GUTIÉRREZ SILVA Introduzca el texto aquí El cotidiano debate público en Uruguay suele transitar por la inmediatez de la agenda pública. Bailamos alrededor de la última declaración explosiva del dirigente de turno, usualmente frases enlatadas llenas de épica y poesía, con muy poca sustancia real y poco aggiornadas. Vivimos enfrascados en discusiones sí políticas, o sobre política partidaria, pero poco sobre políticas públicas o visión estratégica de país.
SEGUIR SANTIAGO GUTIÉRREZ SILVA Introduzca el texto aquí Entramos en la primera curva de la campaña camino al referéndum por la LUC; sin dudas, una curva cerrada. Con sorpresa y pena asistimos a un lanzamiento de campaña del matrimonio electoral entre el Frente Amplio y el Pit-Cnt que muestra que para este bloque, el fin justifica los medios, y ese fin es meramente electoral. Tanto los spots como los discursos de sus dirigentes, apuntan a presentar una cruzada contra un enemigo imaginario, ese enemigo que desearían tener. El enemigo que siempre necesitó parte de la izquierda para definirse.
SEGUIR SANTIAGO GUTIÉRREZ SILVA Introduzca el texto aquí Decía en mi columna anterior que la dificultad de ubicar al Partido Nacional en la palestra del típico (y usualmente binomial) análisis político a lo largo de la historia, radica en su propio origen y derrotero. Al ser el nuestro un “partido histórico”, es una construcción dinámica, colectiva y multigeneracional. Su acervo de ideas evoluciona a partir de la decantación de su acción en la realidad nacional. A diferencia de esto, de los “partidos de ideas” nutren su pensamiento en base a distintas vertientes ideológicas europeas, casi todas del siglo XIX, provenientes de los centros de dominación mundial y colonización (sic. Miguel Cecilio).
SEGUIR SANTIAGO GUTIÉRREZ SILVA Introduzca el texto aquí En las últimas semanas, tanto el trágico fallecimiento de Jorge Larrañaga, como un nuevo aniversario de la vuelta de Wilson al país, llevaron a revivir ese desgastado debate sobre qué es el wilsonismo, y consecuentemente quién lo representa de mejor manera, o dónde está. Los “ismos” luego de la muerte del líder sufren. Sufren cambios, vacíos, abandonos y reestructuras. Evolucionan o desaparecen. No existen marcas registradas en política sin un líder que la llene de contenido y esperanza.
SEGUIR SANTIAGO GUTIÉRREZ SILVA Introduzca el texto aquí Una crisis como la que atraviesa nuestro querido país demanda mucho más que recursos económicos, materiales, humanos e intelectuales. La conducción firme y segura, los mensajes claros y la evidencia de un rumbo trasparente se hacen fundamentales para navegar en este mar de incertidumbres. Ese mar, que el barco oriental logró recorrer con relativa calma durante gran parte del año pasado, hoy embraveció y pone a prueba todas nuestras capacidades. Olas sanitarias y económicas golpean de distinta forma a cada uno de las y los uruguayos, en una nave con estructuras firmes que capitanes y capitanas de todas las banderas han colaborado a construir y mejorar con distintas concepciones, pero mayoritariamente con altura y honor. El sistema político en su conjunto, gobierno y oposición, tiene quizás la responsabilidad más grande de los últimos treinta y cinco años. Quienes fueron elegidos por el voto popular cargan sobre sus hombros el peso de velar por los intereses de sus votantes, especialmente de los más necesitados. Pero más pesada aún debería ser la carga de la responsabilidad que la propia representatividad otorga.
SEGUIR SANTIAGO GUTIÉRREZ SILVA Introduzca el texto aquí La profunda crisis económica mundial producto de la pandemia desnudó una serie de carencias de distinta índole. Resulta fundamental para el sostenido progreso del país, que pilotear y superar esta crisis, no comprometa la estabilidad futura. Es de vital importancia administrar los esfuerzos de hoy, en clave de mañana.
SEGUIR SANTIAGO GUTIÉRREZ SILVA Introduzca el texto aquí Hace más de cien años Uruguay es espectador de lujo del despoblamiento de las zonas rurales. Zafra tras zafra, según el ciclo económico y la suerte del clima, un determinado número de productores abandona su actividad agropecuaria y emigra hacia los centros poblados buscando mejor suerte. Generalmente también lo hacen aquellos que perdieron su puesto de trabajo en esta misma situación. Con poca o ninguna formación en otras actividades que el trabajo en el campo, todos podemos imaginar qué probabilidades de independencia y éxito pueden tener estos orientales en la ciudad.