Fue director de programación de Canal 13, en Argentina, durante más de una década. Productor, guionista y autor de dos libros vinculados a la comunicación televisiva (Vivir del aire y La programación televisiva en guerra), el argentino Hugo Di Guglielmo se desempeña hoy como asesor independiente de canales y productoras televisivas. Ha asesorado, por ejemplo, a Monte Carlo TV. Di Guglielmo, además, forma parte del jurado de televisión de los Premios Iris de Sábado Show.
-Fue más de 10 años gerente de programación de Canal 13, ¿qué es lo que más recuerda de a aquella etapa?
-En general son recuerdos intensos y muy buenos. Fue una época de renacimiento de la televisión en Argentina, a partir de la reprivatización de los canales 11 (hoy Telefé) y Canal 13. Para los que fuimos parte de esa etapa (1990 a 2001) es un orgullo haber sido parte de esa transformación. Hubo puesta al día tecnológica, continuidad de proyectos, y un aggiornamiento general a lo que era la TV del mundo. Nacieron las productoras independientes y se hicieron grandes y nuevas producciones, también ayudados porque esa etapa estuvo signada por la paridad de 1 a 1 con el dólar.
-¿Trabajó en Uruguay en varias oportunidades, ¿qué impresión tiene del medio?
-Creo que es un mercado con potencial y conozco mucha gente joven con ganas de participar produciendo. Personas que comenzaron su desarrollo en el cine publicitario, quieren intentar la producción de televisión y no sólo por una cuestión económica. Les entusiasma el desafio y creo que hacen muy bien.
-¿Cuál cree que es su principal desafío a futuro?
-Uruguay es un mercado chico con respecto al mundo desarrollado e incluso con respecto a los "grandes" de Latinoamerica, como pueden ser México, Colombia, Argentina o Chile. Sin embargo, hoy las posibilidades de co-producción internacional y la corriente general de exportación no sólo de programas terminados si no también de formatos, le dan al país una oportunidad única. Lógicamente se necesita invertir y el retorno internacional no es veloz. Pero si se tiene claro esto, realmente veo una buena oportunidad para Uruguay, como gestores de proyectos propios pero también dando servicios a otros. Hoy por hoy, lo que se produce en un país, no necesariamente es para emitir en ese mismo país. Veo que algunos canales y productoras están avanzando en eso. Las puertas se abrirán cuando produzcan un primer éxito que trspase la frontera. En televisión, lo que siempre abre las puertas de los grandes cambios es un éxito. Hay que perseverar.
-¿Cómo se definiría como consumidor de televisión?
-Me resulta difícil ser televidente a secas. Quizás lo logro al ver algún partido de la selección de fútbol. Para el resto, sea ficción, entretenimiento, documentales, creo ser un televidente atípico, me fijo en los detalles que el espectador común no se fija. Supongo que son deformaciones como las de cualquier profesión. Lo que ya me aburrió son los realities tipo Gran Hermano y la sobredosis de "programas de archivo-chimenteros" que, en Argentina, son una plaga nacional.
-Mucho se habla (y se critica) el fenómeno de la TV chatarra. ¿Cuál es su posición frente a ese debate?
-Lo que se llama TV chatarra existe en todo el mundo y no va a desaparecer. Lo que hay que evaluar es cuál es su cantidad en la "dieta" televisiva. Como con la comida, cada tanto uno puede comerse una tremenda milanesa con papas y huevos fritos. Pero si esto es lo cotidiano, te vuela las arterias. En televisión, si hay mucha chatarra, te esclerosa el cerebro y tu capacidad de pensar. Y como en la comida, el consumidor (el televidente en este caso) también tiene la responsabilidad de cuidarse. Por supuesto, los emisores y el Estado también tienen su responsabilidad.
-¿La televisión debe dar al público lo que quiere ver? ¿La TV es causa o consecuencia del gusto de la audiencia?
-La televisión comercial siempre buscará tener el mayor rating posible. Eso tiene que ver con lo que el público quiere ver, que no siempre es lo culturalmente más recomendable. La gente busca entretenimiento. Pero la realidad -aunque esto no suele políticamente correcto- es que la gente termina eligiendo entre lo que hay disponible. No apaga el televisor, elige entre lo que hay. Y lo que se ofrece debe ser responsabilidad de los productores, los canales y el Estado que debe tener un control, que no implique censura. Se puede hacer buena televisión, de calidad y con rating. ¿Si es fácil ? No, no es fácil, pero hay muchos ejemplos de que es posible.