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Se viene el islamismo

En Egipto, la primavera árabe puede llevar al radicalismo

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Ha argumentado que se debe prohibir que mujeres y personas que no sean islámicas no tengan acceso a la presidencia de Egipto con base en la ley islámica, o sharia. Se ha pronunciado por un consejo de académicos musulmanes que asesore al Parlamento. Tiene un historial de declaraciones contra Israel, incluido referirse repetidamente a sus ciudadanos en términos de "asesinos y vampiros". Mohamed Morsi, además, tiene grandes chances de convertirse en presidente. Es de la Hermandad Musulmana, el grupo dominante de islamistas de Egipto, y en su primer mitin, condujo a partidarios en un canto: "El Corán es nuestra constitución, ¡y la Sharia, nuestra guía!"

A un mes de las elecciones, la batalla electoral se centra en el papel del islam en las nuevas democracias prometidas por las revueltas de la Primavera Árabe.

Morsi, quien dice ser el único islamista verdadero en la contienda, enfrenta a un islamista más liberal, Abdel Moneim Aboul Fotouh, expulsado de la hermandad favorecer un enfoque más pluralista.

Hay un tercer aspirante, el ex Canciller Amr Moussa, para quien Egipto no puede darse el lujo de un "experimento" en la democracia islámica.

El ganador fijará el rumbo egipcio, supervisará el trazado de una nueva constitución, resolverá el estatus de sus actuales gobernantes militares y moldeará sus relaciones con Occidente, Israel y su propia minoría cristiana. Pero, a medida que los islamistas se acercan al poder a lo largo de la región, el debate se vuelca hacia la esperanza de un islamismo radical y democrático.

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