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Cae confianza en partidos políticos

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Pedro Bordaberry, Luis Lacalle Pou, Pablo Mieres y Tabaré Vázquez. Foto: EFE
MON10. MONTEVIDEO (URUGUAY), 12/09/2014.- Desde la izquierda, los cuatro candidatos presidenciales uruguayos, Pedro Bordaberry, del Partido Colorado; Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional; Pablo Mieres, del Partido Independiente, y Tabaré Vázquez, del partido Frente Amplio, llegan para participar en una conferencia conjunta hoy, viernes 12 de septiembre de 2014, en la sede de la Rural del Prado, en Montevideo (Uruguay). Los candidatos, en plena campaña para la elecciones del 26 de octubre, expusieron ante los empresarios sus propuestas en el ámbito económico, con énfasis en el Mercosur. EFE/Iván Franco

LATINOBARÓMETRO

Con 25% de apoyo, se está en el nivel más bajo desde la crisis de 2002.

Un idiota es un idiota. Dos idiotas, son dos idiotas. Diez mil idiotas son un partido político". El escritor Franz Kafka resumió en esta frase parte de un imaginario: el político y los partidos generan desconfianza.

En Uruguay, solo uno de cada cuatro ciudadanos confía "algo" o "mucho" en estas instituciones públicas. Esta cifra lo ubica como el país de la región en que los partidos políticos cosechan más confianza, según el Latinobarómetro. Pero, si se compara consigo mismo, se está en los niveles más bajos desde la crisis de 2002.

Este 25% de los uruguayos que confía en los partidos políticos es, a excepción del año posterior a la crisis bancaria, el guarismo más bajo desde que comenzó a medirse el ítem: 1996. Según la academia, ello responde a una mezcla de aspectos coyunturales —léase corrupción— y un fenómeno mundial en que los partidos parecen pensados "para una sociedad que ya no existe".

El alto porcentaje de indecisos de cara a las próximas elecciones, que supera a un tercio de los electores y está en los niveles más altos desde que hay registros, es una señal de lo que está ocurriendo. "Los hechos de corrupción afectan en estas series siempre y cuando no haya una identificación político-partidaria muy fuerte", explicó Lucía Selios, doctora en Ciencias Políticas. El ejemplo más claro es que "en los 90 también hubo faltas éticas, pero la identificación partidaria era mayor".

En Uruguay las opiniones políticas "son reactivas a los ciclos electorales": cuando las papas queman y se acerca la hora de votar, aumenta la adhesión. En este sentido, "se está en una de las peores coyunturas" y justo vino a sumársele casos como el affaire Sendic, el Cambio Nelson, el accidente de un diputado alcoholizado y la acusación al intendente de Soriano.

La ética.

"El Frente Amplio se jactó, históricamente, de proceder distinto a los partidos tradicionales, pero algunos hechos demostraron que no fue así y eso hizo perder credibilidad", dijo el senador Pablo Mieres, líder del Partido Independiente.

Las faltas éticas (y presuntos delitos) que recaen sobre el exvicepresidente Raúl Sendic, y que desataron su renuncia, explican "el 80% de la desconfianza: era la segunda personalidad del país, candidato a heredar el poder", explicó el senador José Amorín Batlle (colorado).

Pero las culpas no pueden caer solo en el líder de la 711, aclaró Mieres: "Los partidos tradicionales también tuvieron sus golpes: Sanabria, Bascou, Ezquerra…". En definitiva, concluyó, "la baja en la confianza tiene que ver con la ética".

De eso "no hay duda", agregó Jorge Brovetto, expresidente del Frente Amplio e integrante del Tribunal de Conducta Política. Según su percepción, la caída en la confianza "es error de los gobernantes de turno, han cometido errores fundamentales que luego ponen en tela de juicio toda la institucionalidad".

La caída en la credibilidad de las dos grandes "familias identitarias" (el Frente Amplio, por un lado, y blancos y colorados, por otro) no se ve capitalizada por otros partidos. Es que "se está en la etapa en que el votante está enojado y se aleja", explicó la cientista política Selios. Puede que finalmente cambien su voto, que lo anulen o regresen a su "familia".

En el fondo, pareciera que el uruguayo no confía tanto en "los partidos", pero tiene mayor adhesión por "su partido". Eso explica que "haya pocas experiencias de partidos coyunturales", sostuvo el senador nacionalista Álvaro Delgado.

El partido.

En el país con más ateos del continente, la Iglesia genera más confianza que los partidos políticos. En el Uruguay que aún no cicatrizó las heridas de la dictadura, las Fuerzas Armadas logran más respaldo que los partidos. ¿Cómo es posible?

"El político es quien está más expuesto, sale en la prensa y toma decisiones que inciden en el día a día", dijo Amorín Batlle. "La gente no está siguiendo el día a día de la Iglesia", ejemplificó. De hecho cuando instituciones como las Fuerzas Armadas cobran notoriedad, "es para causas nobles como las misiones de paz o la ayuda humanitaria en las inundaciones", acotó Selios.

A los partidos se los cuestiona, pero, concluyó Mieres, "siguen siendo el eje de una democracia representativa".

AUGE Y CAÍDA DEL OFICIALISMO.

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Con la aprobación más baja desde que es gobierno: 41%.

Cuando más de la mitad de los votantes decidió que Tabaré Vázquez asumiese la presidencia por segunda vez, el Frente Amplio se convirtió en el partido con mayor permanencia en el poder tras la restauración democrática. Pero el tiempo desgasta. Tanto es así que con 41% de aprobación, la actual administración es la que genera menos apoyo desde que gobierna la colación. "El clima que se vive, por la coyuntura, va socavando las lealtades y hace que se tenga menos tolerancia", explicó Lucía Selios (cientista política).

Por eso, el senador Álvaro Delgado (Partido Nacional) dijo que más que una desconfianza en los partidos políticos, "hay un descreimiento en la fuerza de gobierno". De hecho muchos electores (2/3) ya tienen decidido a qué partido votarán en 2019.

Uruguay: una rareza en un continente de desconfianza

Los partidos políticos son, en América Latina, las instituciones públicas que generan menos confianza. El 15% de los más de 20.000 encuestados para el Latinobarómetro manifestó que los partidos tienen credibilidad. El caso más extremo, este año, es Brasil en donde solo el 7% dijo sentir confianza por las facciones políticas —recuérdese que hay más de 200 políticos acusados por la Fiscalía Federal. En términos generales, explicó Lucía Selios de UdelaR, "la identidad partidaria está más arraigada entre los adultos y pierde fuerza entre los jóvenes".

Además, señaló Selios, los electores de hoy suelen estar pendientes de un gran tema (como el ambiental), cuando los partidos son multitemáticos.

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