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La llegada a la Tierra Prometida

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Hay en las tres películas sobre el camino de César hacia la Tierra Prometida una crítica hacia algunos de los aspectos fundamentales del sistema imperante, pero también hacia algunas de las supuestas soluciones o alternativas.

En la primera película, el director Wyatt retrata cómo la codicia de una empresa farmacéutica —junto a las "buenas intenciones" de un científico— pavimentan el camino hacia un holocausto biológico.

En la segunda, con Matt Reeves como director, la paranoia y el miedo al Otro —aunque ese Otro declare abiertamente que no quiere una guerra— lleva justamente al derramamiento de mucha sangre (también ahí hay un tipo que tiene buenas intenciones).

Acá, cuando los bandos ya están atrincherados, es difícil no ver una crítica hacia males de estos días, como la crisis que generan los desplazamientos forzados de gente que huye de sus hogares para escapar de bombas y opresión, el trabajo forzado (o directamente esclavitud) y el racismo. Los humanos, acá, exhiben claramente varias de las mismas características que los colonialistas e imperialistas europeos que desparramaron fuego sobre pueblos sin tanta tecnología. Y por si queda alguna duda de qué lado está el mal en esta historia, basta escuchar quién usa el himno nacional estadounidense como motivación y apoyo espiritual en su lucha contra el enemigo.

Lo mejor de la película está en esos planteos narrativos, pero el film también funciona como una aventura. A veces remite a los westerns, solo que poniendo a los simios en el mismo lugar que los colonos que debían atravesar tierras hostiles para llegar hacia el Paraíso (hay un componente religioso y mítico en la película). Y a veces a películas de guerra como El gran escape (1963), referenciada por el propio Reeves en entrevistas.

Pero Reeves y su equipo no son del todo esquemáticos. Más allá de que los límites entre buenos y malos están nítidamente definidos, también hay lugar para un componente de misericordia en la mirada hacia la villanía, y hasta comprensión (aunque no perdón).

Hay un tropezón en el guión que sorprende para una producción de esta envergadura, pero exceptuando ese traspié, la película cumple con todos los requisitos de un buen blockbuster contemporáneo: entretiene, involucra y de vez en cuando, dispara la imaginación.

Aunque la película se presenta como el capítulo final de una historia, es más que probable que la franquicia siga adelante. Los números de la taquilla mandan cada vez más, y es poco probable que los accionistas de 20th Century Fox tengan remilgos artísticos que les impidan seguir extrayendo dólares a la marca. Pero como la historia del viaje de César, la película cierra con un más que digno y casi poético final.

El Planeta de los Simios: La Guerra [***]

Estados Unidos, 2017. Título original: War For The Planet Of The Apes. Dirigida por: Matt Reeves. Escrita por: Mark Bomback, Matt Reeves, sobre personajes creados por Rick Jaffa y Amanda Silver, basados en la novela de Pierre Boulle. Fotografía: Michael Seresin. Música: Michael Giacchino. Con: Andy Serkis, Woody Harrelson, Karin Konoval, Steve Zahn, Amiah Miller, Terry Notary, Gabriel Chavarría, Ty Olsson, Toby Kebbell, Michael Adamthwaite, Judy Greer, Devyn Dalton. Duración: 140 minutos. Estreno: jueves 3 de agosto en varias salas.

CRÍTICA - CINE

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