En Durazno volvió a ganar el rock

| La satisfacción de la gente es un fuerte estímulo para que estos festivales se repitan

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DURAZNO | LEONEL GARCIA

"Este evento es muy importante para ver cómo se comporta el público y cómo responden las bandas". Así dijo José Rambao, bajista de Buitres, poco después que su grupo cerrara la primera jornada del Pilsen Rock, el festival realizado el pasado fin de semana en el Parque de la Hispanidad, en Durazno. Y esa expresión reflejaba las expectativas de músicos, asistentes y organizadores.

Luego de dos jornadas con la actuación de diez bandas y una afluencia de gente como nunca había visto el departamento —según diferentes versiones entre 35 y 50 mil visitantes—, se puede concluir que esta experiencia fue muy exitosa. La multitud que se dio cita en las siete hectáreas del Parque de la Hipanidad tuvo un comportamiento ejemplar. Dentro del predio no se produjeron incidentes de ningún tipo. Y afuera de él, los asistentes elogiaron la hospitalidad de los duranzenses. Primera prueba, la de la gente, superada.

Y arriba del escenario, ubicado sobre un lago artificial lo que le regalaba belleza al entorno, las bandas hicieron lo suyo. El sábado 25 fue de rock clásico y de clima inhóspito. Peleando contra la llovizna —que al poco rato se tranformó en lluvia y tormenta eléctrica— y un sonido que al principio no fue el mejor, Dsus4 primero y Hereford después, con una propuesta basada en el hard rock anglosajón de los 60 y 70, se ganaron los primeros aplausos de un público ávido de música que desde la mañana había empezado a llegar al predio.

A partir de Graffolitas, únicos locales entre las bandas, con grandes referencias a La Polla Récords, el punk reinó el resto de la primera jornada. Con Trotsky Vengarán, que basó su presentación en Pogo, su recientemente editado disco en vivo, sucedió el milagro: paró de llover. Para ese entonces, la tierra contigua al escenario se había transformado en lodazal, lo que emparentó aún más a Durazno con Woodstock.

Los Buitres, encargados de cerrar el día, recorrieron toda su trayectoria desde la época de Los Estómagos hasta Que pena me da, corte que será incluido en su próximo disco. Y ocurrió lo de siempre, la comunión de esta banda con el público es algo difícil de expresar. Ver 25 mil personas cantando y saltando con El instrumento erizaba la piel al observador más frío.

SEGUNDA. El domingo 26 fue de cielo despejado y variedad de estilos. Se alternaron el rock zeppelineano de Vinilo (incluyendo una versión de Whole lotta love), la fusión de ska con guitarras distorsionadas de Once Tiros (Maldición fue uno de los temas más coreados por el público del fin de semana) y el brit-pop de Sórdromo mantuvieron en vilo a la audiencia mientras el sol estaba presente.

Cuando caía la noche, No Te Va Gustar paseó sus muchos hits en Durazno poco más de un mes después de haber llenado el Teatro de Verano de Montevideo. Su sólida actuación, aunque sin sorpresas —no suele haberlas en un festival de estas características y éste no fue la excepción— cerró las presentaciones uruguayas en el parque.

La presentación de los argentinos La Renga fue apoteósica. Una hora y media que fundió los riffs épicos y el vozarrón de Chizzo, el incansable despliegue del bajista Tete, la locomotora generada por los dos bombos del baterista Tanque, un dragón inflable y la devoción de un público entregado desde los primeros acordes de El león hasta los últimos de Hablando a la libertad. Tema que cerró, a las 22.30 del domingo, la primera edición del Pilsen Rock.

Varios factores han influido para que un evento de estas características se haya podido llevar a cabo. Desde hace años se han sucedido distintas ediciones discográficas de artistas de rock uruguayos, de mejor calidad de sonido, lo que ha ampliado el abanico de propuestas y por ende, el interés del público. Este ha adquirido otra madurez, ya no "castiga" el éxito de una banda, como en épocas no muy lejanas sino que lo tolera. Los medios de prensa le dedican más espacio en sus páginas, y las empresas ven en este movimiento un negocio rentable. Por eso es posible este y otros emprendimientos. Por lo mismo, este año se decidió institucionalizar un premio, como los "Graffiti", y por algo la cartelera de noviembre incluye numerosos recitales y festivales al aire libre en Montevideo.

Y que haya tenido el éxito que tuvo, en una plaza no rockera como Durazno, es una buena prueba de todo ésto. Y promete repetirse.

Anecdotas

El alquiler de embarcaciones "El torcaza", sobre el río Yí, hizo su agosto en octubre. Al lado estaba el camping 33 Orientales repleto de visitantes. Las cuatro canoas y los dos botes no daban abasto.

El sábado a primeras horas de la tarde, todo valía para matizar la espera: guitarreadas, partidos de ajedrez e incluso "picados" con cuadro afuera.

Si de número de remeras se trata, Buitres, La Renga y Trotsky Vengarán peleaban por el podio.

Nunca se vio tanta gente en el centro de Durazno como el sábado a la noche. Los bares, almacenes y restaurantes se vieron desbordados y tuvieron que improvisar menúes como milanesa a la galleta.

Entre canción y canción, los músicos no pararon de aullar sus odas de amor al género que estaba de fiesta: "Aguante el rocanrol" (Federico Pereda, Dsus4), "Vamo’ arriba el rock" (Diego Martino, Hereford), "Que siempre sea rocanrol" (Mauricio Vecino, Vinilo), "Viva el rock nacional, carajo" (Emiliano Brancciari, NTVG). Al contrario, la cumbia fue el blanco de los cánticos insultantes.

Franco es de Durazno y miraba el impresionante gentío con sus ojitos asombrados de 10 años. "Nunca había visto tanta gente acá, estoy feliz". Cerca de él estaba Francisco, maestro de 55 años, también de la capital departamental: "esto es una belleza, se me erizan los pelos, no sé como no lloré todavía".

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