MALESTAR DE INTERIOR Y LA POLICÍA
A menos de cinco horas de volver a las calles, el delincuente comenzó a aplicar el mismo modus operandi que le venía dando sus frutos para rapiñar.
El “rapiñero de Pocitos”, que fue liberado el viernes pasado por la fiscal Brenda Puppo, asaltó horas después una farmacia y una estación de servicio el domingo. En total y según informaron a El País fuentes del Ministerio del Interior, se cuenta con evidencia de que el hombre de 35 años realizó 10 rapiñas (ocho antes y estas dos después de recobrar la libertad) a las que se suma un hurto agravado.
Según informó el encargado de prensa de Fiscalía, Javier Benech, Puppo decidió liberar al acusado -quien había sido capturado infraganti, mientras escapaba de un intento de asalto- por entender que no existían “elementos para imputarlo en el marco de su independencia técnica”.
La decisión de Puppo, fiscal de flagrancia de 4° Turno, no tomó en cuenta una investigación que realizaba desde hacía unas semanas atrás el fiscal Rodrigo Morosoli. Este tenía evidencias para imputar al individuo por las ocho rapiñas y un hurto, y tenía la intención de librar una orden de arresto recién ayer lunes.
Según aseguraron fuentes de Fiscalía, una vez enterado de la liberación del delincuente, Morosoli libró finalmente la orden de detención que permanece abierta y tiene a la Policía tras las pistas del acusado.
Rapiñas
A la oficina de la fiscal Puppo llegó el “rapiñero de Pocitos”, luego de ser atrapado por la Policía tras un intento de rapiña en una farmacia. Al comercio sobre la avenida Brasil esquina 26 de Marzo, ingresó con tapabocas y una mochila. Allí se encontró con Erly, la encarga- da del lugar que notó sospechoso al hombre y se acercó a atenderlo. Este se bajó el tapabocas, le pidió el dinero de la caja y la amenazó diciéndole que tenía un arma oculta en su mochila.
“Ahí lo reconocí, por anteriores robos a nosotros, llegué a ver que no tenía un arma y empecé a gritar”, relató Erly a El País.
Ante esto el delincuente salió corriendo y fue perseguido por la mujer que se comunicaba mientras tanto con la Policía. Investigadores de la Dirección de Hechos Complejos fueron los encargados de la captura, quienes montaban guardias en el barrio de Pocitos.
Según asegura Erly, la noticia de la captura fue “un respiro para los comerciantes de la zona” que venían siendo víctimas del rapiñero. Pero al mismo tiempo afirma que su liberación fue como “comenzar desde cero”.
Los comerciantes, sobre todo de farmacias de la zona, conocen la forma de operar del rapiñero, quien una vez liberado repitió su accionar.
Operandi
A menos de cinco horas de volver a las calles, el delincuente comenzó a aplicar la misma estrategia que le venía dando sus frutos: ingresar con su cara cubierta por un tapabocas, amenazar con que tenía un arma de fuego y llevarse el dinero sin heridos.
Fue la forma como rapiñó la farmacia de Bulevar Artigas y Palmar, según confirmaron fuentes policiales.
Sobre las 20 horas del mismo viernes ingresó al lugar con su tapabocas, pidió el dinero de la caja y se retiró caminando. De este asalto se llevó $ 5.000, que fueron su objetivo en todo momento, ya que no mostró interés en productos a la venta.
El domingo siguiente, mantuvo esta prioridad pero cambió de objetivo. Dentro de la estación de servicio, ubicada en la esquina de Bulevar Artigas y Pagola, se encontraban un guardia de seguridad y una cajera que fueron amenazados con la supuesta arma oculta, esta vez en el bolsillo del delincuente, y así reducidos.
Así lo relató uno de los encargados del lugar, que aseguró haber constatado en las cámaras de videovigilancia una duración del robo menor a los cuatro minutos. Tras amenazar a los trabajadores, el rapiñero se dirigió a la caja, pidió el dinero y se marchó rápidamente.
Se llevó entre $ 8.000 y los $ 10.000. Uno de los empleados aseguró que se nota que se trata de un hombre “con experiencia” en este tipo de asaltos, por la calma en su accionar y el manejo de los tiempos.
Policía mostró molestia por decisión de la fiscal de liberar al rapiñero
Al malestar generado entre algunos comerciantes de Pocitos por la decisión de la fiscal Brenda Puppo de liberar al rapiñero que venía ocasionando una serie de asaltos en la zona, se sumó la indignación de autoridades del Ministerio del Interior y oficiales de la Policía que participaron en las investigaciones. Según aseguró una fuente del ministerio a El País, “la fiscal (por Puppo) dijo que no iba a investigar todas las rapiñas que el hombre tiene en su haber”.
La fuente sostuvo que para Puppo esa responsabilidad “en todo caso” era del fiscal Morosoli, pues este venía investigando al rapiñero que cometió su primer delito -en el último tiempo, porque ya contaba con antecedentes por rapiña en años anteriores- durante su turno. Para la cartera, lo que explica que Puppo no tomara las investigaciones previas de Morosoli, es la falta de comunicación previa entre ambos. “Se trató de hablar entre fiscales. No se llegó a un acuerdo. Puppo dijo que era viernes, que se venía el fin de semana y no iba a trabajar en la investigación de seis o siete rapiñas”, sostuvo la fuente.
Por su parte, la fiscal Puppo señaló al área de comunicación de Fiscalía que su decisión de liberar al acusado se basó en que no existían razones para imputar al joven por el intento de rapiña que lo llevó a su oficina. Esto, sumado al hecho de que Puppo “chequeó si existía una orden de detención para esta persona y no existía a esa hora”, aseguró la dirección.
Ante la decisión de la fiscal, el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Santiago González, informó sobre lo sucedido al fiscal de Corte, Juan Gómez. Consultado sobre lo sucedido, el jerarca se limitó a señalar que no había dado una respuesta y prefirió no hacer declaraciones sobre los hechos.