Salud
Durante la pandemia 39 establecimientos rurales, entre escuelas y una policlínica, recibieron el apoyo de una organización que garantiza el acceso a agua potable.
En América Latina, las diarreas provocadas por el consumo de agua sin tratamiento es la segunda causa de muerte en niños menores de 5 años, según datos de Agua Segura. Eso convierte al acceso al agua en una emergencia para la región y el mundo.
“El problema por el consumo de agua sin tratamiento fue detectado por Nicolás Wertheimer, que es médico y fundador de Agua Segura, mientras hacía sus guardias en Argentina. Él quiso empezar a trabajar y formó un equipo multidisciplinario para abordar esta problemática y calidad de vida de las personas a través del agua”, explicó al diario El País Lía Renzini, directora de proyectos para Latinoamérica de Agua Segura.
En 2018 llegó a Uruguay de la mano del programa de la Fundación Coca-Cola y enfocó su trabajo con INDRA, una organización local que promueve el desarrollo sostenible a través de diferentes estrategia.
“Las comunidades rurales han sido nuestro primer foco. La problemática del agua en Latinoamérica es muy semejante; aunque los territorios cambian, no tiene fronteras en ese sentido. De a poco, y orgánicamente, fuimos creciendo y llegando a distintos países. Uruguay fue el primero. Al igual que en Argentina, nos enfocamos directamente en las comunidades rurales que es donde está la mayor urgencia”, añadió Renzini.
Así, durante estos meses de pandemia, la organización colocó 35 filtros de aguas en escuelas de Tacuarembó y Durazno y en una policlínica de Salto, además de acciones educativas para promover los hábitos de higiene y prevención de enfermedades.
Trabajar en Uruguay
La primera implementación del programa en Uruguay se dio en noviembre de 2018 en los departamentos de Rivera, Tacuarembó, Salto, Durazno y Canelones.
Agua Segura trabajó con 39 instituciones rurales y se calcula que su intervención tuvo un impacto en la vida de 2.000 personas al brindar 4,3 millones litros de lo que se considera “agua segura”; es decir, limpia y apta para su consumo. Su sumaron también 39 programas de educación.
Sobre la situación a nivel local, Renzini explicó que Uruguay tiene acceso a agua segura para un alto porcentaje de su población, pero en los ámbitos más rurales es donde vieron que hay mayor necesidad de tratamiento. “Vimos que no había un consumo de fuentes directo, sino más bien un cuidado en el almacenamiento del agua”, indicó la directora de proyectos de la organización.
El problema que hallaron en el territorio fue que, desde algunas lagunas o pozos de poca profundidad, el agua se podría mezclar con el saneamiento.
Por otro lado, se eligió trabajar con las escuelas rurales. “Trabajamos de manera muy articulada y muy alineada. A nivel público, a nivel departamental, de la integración activa de las comunidades hubo una apertura y predisposición maravillosa de todos los docentes”, destacó.
¿Cómo funcionan los filtros de Agua Segura?
El trabajo de Agua Segura, impulsado por Coca-Cola y articulado por INDRA, llegó a 34 escuelas rurales de Tacuarembó y Durazno y una policlínica en Salto durante los meses de pandemia.
“Implementamos 35 filtros que representan tres millones y medio de litros de agua limpia”, explicó Lía Renzini.
Según detalló, se trata de filtros microbiológicos que mediante un sistema de filtrado a través de distintas capas de mallas retiran virus, bacterias, mal olor y turbidez del agua.
“Funcionan de una manera mecánica y son sumamente sencillos de operar. Tienen la forma de un dispensador con cuatro canillas donde hay que bajar el agua por arriba y solo pasando por las formas de filtración se purifica”, destacó.
Este sistema es recomendado por la Organización Mundial de la Salud y reconocido como uno de los más eficientes. Además, no utiliza productos químicos para lograr la purificación.
Este tipo de filtro, remarcó Renzini, tiene la ventaja de requerir un mantenimiento mínimo. “Se autolimpia a través de un sistema de retrolavado. El referente a cargo de cada establecimiento debe activarlo una vez por semana o cada dos días, dependiendo del uso. Es muy sencillo servir el agua por su forma de dispensador”, indicó.
Renzini agregó que cuentan con mejor tecnología para la filtración microbiológica.
Como un caso de éxito comentó que Elvira, la referente de la policlínica rural de Salto elegida por el programa, contó a la organización que antes debía hervir el agua que extraía de un aljibe para que fue apta para el consumo, pero que, a partir de la implementación de este filtro, no debe hacerlo más.
Pandemia
Mantener la higiene se traduce en la prevención de numerosas enfermedades. Con la llegada de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, se puso el foco en el lavado de manos y la desinfección. En ese sentido, Agua Segura se propuso ampliar su trabajo en Uruguay durante los últimos meses.
“Desde el eje de acompañar y minimizar los contagios y estar más atentos a los servicios de higiene, alineados a los objetivos de cuidar a las comunidades desde la sustentabilidad de Coca-Cola y desde la articulación con INDRA, implementamos el programa Higiene Activa con Agua Segura en las escuelas rurales de Tacuarembó, Durazno y una policlínica rural de Salto. En total fueron 35 establecimientos”, destacó Renzini.
El objetivo del programa Higiene Activa es formar referentes en las comunidades para profundizar en temáticas de higiene y barreras de prevención en centros comunitarios, comedores, escuelas y centros de salud. Normalmente es aplicado en puntos claves de las diferentes comunidades para que llegue a mayor cantidad de personas; de ahí la elección de escuelas y un centro de salud rural.
En las escuelas se trabajó con acciones puntuales como desafíos que se plantearon a los niños a través de los docentes.
“Por suerte, Uruguay tiene muy buena conectividad, entonces pudimos hacer un intercambio por videollamada. Planteamos distintos desafíos que acompañaron a la concientización de los niños y los invitamos a replicarlos en casa para contagiar un poco a toda la familia y empezar a concientizar a todos sobre la importancia de los hábitos de higiene”, detalló.
Lo social, en este contexto, se convierte en un pilar fundamental. “La importancia de la hidratación y las medidas de higiene evitan muchas enfermedades, no solo la COVID-19. Pero con la excusa de esta pusimos atención en el lavado de manos, una práctica que es fundamental para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas”, agregó la representante de Agua Segura.
Por otro lado, la organización se enfocó en trabajar desde el punto de vista ambiental. Lo que se propuso a los niños de las escuelas fue armar “clubes de protectores del agua” para concientizar sobre la importancia del recurso a nivel comunitario. Los niños tuvieron que diseñar el escudo de su club y elaborar una serie de normas alineadas con el cuidado del medio ambiente.
“Debían elaborar un trabajo con pautas para que el agua no se contamine, se valorice el recurso y se contagie a la comunidad sobre las prácticas de buen uso”, subrayó a El País.
El trabajo de Agua Segura en la región
Agua Segura nació en febrero de 2015 con “la misión de responder de forma colaborativa, innovadora y comprometida a los desafíos sociales y ambientales del agua”, explican desde la organización.
Nicolás Wertheimer, médico argentino de 26 años, investigó cómo tratar el problema y encontró una tecnología innovadora para el filtrado de agua, capaz de eliminar virus, bacterias y parásitos para volverla segura para su consumo en los filtros LifeStraw.
Gracias a la colaboración con diferentes actores de la sociedad, Agua Segura llegó a 20 provincias de Argentina y se expandió a otros países. El primero en recibir el apoyo de esta organización fue Uruguay y luego se sumaron acciones en Chile, Paraguay, Colombia y Brasil.
La organización estima que son más de 100.000 personas que cuentan con agua tratada; y el objetivo es que en número siga creciendo de la mano de la implementación de más acciones.