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La carrera por el litio y cómo queda América Latina

La región América ya tiene atrasos a nivel de plantas, y China deja poco espacio para otros inversionistas.

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Planta minera en Jujuy.
Extracción del litio. Muchos países están redefiniendo sus políticas en relación a este mineral.

La demanda mundial del litio va en aumento y ya comenzó la carrera por su explotación. Expertos estiman que podría haber cierto superávit en esta década por la gran explotación actualmente en marcha, pero luego el déficit se irá profundizando.

La carrera no estará tanto en la extracción en sí, sino más bien en la velocidad de la misma. Esto lleva a afirmar que la evolución del mercado de la oferta y demanda del litio dependerá en gran parte de las tecnologías que acompañen.

Se estima que yacimientos que hoy no resultan atractivos, con las nuevas tecnologías en progreso, sí lo serán. En otras palabras, no se descartará nada potencialmente útil en el futuro próximo. Siempre la pugna estará entre la productividad, la competencia en los precios y el cuidado del medio ambiente; esto último exigido por las legislaciones.

En la región, el “triángulo del litio” -zona limítrofe entre Chile, Argentina y Bolivia- está de parabienes al concentrar alrededor del 85 % de las reservas de litio del mundo.

Chile, con unas reservas conocidas estimadas en 9,6 millones de toneladas, según el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS, sigla en inglés), ha aumentado mucho su extracción, aunque tiene leyes restrictivas que casi no permiten ingresar nuevos actores a ese mercado. No obstante, está abriendo más espacios en esa dirección últimamente.

Argentina, con 19,3 millones de reservas conocidas de litio (según el USGS), está muy activa y, en medio de una crisis político-económica que salta a la vista, igual lidera la extracción directa en este momento.

En cuanto a Bolivia, cuenta con unas reservas conocidas de 21 millones de toneladas, dato del USGS; y demás está decir lo mucho que podría beneficiarse este país poco desarrollado si maneja bien sus cartas.

Lo cierto es que el litio es un vector de crecimiento importante en la región, pero hay riesgos fundamentalmente ligados a los procesos tecnológicos y a los inversionistas que entran en juego.

La plataforma en inteligencia de negocios BNAméricas organizó un webinar sobre este tema el pasado 18 de julio, en el entendido que la demanda del litio irá en aumento y que el debate de expertos ayuda a que esta región defina mejor sus estrategias, al mismo tiempo que aumentan rápidamente los proyectos de electromovilidad en todo el mundo.

Riesgos

Patricio Ruiz, ingeniero senior de Procesos de Ausenco (proveedor de servicios de ingeniería) y uno de los ponentes en el evento, señaló que un riesgo que vive el “triángulo del litio” es que los planes tecnológicos o la construcción de las plantas podrían retrasarse, lo que incluso ya está ocurriendo. En ese contexto, pesa que ésta es una industria relativamente nueva.

Otra alerta es que la ventaja que está tomando China como inversionista en el sector en esta región podría dejar poco espacio para otros inversionistas internacionales.

Efectivamente, China está realizando fuertes inversiones en electromovilidad, reservas de energía, minería subterránea y de superficie. Su enfoque es básicamente extractivista, es decir, el litio que se produzca en esta región se exportará, aunque está ofreciendo incluir proyectos industriales; algo similar ocurre con Estados Unidos y la Unión Europa, estando este bloque más orientado a que produzca baterías en esta región y critica de frente el objetivo prevalente extractivista chino, sin valor agregado para América Latina.

Igual China es el principal driver con una inversión de US$1.400 millones en proyectos de litio en esta región este año, que se suman a US$1.000 millones de 2020 y 2021.

“Tenemos oportunidades de desarrollar políticas nacionales para aprovechar esta ventaja competitiva; las políticas de los países del triángulo del litio son muy diferentes entre sí”, advirtió en el webinar Eduardo Gorchs, CEO de Siemens para Sudamérica. E insistió en que la solución a los problemas que se van a presentar estará en la colaboración entre los países de la región.

Rivales o aliados

Es lógico que la competencia sea la punta de lanza en la carrera por el litio, pero la experiencia de Chile con el cobre y que aplica en buena medida al litio, podría ponerse al servicio de empresas argentinas, las que ya están necesitando máquinas de exploración y más capital humano para el litio. Éstas a su vez pueden colaborar con Chile con repuestos en la frontera, por citar ejemplos.

Ya existen casos de colaboración entre empresas en zonas limítrofes en relación a otros minerales, que se auxilian ante necesidades puntuales de exploración o explotación. Esto será especialmente necesario en el caso del litio, cuya soluciones digitalizadas avanzadas están en desarrollo, dijo Gorch. “Si bien el litio no es un commodity, casi lo es, por eso los avances pueden favorecer a toda la industria”, agregó.

“No solo se trata de colaboración tecnológica, sino aprovechamiento de infraestructura y producción común. Existen distintas empresas de países diversos trabajando en una misma zona (geográfica)”, reforzó Ignacio Celorrio, CEO de Lithium Americas.

Los expertos concluyeron en que la inversión de la industria del litio es grande, pero las soluciones en esta región deberán acoplarse a cierto nivel para que las respuestas estén a la altura de la alta demanda que se viene.

Desarrollo de químicos a partir del litio

América Latina, más concretamente el Triángulo del litio, está pensando casi exclusivamente en la producción de litio, pero se podrían hacer en esta locación desarrollos de baterías, químicos y otros productos a partir del litio, señalan los expertos. “Hay que pensar no solo en el litio, sino en el litio farmacéutico y en cualquier órgano metálico del litio, donde existe mucho valor. Incluso podríamos llegar a producir litio de salmuera, cuyas reservas por ejemplo las de Bolivia, se distinguen en el mundo”, afirmó el ingeniero Patricio Ruiz, de Ausenco.

Para ello se requieren políticas nacionales, planes estratégicos a largo plazo, definición de subsidios y acuerdos entre los países.

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