Editorial

La sección Editorial de El País refleja las opiniones y posturas del diario ante temas relevantes de la realidad política y social en Uruguay y el mundo.

Sin ninguna prueba ni evidencia concreta, la izquierda fue sembrando dudas sobre la honestidad y pertinencia con la que los datos estadísticos acerca de la inseguridad eran recabados.
Así razonan, estimado lector, quienes defienden el plebiscito y representan la mitad del Frente Amplio: no importa fundir al país con tal de caer simpáticos al llamado “movimiento popular”.
Nadie podrá sostener que una conspiración mediática podía imponer a alguien con el peso propio de Blanca Rodríguez, un discurso que chocara con su ahora confirmada visión ideológica.
La economía no es un juego. La Coalición Republicana ha demostrado que es capaz de gestionar el país con seriedad, mientras que el FA no ha sido capaz de presentar un plan económico claro.
Además de obras como la de la ruta 6, se han hecho puentes que convirtieron pesadillas en idilios. Pueblos que para llegar a servicios que no estaban lejos, tenían que dar enormes vueltas.
“Computadora” es un libro que no puede dejar a nadie indiferente: atañe al relato de la resistencia a la dictadura que ha creado la izquierda, y por tanto tiene consecuencias sobre su identidad.
“Eliminar el sistema mixto de la seguridad social -decía el ministro Danilo Astori- es una muy mala decisión para el país, que va en el sentido contrario al rumbo que necesitamos”.
El presidente Lacalle Pou con toda razón dijo al inicio de su mandato que su tarea debería ser juzgada en torno a la mayor libertad para los uruguayos. Es tiempo de seguir ese principio.
Cuando gobernaba el FA, tanto el expresidente Mujica como el exfiscal de Corte Jorge Díaz reclamaban los allanamientos nocturnos. Ahora, el primero calla y el segundo los rechaza.
Una cosa son las “fake news”. Otra muy distinta es querer condicionar el discurso público para volverse inmune a las críticas. La gente, en buena medida, ya se da cuenta de lo que sucede.
Un partido político uruguayo no puede permitirse la complicidad con dictaduras, y es responsabilidad de todas las fuerzas políticas, sin excepción, estar del lado correcto de la historia.
Parte de la vehemencia del discurso de Abdala podría explicarse por hablar ante embajadores que insisten en manejar textos tibios, que quieren ofrecerle una salida decorosa a Maduro.