Elecciones en Venezuela
@| El domingo 20 de mayo, se efectuó en Venezuela un acto electoral, que suponen una elección presidencial. No obstante, es oportuno recordar que, para que existan elecciones, esas que son parte de los presupuestos esenciales de la democracia, se requiere que existan garantías, que el voto sea secreto, que la autoridad sea imparcial, que sea clara la data del registro electoral, que exista libre participación política, en fin, que el acto de votación refleje la voluntad del cuerpo electoral.
En Venezuela, la autoridad electoral, esto es, el Consejo Nacional Electoral o CNE se compone de cinco rectores, cuya designación compete al Parlamento. Pues bien, vencido el periodo de estos rectores, el Tribunal Supremo de Justicia extendió su labor más allá del periodo establecido por la Constitución y luego les ratificó en sus cargos, todo ello mediante sentencias que se sobreponen a la Constitución, bajo un triste y débil argumento como el supuesto “desacato” del Parlamento, con el que pretenden arrebatarle toda competencia, pues como se recordará, en 2015 el Parlamento pasó a componerse con mayoría opositora a Maduro, pero rápidamente, anularon su acción en los hechos mediante otro artilugio procesal, disparatado y quijotesco que, en la práctica deja sin representación parlamentaria a todo un estado (departamento).
Ese mismo CNE, acabó con las esperanzas del revocatorio, imponiendo sobre la marcha requisitos adicionales a los que indica la Constitución y desconociendo su propia práctica en el referéndum de 2004. Este era el camino pertinente y constitucional para solventar la crisis política, pues presentaba la cuestión no como una elección presidencial sino como una manifestación de voluntad que únicamente iba a reflejar si el país quería o no la continuidad de Maduro, con lo cual, sus adversarios políticos del tinte que fueren, se aglutinaban en una sola dirección. Estaban claros que la oposición unida arrasaría como ocurrió en las elecciones parlamentarias y no lo permitieron.
Ese misma autoridad electoral, inhabilitó a las voces más poderosas de la oposición (ya otros están presos o exiliados) y no permitió por ejemplo la auditoria al Registro Electoral, base de datos clave, para determinar la masa de votantes. Sumado a esto, se ofreció descaradamente ayuda económica y cajas de comida a cambio de votos, en un país que muere de hambre.
El domingo 20 de Mayo, Maduro se sometió a un cuerpo electoral que no se sabe quiénes lo conforman, con unas autoridades ilegitimas de origen y con indicios claros de parcialidad como supuestos “garantes” y ante un contrincante representado por un antiguo chavista sin clara postura política, sin olvidar a los partidos proscritos y hay que decirlo, sin olvidar también a la oposición fragmentada por falta de unidad y acuerdo, no solo en la estrategia sino en la vocería.
Tristemente, lo del domingo no fue un evento electoral, fue solo una pantomima más de una infame dictadura.