Negocios
El proyecto tendrá capacidad para unas 10 empresas, y las marcas Birra Bizarra y Underground Beer Club serán las dos primeras marcas en llegar
Nuevas propuestas, marcas con valor agregado, pero sobre todo personas que les apasione y quieren vivir de la cerveza artesanal. Con estos propósitos como norte, Santiago Deicas, Mariano Mazzola (socios de Birra Bizarra) y Mathías Braun, decidieron crear la primera incubadora de cervezas artesanales del país.
El proyecto, que estará ubicado sobre la Ruta 101, requirió una inversión cercana a US$ 1 millón, ocupará unos 500 metros cuadrados (m2) con capacidad para producir 50.000 litros mensuales (y la posibilidad de llevarlo a 150.000) y tendrá lugar para unas 10 marcas. A la espera de los nuevos equipos «con lo más moderno en tecnología del sector» que llegarán en el mes de marzo y con nombre y el arte aún por definir, el plan es comenzar a «cocinar» en junio, comentó Mazzola.
Las marcas que inaugurarán la incubadora serán Birra Bizarra y Underground Beer Club (proyecto de Mazzola para generar cervezas especiales) y se espera cerrar este año con cuatro incubados más.
Tendrá capacidad para producir 50.000 litros mensuales, pero puede ampliarse a 150.000 litro.
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Según explicó Mazzola, la iniciativa comenzó como la ejecución del plan inicial de Birra Bizarra de «independizar» su producción que hasta ahora se hacía en forma tercerizada. En el camino decantó en un espacio para que otros desarrollen su «sueño de vivir de la cerveza artesanal».
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«Desde siempre con Birra Bizarra la idea fue tener nuestra fábrica así que, después de muchos años de trabajar en forma tercerizada, llegó el momento de armarla. Pero como nos gusta esto de vivir de lo que nos apasiona decidimos que era la oportunidad para que otros puedan hacerlo. Entonces a la hora de definir las capacidades que tendría nos gustó la idea de armar un lugar para los que están haciendo cervezas o para los que le dan ganas pero no tienen tiempo o los medios económicos», detalló.
En esa línea es que definieron que la barrera de ingreso casi no exista. El empresario explicó que no es necesario abonar nada, solo tener la idea, el tiempo para dedicarle a desarrollar el proyecto y «compartir los mismos valores que tenemos», definió. Del resto, se encargarán los responsables de la incubadora. Esto implica desde los equipos para producir la cerveza, los insumos, la logística, los contactos con proveedores y posibles clientes y hasta la red de contacto en el exterior que llegarán para dar capacitación.
«El objetivo es elegir cuatro o cinco proyectos por año al que aplicaremos nuestros recursos para que se conviertan en un jugador importante dentro de la categoría cerveza artesanal en Uruguay en el mediano plazo.
Aprovecharemos la sinergia que se generará entre las nuevas iniciativas que surjan para potenciar el desarrollo comercial basado en la variedad y no en la cantidad. De hecho, la fábrica está pensada para hacer muchos estilos de cerveza y no muchos litros de la misma. Además, al estar centralizado bajaremos costos de producción, distribución, almacenamiento, compra de envases y tendremos todos los registros y permisos necesarios», detalló.
A entender de Mazzola, el mercado uruguayo aún tiene espacio para más marcas y tipos de cervezas artesanales porque «al consumidor de artesanales le gusta la variedad». «Año a año cambia la que más se consume, esto habla que aún hay espacio para más jugadores», finalizó.