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Seguridad por mano propia: los vecinos que salen a combatir el crimen

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Vecinos de Neptunia y Pinamar
Vecinos de Toledo se organizan para patrullar las calles contra la delincuencia e inseguridad, foto Fernando Ponzetto - Archivo El Pais, nd 2018612, recorren barrios de la ciudad para evitar hurtos, Dpto de Canelones,
Fernando Ponzetto/Archivo El Pais

NEPTUNIA Y PINAMAR

Vecinos de Neptunia y Pinamar sufren ola de robos y los recursos policiales parecen insuficientes anta la explosión demográfica de la región. Algunos se han organizado contra el crimen; armados y con esposas han practicado cinco arrestos ciudadanos.

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El Tuerto, El Tata, El Mono, El Alan o La Yúrico son los apodos de ladrones de Neptunia y Pinamar (Canelones). Hoy enfrentan procesos ante la Justicia pero con la diferencia de que no fueron detenidos por la Policía, sino por el grupo de vecinos “Nep-Nor”, que lleva cinco arrestos ciudadanos en lo que va del año.

“Somos una especie de ministerio del interior a pequeña escala”, asegura Carolina, vecina de Neptunia Norte, funcionaria de un banco y fundadora del grupo de seguridad. Prefiere no aparecer en fotos y da testimonio con nombre de pila por temor a represalias de los delincuentes.

“Nep-Nor” nuclea a más 200 casas en la zona norte del balneario y se creó en 2016. En sus viviendas figura un cartel amarillo con la leyenda “Vecinos unidos”. La historia del grupo está emparentada a la de tantos miles de agrupaciones de “vecinos alertas” que funcionan en todo el país como consecuencia de la inseguridad. Pero en su caso, la insatisfacción con la respuesta policial ha generado que den un paso más: salen a combatir el crimen en una práctica al filo de la cornisa legal.

El juez letrado de Atlántida, Marcos Seijas, asegura que el arresto ciudadano requiere de la flagrancia delictiva; es decir que solo se puede detener al delincuente mientras está cometiendo el delito o inmediatamente después. La siguiente condición es llamar a la Policía. "Y por supuesto que no se puede agredir a la persona retenida", añade.

Los vecinos dicen ser conscientes de las limitaciones y riesgos de su práctica. "No es inteligente pegarles si no podemos llamar a la policía para que se los lleven", asegura Mario, herrero y uno de los vecinos más activos en los arrestos.

De acuerdo a los estatutos de ‘Nep-Nor’, cada vez que hay un robo, llaman al 911 y luego dan la alerta en el grupo de WhatsApp. "Están entrando en tal lado". Los miembros más activos tienen una aplicación de walkie-talkie en el celular por lo que si están durmiendo o en otra actividad, el audio de alerta se dispara en modo de altavoz. Entonces acuden rápidamente a la casa en cuestión.

“La respuesta inmediata siempre la damos”, asegura Mario. Agrega que los integrantes con más disponibilidad y menos temor son unos 10. Al salir para esta clase de "operativo", cada uno comparte la ubicación en tiempo real de modo que los demás puedan monitorearlos por GPS. Desde la computadora, Carolina los dirige en función de las pistas que haya sobre la huida de los delincuentes.

Vecinos de Neptunia y Pinamar
Un grupo de vecinos de estos balnearios está preocupado. Foto: Fernando Ponzetto

La persecución puede terminar con el arresto ciudadano; pero si el ladrón escapa, comienza la investigación. En las siete manzanas de su zona de influencia, los vecinos instalaron cámaras. Los autos de muchos de ellos también tienen cámaras. Revisan las grabaciones para lograr una identificación del autor del robo. "Hacemos una captura y compartimos la imagen en un grupo de WhatsApp donde hay vecinos clave, muy informados. En media hora tenemos nombre, apodo y página de Facebook", asegura Mario.

La última detención fue el 2 de setiembre a las 13:30. El Tata, a quien tenían filmado mientras robaba una casa, caminaba por la calle principal Los Pinos cuando lo reconoció una vecina. Le sacó foto y dio la alerta. A los 15 minutos, Mario y Alfredo lo abordaron una la esquina. El Tata se resistió con un fierro pero lo redujeron y esposaron para llamar a la Policía.
Con todo, el desenlace no fue el esperado. Como no lo detuvieron en flagrante delito, la fiscalía lo liberó y está de nuevo en la zona, aunque se sabe vigilado. “Más no podemos hacer", se resigna Carolina.

políticas de seguridad

¿Qué dicen los candidatos sobre la custodia civil?

La seguridad es uno de los temas centrales de la campaña electoral.
Pero el problema (o la solución) de los “vecinos en alerta” o de aquellos que toman un rol más activo contra la delincuencia solo está referido vagamente en algunos de los programas de los partidos de oposición. Cabildo Abierto, de Guido Manini Ríos, es quien más desarrolla el tema con una idea que genera polémica: propone crear la figura del “serenazgo”, autorizando la creación de cuerpos de vigilancia controlados por la Policía pero compuestos por militares o policías retirados, “particularmente para la vigilancia territorial nocturna”. También plantea revitalizar a la Policía Comunitaria. El Partido Nacional promete fomentar la modalidad de “vecinos en alerta” y “establecer protocolos para la comunicación entre las autoridades y los referentes barriales”. El Partido Independiente propone readecuar las comisarías. En su programa el Partido de la Gente propone la creación de una “reserva policial” y “coordinar seguridad privada con pública”.

El juez Seijas estima que este tipo de arresto no está amparado por la legislación. "En estos casos, lo que tienen que hacer los ciudadanos es aportar la filmación o las pruebas que tengan al Ministerio Público, quien está facultado para solicitar al juez una orden de detención".

Los vecinos argumentan que aportaron esa filmación, como otras. Pero encuentran una barrera: el sistema informático de denuncia no admite videos mayores a 10 MB (megabytes); lo que obliga a reducir la calidad de imagen a riesgo de que un rostro quede irreconocible. "Tenemos cámaras 4k pero para la investigación policial no sirven", dice Mario.

Para ellos las autoridades consideran al hurto un “delito menor”. Carolina complementa: "No ponen ganas. Nunca vi a un policía entusiasmado, con esa misma pasión que le ponemos nosotros".

Robados

Neptunia, Pinamar y Salinas (los balnearios más próximos a Montevideo luego del peaje Pando) viven una explosión demográfica. Al censo 2011 residían 23.447 habitantes, pero hoy se estima el doble. Es el nuevo destino de la clase media saliente de Montevideo.

El crecimiento también trajo delitos. Con cada vez mayor frecuencia se producen casos graves, como el asesinato del niño Inti (septiembre de 2018) o de la funcionaria de la estación Ancap, Ana Claudia Ferreira (mayo de 2018), aunque el delito más frecuente es el hurto.

servicio de respuesta

Polémica con empresas que hacen vigilancia

“Seguridad activa” o “preventiva”. Bajo esa denominación, algunas empresas ofrecen un servicio no solo de respuesta a una alarma, sino que también busca prevenir los delitos con diferentes métodos de vigilancia. Por ejemplo, en Carrasco, Parque Miramar y Lomas de Solymar trabaja la firma Kaibil, la que cuenta con más de 2.000 clientes. Los servicios incluyen videovigilancia barrial y “patrullaje” en una moto. Los guardias realizan de cinco a 10 arrestos ciudadanos por mes, según supo El País. Pero la empresa ha sido observada por el Ministerio del Interior debido a que el patrullaje público es competencia única de la Policía. La empresa argumenta que están custodiando bienes privados para clientes particulares. Más duro cuestionamiento ha recibido el servicio de “llegada asistida” para evitar copamientos. El cliente llama cuando está por llegar a su casa y un guardia en moto lo acompaña hasta que abre el portón e ingresa. Lo que el Ministerio del Interior argumenta es que ese “patrullaje” no puede ser privado.

Por estos días, varias manzanas de Neptunia Sur están en alerta por 20 robos de casas en menos de un mes. A Javier Riestra lo desvalijaron una mañana mientras salía a hacer feria. A Ana María, abogada, le robaron siete veces en un año. A Pablo, chofer de ómnibus, tres veces en una semana. Patricia Donati, jubilada argentina, lleva 15 años en la zona y nunca se sintió tan insegura.

Marcos Acuña, a quien le entraron estando él con una bebé recién nacida, asegura: "Hay un descuido general. La zona está creciendo y la Policía y el Estado en general no están preparados". Otro ejemplo refiere al alumbrado público: los vecinos suelen comprar e instalar los focos ante la demora de UTE y la intendencia.

Pero sobre todo se quejan de la casi nula respuesta policial. La seccional 22 de Salinas, que comprende esa región, cuenta con dos patrulleros y uno está destinado a la protección de una mujer bajo amenaza de violencia doméstica. Es cierto que de la central 911 se derivan móviles de otra zona pero demoran media hora o más. “Tenemos una comunicación fluida con la Policía, pero sabemos que no tienen recursos para atendernos. Ya está, lo tenemos asumido”, dice Carolina.

El magistrado Seijas lleva seis años en la zona y coincide en que los recursos policiales parecen insuficientes para la gran cantidad de personas residentes.

El panorama favorece la creación de los grupos de seguridad. “Nep-Nor” tiene cinco subgrupos e invitan a otras zonas a organizarse, inclusive a los del sur. "Pero acá vive mucha gente mayor", dice Riestra. "No importa", retruca Mario. "No todos tienen que salir a perseguir ladrones. Con mirar por la ventana ya alcanza para pasar un dato", argumenta.

Algunos del grupo tienen porte de armas, pero, dicen, solo las han empleado a modo intimidatorio. “Tratamos de infundir respeto, de demostrar que no tenemos miedo, los miramos a los ojos, nos mostramos firmes, les decimos que se queden quietos y los esposamos”, revela Mario.

Según el vecino, cada vez son más los que están venciendo el temor de enfrentar a cierto tipo de delincuentes. "Los que agarramos son rateros pastosos (por la pasta base). Los revisamos y no tienen más que un encendedor. Con los violentos, ya es otra cosa. Si me entero de una rapiña en la estación ni me aparezco".

Policía municipal
En Cerro Largo funciona la Policía Municipal. Foto: Archivo El País
Una fuerza diferente

Una Policía para la convivencia

En Cerro Largo funciona la única Policía municipal del país. Depende del gobierno departamental y tiene unos 20 efectivos. Fue creada hace 10 años durante la primera gestión del intendente saliente Sergio Botana.
“No somos una policía para la violencia, sino para la convivencia”, asegura Carlos Melo, militar retirado y jefe de la repartición.
La Policía municipal interviene en casos de problemas entre vecinos como ruidos molestos u otros conflictos. Contribuye en la búsqueda de personas desparecidas y está a cargo de la seguridad en la terminal. No tiene competencias represivas pero está en permanente diálogo con la Policía nacional.

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