UN LEGADO PARA LA HISTORIA

La política todavía era un proyecto. Allá por el año 1964 Alberto Sáenz de Zumarán se juntaba a estudiar Derecho bastante seguido con su compañero y amigo Alberto Volonté. A veces lo hacían en el edificio donde él vivía en Plaza Cagancha, otras en el apartamento de Volonté arriba del cine Rex, en 18 de Julio y Julio Herrera. La militancia política recién arrancaba y el estudio se combinaba con la tarea de productor rural: Zumarán se levantaba antes de que saliera el sol para ir a buscar manzanas a una chacra que tenía la madre en Melilla. Un rato antes de las 7 de la mañana estaba en el Mercado Modelo, dejaba las manzanas y cerca del mediodía lo esperaba Volonté para ponerse a estudiar. “Yo lo recibía con el mate y unos sandwiches de mortadela y empezábamos con Derecho constitucional”, dice Volonté y recuerda que muchas veces a Zumarán se le cerraban los ojos por el sueño.

“Panza, te estás durmiendo”, solía decirle. “Flaco, me levanté a las tres de la mañana”, respondía Zumarán. Volonté cuenta la anécdota y se le llenan los ojos de lágrimas.

Wilsonista histórico y figura relevante en el regreso a la democracia, Zumarán -“el Panza”, como le decían quienes lo apreciaban- falleció en la noche del martes a los 79 años de edad. Sus restos fueron despedidos ayer de tarde en el Cementerio Central. Lo recordaron figuras de todos los partidos políticos. El presidente Luis Lacalle Pou dijo que fue “un sinónimo de la vuelta a la democracia”, el expresidente Julio María Sanguinetti habló de “un ejemplo de dignidad cívica” y el presidente del Frente Amplio Javier Miranda lo definió como “un hombre clave en la política uruguaya”.

Aunque en la historia quedó como un referente del ala wilsonista del Partido Nacional, la militancia de Zumarán se inició en el Herrerismo y la primera elección en la que participó activamente fue la de 1958. Pero tenía 17 años y no votó.

Un año después junto a un grupo de jóvenes herreristas fundó el Movimiento 8 de abril, llamado así porque el 8 de abril de 1959 falleció Luis Alberto de Herrera. Esos jóvenes empezarían a frecuentar el diario El Debate, escuchaban mucho a Eduardo Víctor Haedo y en 1962 integraron una lista que encabezaba José Francés. En ese grupo también estaban Héctor Gutiérrez Ruiz y Diego Terra Carve, entre otros. En 1966 el grupo 8 de abril liderado entonces por Terra Carve acompañó la lista 904 que encabezó Mario Heber y Luis Alberto Lacalle.

“Después Alberto toma un vuelo más alto”, recuerda Volonté, cuando se refiere al inicio del Movimiento Por la Patria, que debutó en 1971. “Todos como herreristas entramos en Por la Patria a través del ‘Toba’ (Héctor) Gutiérrez, que estaba muy al lado de Wilson e hizo un acuerdo político”.

El resto es historia más conocida y la figura de Zumarán tomó peso en los últimos años de la dictadura, con Wilson Ferreira Aldunate en el exilio. “En aquella época fue en cana más de una vez”, recuerda Volonté. En 1981 contribuyó a fundar y ejerció la dirección del semanario La Democracia, que respondía a Ferreira Aldunate.

Zumarán fue uno de los organizadores del histórico acto del Obelisco, el 27 de noviembre de 1983. “Pensábamos que, si no venía gente, los milicos nos iban a pasar por arriba”, dijo a El País en un video por los 30 años del evento. “A último momento se tapó de gente. Pero fue de golpe, yo estuve un rato antes y dije ‘los militares nos van a matar’”.

En las elecciones de 1984 Ferreira Aldunate estaba proscripto y Zumarán fue el candidato a presidente por Por la Patria, en una fórmula junto a Gonzalo Aguirre. Aquellas elecciones las ganó Julio María Sanguinetti y en la noche del domingo 25 de noviembre Zumarán fue hasta la Casa del Partido Colorado a reconocer el resultado. Sanguinetti lo recordó ayer como un gesto “inolvidable” y “de enorme valor institucional”.

Zumarán se convirtió en jefe de la bancada nacionalista en el Senado en los primeros años de la democracia y tuvo un rol importante en el proceso de la ley de Caducidad, que respaldó, igual que Wilson. “En el período de reconstrucción de la democracia y en los primeros dos años del gobierno de Sanguinetti, esos años fermentales, fue un gladiador. Le dio gobernabilidad a Sanguinetti cuando correspondía, pero tenía un vínculo muy cercano al Frente Amplio, siempre fue de una cabeza muy abierta y con claro sentido de la libertad, como buen blanco”, recuerda Volonté.

Tras la muerte de Ferreira Aldunate, en 1989 Zumarán volvió a ser candidato presidencial pero quedó tercero en el Partido Nacional, detrás de Lacalle -quien ganó la elección- y Carlos Julio Pereyra. “No declinó él, declinaron los votos. Siempre fue un tipo muy inteligente, culto e ilustrado”, sostiene Volonté. Zumarán fue senador cinco años más y luego no volvió al Parlamento. Sí fue miembro del Directorio del Partido Nacional y entre 2000 y 2005 integró la Comisión Administradora del Río Uruguay.