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Liberan por falta de pruebas al detenido por crimen de grafitero

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Las fiscales de Homicidios y la defensa del imputado dialogaron antes de la audiencia. Foto: Pablo Melgar.

CASO FELIPE CABRAL

Fiscalía de Homicidios lo formalizó por tráfico interno de armas de fuego.

Un detalle mínimo complica la resolución del crimen del artista urbano Felipe Cabral. Ayer el único detenido, un anciano de 77 años de edad, quedó en libertad tras ser imputado por "tráfico interno de armas", un delito que surge de la investigación por el crimen.

Hasta el momento, los investigadores saben que el grafitero llegó al lugar en la tarde del sábado y que se tomó unas fotos ante su dibujo. Luego se sentó en el muro que divide la casa del imputado, de la vivienda en la que el artista hizo un grafiti sobre una ventana tapiada. A su izquierda estaba la entrada secundaria de ambas residencias.

El disparo que lo mató ingresó a su cabeza por el parietal izquierdo. La bala no salió del cráneo. Para la Fiscalía de Homicidios, el ángulo de tiro se ubica desde la casa del anciano que ayer fue liberado. Sin embargo, no se puede descartar que Felipe se moviera, lo que cambiaría el ángulo y la teoría se desmoronaría. Por tanto, no es posible imputar al anciano.

"Ese es el dilema de este caso", dijo a El País la fiscal de Homicidios, Mirta Morales.

Mientras no se pruebe la trayectoria del disparo no habrá un responsable por el crimen. Los investigadores están buscando otras cámaras de videovigilancia que aporten nuevos indicios. También se pretende dar con testigos que hayan visto algún movimiento extraño.

La única formalización relacionada con el caso ocurrió en la tarde ayer. Fue por las armas que la Policía ubicó en los allanamientos. Durante 90 días el anciano de 77 años, jubilado como funcionario administrativo de la Cámara de Senadores, no podrá salir del país y tendrá que registrar un domicilio ante la Policía, pero estará en pleno goce de las libertades.

El hombre anunció que seguirá viviendo en su casa de Rambla República de México y Belastiquí, donde ocurrieron los hechos.

Datos.

La fiscal Morales indicó que en el transcurso de los allanamientos se encontraron armas no habilitadas en la casa del hombre. Informó que "en un principio (las armas) no coinciden con el proyectil que dio muerte al muchacho".

También dijo que el hombre tenía otras armas que sí estaban registradas y que algunas de ellas no fueron encontradas. Sin embargo tampoco coincidirían con la bala, según explicó.

La fiscal aseguró que todavía no hay pruebas suficientes que determinen si el hombre que fue detenido es el autor del homicidio. "Por eso no lo formalicé por ese delito", explicó.

Morales indicó que "muchas reparticiones policiales y la Fiscalía están trabajando en este caso" y que "a partir de la filmación, de la herida que produjo, de cómo vino la bala se va a poder saber de dónde se disparó y de qué distancia". "Se están haciendo muchas pericias que van a tratar de unir este puzzle", expresó y agregó que no hay otros imputados por este caso.

Ahora gran parte de la investigación se mantiene en la pericia balística. Falta localizar el arma utilizada para matar al joven. Se logró recuperar el proyectil que, si bien estaba deformado, se pudo establecer con precisión el calibre.

En la audiencia de ayer el hombre se mostró educado y en calma. En todo momento habló con respeto a la juez Blanca Rieiro y a la fiscal Morales. Ingresó si esposas y vistiendo una camisa blanca a cuadros. Correctamente peinado, calzaba unos crocs y se acompañaba con un morral desde el que sacó bebidas mientras estuvo ante la juez.

El anciano padece una enfermedad grave que le ha destrozado parte de la cara, incluida su nariz. En su lugar, utiliza una prótesis.

Ayer, cuando la juez Rieiro comenzó la audiencia el hombre se quitó la prótesis y dejó a la vista la ausencia de nariz. Fuentes de la investigación consignaron a El País que durante los interrogatorios en la Fiscalía hizo lo mismo.

"Estamos ante una persona muy manipuladora", comentó una fuente del caso.

Cuando la juez le informó que había sido formalizado y que podía retirarse luego de los registros correspondientes ante la Jefatura, el hombre pidió la palabra y dijo que se encuentra "profundamente agraviado por esta situación" y que nunca había estado en un calabozo en sus 77 años de vida. Advirtió que esto le provocó "un daño profundo en la salud".

Además, afirmó: "no hay ninguna prueba en mi contra". Con respecto a las armas, aseguró que estaban en su poder porque su padre las trajo del exterior cuando era joven y que podrían ser utilizadas para matar palomas.

Posteriormente, tras recibir la documentación correspondiente, se colocó la prótesis y se retiró de la audiencia.

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