La Nación/GDA
Un estudio realizado por la Universidad de la Sorbona en París, evidenció datos impactantes sobre la relación entre los hábitos alimenticios nocturnos y el riesgo de padecer un ataque cerebrovascular, además de complicaciones relacionadas. Durante siete años, los investigadores siguieron a 100 mil personas y monitorearon sus horarios de comida, durante los siete días de la semana. Finalmente, encontraron que comer después de las 21 horas es contraproducente.
Las mejores y peores horas para cenar.
A lo largo del estudio, se observó que un tercio de los participantes cenaba antes de las 20 hs, mientras que otro tercio lo hacía después de las 21 hs. En ese lapso, 2000 personas experimentaron complicaciones relacionadas con enfermedades vasculares, como ataques cardíacos, ictus y mini ictus.
Los resultados de la investigación indicaron que aquellos que cenaban después de las 21 hs tenían un 28% más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular, además, por cada hora adicional después de las 20 hs que alguien ingería alimentos, sus posibilidades de sufrir un ataque isquémico transitorio, una condición en la que el suministro de sangre al cerebro se interrumpe brevemente, aumentaban en un 8%.
“Nuestros resultados sugieren un beneficio potencial de adoptar patrones de horarios de alimentación más temprano y combinar un período de ayuno nocturno más prolongado con una última comida en un horario previo a las 21, en lugar de saltarse el desayuno, en la prevención de enfermedades cardiovasculares”, se lee en el documento médico. “Los datos de estudios observacionales e intervencionistas indican que el consumo de desayuno es un hábito importante para la salud cardiometabólica, mientras que su omisión se ha asociado con sobrepeso y obesidad, riesgo de ECV y diabetes mellitus”.
Una presión arterial elevada durante la noche podría ser causante de daño a los vasos sanguíneos, a largo plazo, lo que incrementaría el riesgo de problemas en el corazón. Sin embargo, los investigadores observaron que las personas que cenaban después de las 21 hs no presentaban el mismo riesgo de enfermedad coronaria que el asociado con un accidente cerebrovascular. El estudio también reveló que las mujeres parecen ser más susceptibles a los efectos de cenar muy tarde, en comparación con los hombres.
“En general, los participantes más jóvenes, estudiantes o desempleados, solteros, sin antecedentes familiares de ECV, fumadores habituales, con niveles más altos de actividad física, niveles educativos más altos e ingresos mensuales más bajos, tendían a tener la primera y la última comida más tarde”, señala el estudio. El médico que lideró el estudio, Bernard Dour, señaló en comentarios citados por el New York Post, que saturarse de actividades puede ser la causa que lleva a cenar tarde: “Pero las personas que cenan tarde porque creen que están demasiado ocupadas para hacerlo antes pueden aumentar su riesgo de problemas de salud, aunque esto se observa más en mujeres, necesitamos más investigaciones para confirmar estos hallazgos”.
Otro descubrimiento que evidenció la investigación es que prolongar el ayuno hasta 12 horas tiene beneficios para la salud, especialmente durante la tarde-noche. Por cada hora que las personas agregaban durante la noche, su riesgo de sufrir un derrame cerebral disminuía en un 7%.