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¿Por qué viven en guerra los gremios médicos?

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El Sindicato Anestésico Quirúrgico busca alternativas para conseguir un subgrupo en el Consejo de Salarios para negociar. Foto: Gerardo Pérez

Larga historia de discordia

Acusaciones de malversación de fondos, sueldos ocultos y tarjetas corporativas secretas. Los gremios médicos protagonizan estos días una nueva batalla en varios frentes que, una vez más, afecta a los pacientes. Pero en el fondo se libra una vieja guerra que lleva décadas sin resolverse.

En lo que va del año hubo 192 horas de paro convocadas por el Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ). Pero los reclamos, lejos de ser nuevos, están sobre la mesa desde 2015, luego de que el Poder Ejecutivo resolviera por decreto que el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) sea el único representante de los profesionales en los Consejos de Salarios, ya que es el gremio que tiene más médicos afiliados. Entonces los cirujanos empezaron a reivindicar que se sentían desplazados de la negociación y las horas de paro comenzaron a acumularse. En el medio, miles de cirugías programadas y consultas en policlínica se postergaron. Los pacientes, como siempre, fueron los más perjudicados.

Las relaciones entre los médicos clínicos y los quirúrgicos son tensas desde la década de 1990. Las sociedades científicas de cirugía se agruparon en 1992 porque entendían que sus reclamos eran muy distintos a los de los demás colegas, aunque se mantuvieron afiliadas al SMU. El gremio mayoritario las consultaba cada vez que un tema relacionado con el bisturí se colaba en la agenda y así se lograba la paz. Pero esas charlas, según integrantes del SAQ, comenzaron a mermar cuando el Frente Amplio alcanzó el gobierno y muchos médicos —incluido el presidente Tabaré Vázquez— ocuparon cargos públicos. Entonces se desató la guerra.

Al menos 500 cirujanos se desafiliaron de forma masiva del SMU en 2012, luego de que el gremio acordara con el gobierno una reestructura laboral en varias especialidades. Las sociedades científicas formaron su propio sindicato y pretendieron que el Ministerio de Trabajo las tuviera en cuenta durante las negociaciones, pero eso nunca ocurrió. Desde entonces realizan paros de forma casi sistemática reclamando que se forme un subgrupo dentro del Consejo de Salarios que las contemple y el Poder Ejecutivo se niega. El último rechazo fue en una reunión esta semana, luego de un paro de 72 horas convocado por el SAQ.

Los cirujanos dicen que tanta conflictividad se desprende de la falta de representatividad. En el SMU afirman que es por plata, ya que el gremio anestésico quirúrgico no está de acuerdo con laudar el acto médico o con los cargos de alta dedicación. Estos puestos implican un sueldo fijo por ocho horas de trabajo, pero no contemplan el pago por el acto médico, una variable que genera una gran diferencia en los salarios de los profesionales que operan.

Y si bien todavía no está claro que en su caso la reforma signifique una rebaja salarial, el SAQ se niega a discutir sin representantes que velen por sus intereses. La negociación se transformó en una lucha de poder por varios frentes.

Relacionamiento: sigue el enfrentamiento entre cirujanos y el Sindicato Médico del Uruguay.
Foto: Archivo El País.

Tanta huelga no dio sus frutos y los cirujanos analizan seguir tomando medidas. Una de las posibilidades que manejan es que todos los especialistas renuncien a sus cargos en el mutualismo para demostrar que son necesarios y que deben ser tomados en cuenta. En la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) la situación es distinta, porque el Ministerio de Trabajo puede frenarlos con un decreto de esencialidad, como ya sucedió en 2012 y en 2017. Los médicos evaluarán esta propuesta en estos días.

Y en el medio se cuelan otras acusaciones. Faltantes de dinero, sueldos ocultos y tarjetas corporativas secretas en el SMU son algunas de las denuncias que se formularon vía Twitter. Daniel Montano, presidente del SAQ, dice que el otro gremio se quedó a partir de 2015 con dinero que el Ministerio de Trabajo les entrega a los sindicatos para la educación médica. Las mutualistas pagan $ 10 por cada uno de sus médicos a un fondo que hasta 2014 administraba el Poder Ejecutivo, pero al año siguiente empezó a volcarse a una cuenta que maneja el SMU.

"Una mutualista intimó a los tres gremios —SAQ, FEMI y SMU— para ver qué había pasado con el dinero de la educación médica. Para SAQ fue muy fácil decirlo porque no recibió un peso; la FEMI mostró todas las actividades que había tenido, y el SMU aceptó en un expediente judicial que había recibido todo ese dinero", sostiene Montano.

Pero Gustavo Grecco, presidente del SMU, desmiente esa acusación. Grecco afirma que el dinero "está a la vista de todos" y que los tres gremios tienen acceso a la cuenta bancaria donde está depositado. A su vez, cuenta que la mayoría de las actividades de educación médica que se realizaron en los últimos años fueron sobre cirugía, por lo que "no es de recibo" el reclamo del SAQ. "Esas afirmaciones lesionan la honorabilidad de la institución. El manejo de los fondos siempre fue transparente", agrega.

Para salvar el honor del gremio, dice Grecco, resolvieron presentar una denuncia penal contra Montano por difamación. El presidente del sindicato anestésico quirúrgico enseguida contesta: "La demanda ni siquiera me roza".

Más problemas.

El escándalo de los médicos no termina ahí. De hecho, todos los especialistas consultados reconocen que este fue el peor año de conflictividad entre ellos. Y la guerra se dio a tal punto que también salpicó al Colegio Médico.

A fines de agosto fueron las elecciones de este organismo, que empezó a funcionar en 2011. Hasta ahora siempre se había respetado que la agrupación que obtuviera la mayoría de los votos en todo el país presidiera el consejo nacional, pero eso no ocurrió esta vez. Los grupos minoritarios se pusieron de acuerdo y eligieron a Blauco Rodríguez como titular, cuando su lista obtuvo solo dos de los nueve escaños disponibles.

En el consejo regional de Montevideo pasó algo parecido: quien resultó electo presidente fue Daniel San Vicente, titular de la lista menos votada. Esa decisión generó que Walter Pérez y Hernán Parodi, que encabezaban la agrupación con mayor respaldo, renunciaran a los escaños que habían obtenido. La lista 35 —integrada por Fosalba y otros grupos, y que históricamente dirigió el SMU— fue derrocada en las elecciones.

Cirujanos de paro en ASSE.Foto: Archivo El País
Foto: Archivo El País.

Álvaro Dendi no está de acuerdo con lo que ocurrió. Él forma parte de Médicos Independientes, uno de los grupos de la lista 35, y considera que el organismo no representa a los colegiados. De hecho, más del 50% de los electores sufragó en blanco o anulado. "Lo que pasó durante las elecciones es legal, pero no ético. Y es lo que menos esperamos de una institución que debería velar por la ética y la deontología de nuestra profesión", agrega.

A su vez, cuestiona que la colegiatura sea obligatoria para ejercer, cuando el Colegio Médico no les da "nada a cambio" de la cuota que les debita todos los meses del sueldo. Como mínimo, los profesionales deben pagarle a la institución $ 500 para poder trabajar. Con ese dinero se financian los sueldos de las autoridades —el presidente cobra $ 129.000 nominales—, los gastos de funcionamiento y las actividades de formación. Para Dendi, sin embargo, los cursos no son suficientes y la institución es "un ente recaudador".

Otro gran cuestionamiento de la comunidad médica es que el organismo haya comprado el año pasado una casa en Tres Cruces por un valor cercano al millón de dólares. Blauco Rodríguez dice que fue durante la gestión anterior y aclara que las nuevas autoridades están dispuestas a rever esa adquisición.

Enseguida trata de hacer un mea culpa. Reconoce que el Colegio todavía no cumplió con los objetivos para los que fue creado, ya que los profesionales "no lo sienten propio". También promete que va a haber cambios próximamente y de paso menciona uno de sus logros: haber reducido $ 50 la cuota.

Acusan al SMU de "connivencia"y "amiguismo" con el gobierno
SMU

El Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ) es drástico: el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) es un "brazo ejecutor" del Poder Ejecutivo. Para sus integrantes, la mayoría de los médicos que están en el gobierno integran Fosalba, la lista que históricamente dirigió el SMU. El presidente de ASSE, Marcos Carámbula; el gerente de ese organismo, Alarico Rodríguez; el asesor técnico del directorio, Miguel Fernández Galeano; y la exsubsecretaria de Salud Pública, Cristina Lustemberg, entre otros jerarcas, forman parte de la agrupación.

Daniel Montano, el presidente del SAQ, considera que tanta proximidad entre el SMU y el oficialismo terminó generando una "relación de connivencia y amiguismo". Para él, el gremio ya no vela por los intereses de los médicos y se preocupa por "cubrir" al gobierno.

"No es casualidad que el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, el subsecretario Jorge Quian y el SMU carguen contra los quirúrgicos", agrega.

El presidente Tabaré Vázquez —oncólogo de profesión— también criticó la decisión del SAQ de parar durante tres días a raíz de los Consejos de Salarios. "Lamento enormemente que exista este conflicto. Pero la ley es muy clara: cada agrupamiento de trabajadores es representado por el sindicato más representativo, y ese es el SMU y la FEMI", dijo en rueda de prensa este jueves.

En el gremio rechazan las acusaciones de Montano. El presidente del SMU, Gustavo Grecco, reafirma que el sindicato está abocado a defender los intereses de los médicos y de la población.

"Si en el camino hay coincidencia con el gobierno, se acuerda. Si no la hay, se confronta. Entendemos que ejercemos la libertad sindical con amplitud de criterios para acordar y confrontar cuando hay que hacerlo", sostiene.

Según Grecco, cuando Susana Muñiz estaba al frente de ASSE era "más difícil" acordar. Sin embargo, una vez que asumió Marcos Carámbula —presidente del SMU entre 2003 y 2005—, las negociaciones fueron "más fáciles". Lo mismo ocurre con Alarico Rodríguez, quien presidió el gremio a partir de 2005.

"Oponerse por oponerse no tiene sentido, así no se construye. Porque si fuera otro el gobierno de turno y se concordara, también se acordaría si fuera beneficioso. Es buscarle la quinta pata al gato el argumento de la connivencia", subraya.

Copar el SMU o renunciar: el SAQ piensa cómo alzar la voz

En el Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ) hay dos ramas de pensamiento. Están, por un lado, los más radicales, los que creen que deben renunciar todos los cirujanos a sus puestos para hacerse oír y obtener, de una vez por todas, el subgrupo en el Consejo de Salarios que tanto reclaman. Por otro, los más moderados piensan maneras de sobreponerse al Sindicato Médico del Uruguay (SMU) para conseguir sus objetivos. De hecho, una rama del SAQ está evaluando la posibilidad de reafiliarse al SMU y presentar una lista durante las próximas elecciones. Fosalba, la agrupación más votada de la historia del gremio, se consagró en 2017 con poco más de 700 votos y Gustavo Grecco resultó presidente. Pero en el SAQ hay más de 2.000 médicos afiliados, por lo que el sindicato está confiado de que podría ganarlas en 2019. Las dos ideas serán evaluadas por los integrantes en los próximos días.

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