AURINEGROS

Si bien Peñarol triunfó de forma justa, también es cierto que jugó muy poco. Le alcanzó para ganar, pero lejos está de tener una mejoría en su funcionamiento, o de ser un equipo sólido en sus líneas.

Pese a ello, contra Wanderers hubo algunas actuaciones a nivel individual que le dan esperanza al equipo aurinegro. Por ejemplo, Agustín Da Silveira, quien tuvo un buen rendimiento, se mostró firme en la marca y arriesgó lo justo y necesario con la pelota en los pies. Más allá de que Wanderers no pudo profundizar casi que en ningún momento del partido, en parte fue porque los zagueros no dejaron que el Bohemio llegara a inquietar al arquero Kevin Dawson, quien solo tuvo que intervenir en una jugada de riesgo, cuando a los 83’ el argentino Nicolás Mana se escapó por la punta derecha y el guardameta de Peñarol llegó justo para desactivar la jugada de peligro.

Para el segundo tiempo el técnico Leo Ramos mandó a la cancha a Sergio Núñez en lugar de Hernán Rivero (no justifica su titularidad) y con el juvenil en cancha hubo más movilidad y la sensación de mayor peligro que con el argentino.

Rivero ayuda en la defensa de pelotas áreas en contra, y es importante en alguna ocasión para aguantar la pelota, pero con Núñez se ven cosas diferentes. También es cierto que el Toto Núñez se fue apagando con el pasos de los minutos y que tuvo una chance clara para anotar y no la definición de forma adecuada.

Por último, Nicolás Rossi volvió a tener un buen ingreso, esta vez en el Prado de Montevideo. Entró por Kevin Méndez a los 72’ y solo estuvo 18’ en cancha, pero ese lapso de tiempo le alcanzó para ser uno de los más destacados del partido. Generó la jugada para el gol de Ignacio Laquintana en tiempo de adición y previamente había tenido otras dos incursiones importantes por izquierda en las que superó al lateral Juan Acosta. Da la sensación que, con confianza y sabiendo que será irregular, puede ser gravitante.