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El genocidio armenio

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El 15 de abril la Cámara de Diputados realizará una sesión extraordinaria a efectos de conmemorar el centenario del genocidio del pueblo armenio. Es de destacar que esta sesión fue votada a propuesta del Partido Nacional y cuenta con el apoyo de todos los partidos políticos con representación parlamentaria.

El 15 de abril la Cámara de Diputados realizará una sesión extraordinaria a efectos de conmemorar el centenario del genocidio del pueblo armenio. Es de destacar que esta sesión fue votada a propuesta del Partido Nacional y cuenta con el apoyo de todos los partidos políticos con representación parlamentaria.

El legislador Jorge Guekdjian trazará una exposición evocativa, lo cual luce oportuno cuando pensamos en la tragedia armenia y el amparo que esta colectividad encontró en Uruguay, primer país del mundo que reconoció legalmente esa historia por la ley 13.326 del año 1965.

Son varias las actividades previstas en torno al 24 de abril, considerada la fecha de iniciación del genocidio que barrió con la vida de un millón y medio de armenios. Además de la sesión mencionada, habrá un acto en el Salón de los Pasos Perdidos del Parlamento y luego, en la Sala Adela Reta, la orquesta sinfónica del Sodre actuará dirigida por el maestro Álvaro Hagopian. La Dirección de Correos emitirá un sello conmemorativo, y habrá un encuentro en la Plaza Armenia.

El 23 se desarrollará por la avenida 18 de Julio, una marcha de esta colectividad que incluye a unos 14.000 uruguayos entre inmigrantes, descendientes y demás allegados. Gente que siente ese dolor que ahora cumple un siglo y vibra por el llanto de quienes ven que Turquía y muchos otros países del mundo todavía no reconozcan la matanza, torturas y violaciones registrados entre 1915 y 1923, y que lanzó a unos diez millones de sobrevivientes al asilo en diversas naciones de todos los continentes.

En esta evocación de la historia de Armenia es oportuno repasar ciertos hitos de la trayectoria de esta nación cristiana, cuyo territorio entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII ya era área de conflicto entre los turcos otomanos, los persas y los rusos. Pero las peores instancias trágicas estaban por venir. Por ejemplo, en tiempos del sultán Abdul Hamid, cuando fueron masacrados cerca de 300 mil armenios y el poder pasó a manos de los “Jóvenes Turcos” de apariencia liberal pero que se transformaron en nacionalistas extremos, ávidos de crear un orden nuevo eliminando al pueblo armenio.

Fue así que del 23 al 24 de abril de 1915 fueron detenidos, deportados a Anatolia y asesinados cientos de dirigentes armenios de Constantinopla, a lo que siguió la deportación de civiles, enviados a una larga marcha por los desiertos de Siria, donde hubo pocos sobrevivientes y muchos trasladados a distintos puntos del Medio Oriente donde el hambre y las epidemias hicieron su parte.

Un genocidio negado por el Gobierno turco, pero que especialmente a partir de 1920, quedó evidenciado como un hecho premeditado, destinado a la eliminación del pueblo armenio por no renunciar a la preservación de su cultura.

El genocidio, hecho traumático en la historia armenia, determinó la conformación de la gran diáspora, origen de las diversas comunidades armenias, bienvenidas en Europa y América y notablemente en Uruguay.

Esta diáspora no logró borrar las tradiciones y fe religiosa de este sufrido pueblo. Más aún, da la impresión que esta historia de sufrimiento fortalece la voluntad de que sea reconocido el genocidio mencionado, no pidiendo venganza sino la aplicación plena y efectiva del Derecho y el reconocimiento por parte del actual Estado turco sucesor del imperio del sultán Hamid y los Jóvenes Turcos de Kemal Ataturk.

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