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“Michelinada” de Ferreri

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“Recordemos el concepto que hace honor a la sutil inteligencia del proverbial senador Rafael Michelini. Una “michelinada” es una aseveración de un dirigente frenteamplista, cincuentón casi siempre, en la que no hay nada verdadero en lo que se dice, ni propuestas en serio. Solo hay ratificación del mundo de buenos y malos que conforta el alma militante del comité.

“Recordemos el concepto que hace honor a la sutil inteligencia del proverbial senador Rafael Michelini. Una “michelinada” es una aseveración de un dirigente frenteamplista, cincuentón casi siempre, en la que no hay nada verdadero en lo que se dice, ni propuestas en serio. Solo hay ratificación del mundo de buenos y malos que conforta el alma militante del comité.

Esta semana la campaña del Frente Amplio nos ha provisto de la destacada “michelinada” del subsecretario de Economía Ferreri. En un acto en apoyo al candidato Miranda, Ferreri aseguró que la izquierda en el poder “ha demostrado ser la más eficiente en la gestión pública”, porque “sabemos cuidar la plata de la gente. Cuidar el dinero del pueblo es de izquierda y no de derecha”. Además, en política social y fiscal, hubo avances que “no hubieran ocurrido en gobiernos de los partidos Nacional o Colorado”. Cerró su “michelinada” diciendo que desde 2005 la izquierda mejoró el país, “algo que no habrían podido hacer otros partidos políticos”.

La valoración moral centrada en el eje izquierda-derecha, aplicada aquí al dinero del pueblo, es tan reconocida como reconfortante para el comité de base. Sin embargo, no hay datos reales que permitan demostrar esa mayor eficiencia de gestión pública: parte del enorme problema que tenemos hoy es que, en general, no hay buenas evaluaciones de gestión de políticas públicas. Y en todo caso, luego de lo de Ancap, ASSE, Pluna, Fondes y tantos otros etcéteras, habría que ser cauto aquí. Nunca rotundo.

Lo mismo ocurre con las suposiciones sobre lo que podrían haber hecho los partidos de oposición si hubieran gobernado desde 2005 o sobre los avances sociales. Porque si bien es cierto que la pobreza monetaria bajó en estos años de bonanza económica, también lo es que bajó entre 1986 y 1995: pasó de 46% a 15% del total de la población. Es verdad que a partir de 1999 llegó la crisis y todo empeoró hasta 2004. Pero también lo es que entre 2014 y 2015, cuando la economía dejó de crecer tanto, se estancó la baja de la pobreza en todo el país e incluso subió en Montevideo y recibimos un nuevo ajuste fiscal.

Para el caso que se quiera comparar las necesidades básicas insatisfechas (NBI) de acuerdo a los censos de 1996 y de 2011, los resultados son muy parecidos para los gobiernos de los 90 y el ciclo del Frente Amplio. En 1996, 38,7% de la población sufría al menos una NBI. En 2011 era 33,8% del total. Entre los menores de 14 años, eran 47,5% en 1996 y 44,3% en 2011. Por otro lado, una forma de medir la voluntad política de privilegiar el gasto público social (GPS) es a través del índice de prioridad fiscal. En los años 90 fue siempre superior al 75% del total del gasto público, igual que entre 2007 y 2012. Otra forma es la prioridad macroeconómica (GPS/PBI): fue de 23% en 2000, ya en plena crisis, y del 24% entre 2009 y 2012.

Infelizmente, el recurso a las “michelinadas” se extiende en las nuevas generaciones dirigentes frenteamplistas. Lejos de enriquecer el debate con honestidad, los Ferreri prefieren mentir desde su autoasignada superioridad moral. El país precisa algo muy distinto: que se argumente con razones y verdades, incluso para convencer al militante del comité que hoy funge de enojado y doliente compañero.

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Francisco Faig

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