La petrolera estatal Ancap defendió ayer que refinar los combustibles en su planta de La Teja fue un mejor negocio el año pasado que lo que hubiera sido importar los derivados ya prontos para su distribución.
Durante un taller que el ente organizó con periodistas, se indicó que mientras los costos de refinación llegaron a US$ 847,8 millones en 2016, una hipotética importación habría sumado US$ 917 millones. Así, Ancap asegura que refinar en Uruguay fue US$ 69 millones más barato que importar. Sería un ahorro de US$ 4,4 por barril de petróleo.
Para llegar a estas cifras, se utilizaron los precios de paridad de importación (PPI) que marca la Unidad Reguladora de los Servicios de Energía y Agua (Ursea). El precio calculado no fue hasta llegar al dispensador de combustibles sino el costo que tuvo —la refinación o la teórica importación— una vez pronto para salir de la planta de La Teja, previo a su distribución.
Los periodistas presentes consultaron cómo habían dado estas cifras en años anteriores —para ver si se trataba de una tendencia o de un fenómeno aislado—, pero la información no estuvo disponible.
La metodología de la Ursea —que está en proceso de ajuste— "subestima" algunos de los costos del proceso de importación, según los técnicos de Ancap presentes en el taller.
Agregaron, además, que los números mostrados son "independientes" de cómo se puedan fijar más tarde las tarifas que abonan los clientes de Ancap. "Estamos hablando de costos, no de tarifas", indicaron. "La tarifa es un mundo aparte", agregaron.
Si la importación es más conveniente que la refinación ha sido objeto de discusión en más de una oportunidad. De hecho, hay quienes apoyan que Uruguay deje de realizar esta tarea y empiece a comprar en el exterior los combustibles ya listos para su consumo. Con estas cifras, Ancap busca mostrar que no es cierto que adquirir estos productos fuera de fronteras sea necesariamente más económico.
VERSUS IMPORTACIÓN