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Obra en San José por la crisis hídrica termina esta semana, ¿se podría haber hecho antes?

OSE importó cañería desde Brasil y Argentina, esta fue colocada a contrarreloj y se finalizará el trabajo con la colocación de bombas

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Obra para el trasvase de agua del Río San José al Río Santa Lucía por emergencia hídrica
Crisis hídrica. Tras más de un mes de trabajo, incluso los fines de semana, terminará el trasvase que une al San José con el Santa Lucía.
Foto: Leonardo Mainé

La obra de trasvase de agua del río San José al Santa Lucía a la altura de Belastiquí para hacer frente a la histórica crisis hídrica, quedará pronta a mediados de esta semana, confirmaron a El País fuentes del gobierno.

El desarrollo anunciado por el presidente Luis Lacalle Pou el 19 de junio, que estaba previsto que estuviera pronto en un mes, culminará en días tras un trabajo contra reloj de las constructoras Ciemsa, Cujó, Espina, Saceem, Stiler y Teyma, junto a OSE, que invirtió unos US$ 35 millones.

Se instalaron 13,2 kilómetros de tuberías importadas que permitirán trasvasar hasta 200.000 metros cúbicos (m3) de agua dulce del río San José a la Usina de Aguas Corrientes, que abastece a Montevideo y las zonas aledañas. Este volumen se acerca a la mitad del consumo diario en esta zona, que hoy ronda los 520.000 m3.

El anuncio del trasvase fue en uno de los momentos más críticos de Paso Severino, la principal fuente de agua dulce para el área metropolitana. En aquel momento había menos de 3.000.000 m3, de una capacidad total de 67.000.000 m3, en el marco de la sequía más relevante del último siglo.

Por la velocidad en que se hizo y por lo que implica la obra, desde el gobierno la definen como histórica.

Sin embargo, un aspecto que generó polémica tuvo que ver con los distintos planteos que se hicieron desde la oposición en cuanto a por qué esta obra no se hizo antes. “El río San José hasta hace poco no estaba disponible para extraer agua”, por lo que recién en ese momento se podía comenzar el desarrollo, retrucó Lacalle Pou unos 50 días atrás.

En este sentido, fuentes de OSE indicaron a El País que el caudal de estiaje (mínimo) del San José desde noviembre de 2022 hasta principios de junio cayó “prácticamente a cero”, cuando su caudal medio se ubica normalmente en 2.000.000 m3 por día. En el mes de junio se comenzó a estabilizar la cuenca del río, lo que permitirá ahora extraer el agua con la ayuda de diez bombas.

OSE analizó, incluso, por el impacto de la sequía, suspender en su momento el funcionamiento de la Usina Potabilizadora de la ciudad de San José, en la zona de Picada Varela, a 30 kilómetros de Paso Valdez, donde ahora se tomará el agua para el trasvase.

La obra implicó traer de urgencia caños de fundición desde Río de Janeiro y otros de polietileno de alta densidad (PEAD) desde Argentina, ya que no se fabrican aquí. También llegaron al país codos, piezas “T” y juntas, en avión desde Israel, China y Chile.

Los ductos que fueron instalados bajo tierra, al costado de la ruta 45 y el Camino La Paloma, permitirán trasvasar agua dulce del San José hasta el Santa Lucía a la altura de la represa provisoria de Belastiquí, aguas abajo de Aguas Corrientes.

Fuentes de OSE destacaron que esta obra, presentada por la Cámara de la Construcción, fue la opción más “acertada e inteligente”. No obstante, manejaron una “decena” de alternativas con el presidente.

Desde bombear agua de Arazatí, a unos 40 kilómetros de la usina, a obtenerla de puntos del Río Negro, todavía más lejos. Una opción era tomarla del embalse de Palmar hasta las nacientes del río San José, a unos 100 kilómetros, y desde allí hacia Aguas Corrientes.

También se pensó en trasvasar agua bruta por más de 100 kilómetros, desde el embalse de Baygorria hasta el arroyo Pintado, que desemboca prácticamente aguas arriba de la represa de Paso Severino.

La lluvia permitió subir el volumen de esta reserva, que hoy está cerca de los 12.000.000 m3. Pese al panorama más auspicioso, el objetivo del trasvase es dejar de usar los 100.000 m3 que se toman por día de Paso Severino y aumentar sus reservas.

Además, no se dependerá de un solo curso y si hay una nueva afectación del Santa Lucía se garantizará, ahora y en cualquier momento, un volumen de agua dulce alternativo. Las bombas permitirán regular, además, qué caudal brindar al Santa Lucía.

La gestión de la crisis hídrica puso la lupa en las políticas que se tomaron en la materia. “Nos dormimos todos”, confesó el expresidente José Mujica.

De todos modos, desde OSE marcaron que esta crisis fue “extremadamente excepcional” porque desde fines de noviembre de 2022, cuando Paso Severino estuvo a tope por última vez, la caída fue nunca vista desde que se inauguró en 1986.

Hasta este escenario, las bajas de reservas se extendieron no más de cuatro meses hasta un repunte, debido a las lluvias, que llevaba de nuevo al tope de su capacidad e incluso a que rebalsara dicha represa. “En toda la historia de Paso Severino, nunca estuvo más de cuatro meses disminuyendo el volumen”, graficaron desde OSE.

Para el organismo fue insospechado que ocurriera una caída consecutiva de las reservas por ocho meses, vinculada con las escasas precipitaciones en la cuenca del Santa Lucía.

A esta fenómeno climático, se sumó un déficit estructural: si hay sequía y no se utiliza un trasvase de otra fuente, las reservas totales de Paso Severino alcanzan para cumplir con la demanda de Montevideo y zonas aledañas solo para tres meses y medio.

Para revertir esto, el gobierno impulsa la construcción de otra fuente de abastecimiento. El Proyecto Arazatí, resistido por el sindicato de OSE (Ffose) y el Frente Amplio, tomará agua del Río de la Plata, a diferencia del esquema actual.

La oposición, en tanto, impulsa una planta en Casupá, que se abastece del Santa Lucía. Pese al debate sobre si hacer una u otra obra, el gerente general de OSE, Arturo Castagnino, fue claro un mes atrás: “No tenemos nada que elegir, hay que hacer Arazatí cuanto antes y también hay que hacer Casupá”.

Fuentes de OSE marcaron que Buenos Aires no presenta los problemas locales porque toma agua del Río de la Plata y cuenta con tres plantas potabilizadoras para abastecer a 12 millones de habitantes.

Este mes OSE definirá quién será el adjudicatario del Proyecto Arazatí. Se visualiza como una planta “de respaldo”, por si ocurre una crisis hídrica similar y que toma el agua de una fuente “infinita”.

Obra definitiva para otra crisis

El trasvase que comenzará a estar operativo esta semana es de carácter definitivo. Los caños brasileños azules que están bajo tierra miden siete metros de largo y pesan tres toneladas cada uno. Son iguales a los instalados hace más de una década para la sexta línea de bombeo, pero cuentan con una capa extra que los hace más resistentes. Si bien para esta obra se utilizaron unos 11 kilómetros, OSE compró 20 como respaldo y para futuras obras. Se resolvió también incluir cañería argentina para no depender de un proveedor, que también es de 1.200 mm. En este caso, se compraron seis kilómetros. Solo en ductos, OSE gastó cerca de US$ 20 millones. Con el uso de bombas, el flujo del caudal se puede controlar completamente.

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