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Nueva estructura industrial se está consolidando

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La planta de Fray Bentos fue la primera en Uruguay, produce 1,3 millones al año. Foto: D. Rojas

Ramas radicadas en zona franca generan la cuarta parte de la producción manufacturera.

Diversificación, ¿opción o imposición? Este fue una de las preguntas que se intentó responder en la conferencia "América Latina: reformas estructurales para impulsar el crecimiento económico" organizada conjuntamente por el FMI, el MEF y el BCU el pasado 26 de julio. Destacados especialistas abordaron el tema resaltando las ventajas que tiene una economía más diversificada sobre una que no lo es tanto. En particular el debate a nivel continental radica en cómo incorporar un mayor grado de procesamiento a las materias primas que exportan estos países.

Es un tratamiento del tema que muchas veces se escuchó en nuestro país. En particular el lamento sobre el grado de primarización de las exportaciones y el reclamo a que las políticas incentiven el agregado de trabajo en las ventas al resto del mundo. Un primer análisis de la evolución de las exportaciones según su grado de elaboración parece corroborar el aumento de la participación de las materias primas. De acuerdo a las estadísticas que elabora la Cámara de Industrias, el 40% corresponde a productos primarios, y un porcentaje similar a manufacturas de origen agropecuario.

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Sin embargo, un análisis más profundo puede ofrecer otra lectura y mostrar que la economía uruguaya —y en particular su sector manufacturero— experimentaron a lo largo de los últimos años un cambio estructural muy importante, que contribuyó a una mayor diversificación de la economía uruguaya. El agro es otro de los sectores que también contribuyó a la diversificación.

En el caso de la industria el gran cambio vino de la mano de las plantas de celulosa, fenómeno que se potenciaría con la instalación de una tercera que sería más grande que las anteriores.

Pero no fueron las únicas actividades que crecieron. Con menos prensa, otras ramas también experimentaron mayores niveles de actividad, al punto tal que si se compara el ranking de las ramas que más incidían en el Índice de Volumen Físico de la Industria Manufacturera (IVF) en el año 2006, que es el que se toma como base, con la situación actual, se constatan cambios muy importantes. Aparecen nuevos sectores, otros desaparecen y dentro de los más dinámicos hay cambios de posición.

En los dos gráficos alargados que aparecen en el cuadro que ilustra esta nota se muestran esas participaciones. Lo primero que se observa es que la producción de celulosa es en la actualidad la rama que más incide Su producción se multiplicó por veinte, y pasó de representar menos del 1% del total en el año 2006 al 13% en la actualidad.

Una aclaración metodológica. Para medir la participación de las distintas ramas en el último año se construyó una aproximación a un índice de volumen físico Paasche en función del dato anual del IVF por rama y los precios al productor que informa el INE. La ventaja de este indicador es que refleja los cambios en la estructura, a diferencia del IVF que calcula el INE, que deja constante la ponderación del año 2006.

La contracara es que se trata de un indicador más costoso, que requiere del conocimiento exacto de la estructura industrial en cada año, lo que implica realizar censos o encuestas más amplias, por lo que no resulta práctico.

Dos reflexiones surgen de este número. La primera es la necesidad de actualizar la encuesta industrial, ya que la base del año 2006 ha quedado desactualizada. Máxime cuando se anuncia una nueva planta que duplicaría la producción de la primera que comenzó a funcionar plenamente en el año 2008.

Si se instala la planta, todo lo demás constante, la incidencia de la rama en la industria manufacturera treparía a casi el 20%. Implicaría un salto del 8% en la producción total del sector e impactaría en un punto del PIB.

La segunda reflexión tiene que ver con el abordaje que se hace al analizar el desempeño de la industria manufacturera, discriminando entre actividades radicadas en zona franca, básicamente celulosa y concentrados para bebidas refrescantes, y el resto. Las actividades radicadas en zona franca representan la cuarta parte de la producción manufacturera, porcentaje que treparía al 30% con la nueva planta de celulosa.

Al comparar la incidencia de las principales ramas en 2006 y en la actualidad, se ve que además de la celulosa aparecen actualmente como nuevas actividades importantes las bebidas no alcohólicas, los panificados y las sustancias químicas básicas. Por el contrario, salen del ranking de las más importantes la metalúrgica básica, la vestimenta, las curtiembres y las imprentas.

A su vez otras ramas adquieren un peso relativo mayor, como los lácteos, los medicamentos y las cervezas.

Las diez ramas que más inciden en la actualidad representan el 64% de la industria sin refinería contra el 55,5% del año 2006, lo que habla de una mayor concentración. Incide fuertemente en ello la fabricación de celulosa. De todas formas, si se la excluye y se compara la incidencia de las diez restantes ramas con las diez más importantes de 2006 igual se constata un mayor grado de concentración, tal cual se muestra en la gráfica chica de la izquierda.

Hay una nueva industria manufacturera. No es la primera vez que en la historia del país el sector industrial sufre grandes cambios. En los años cuarenta creció una industria volcada al mercado interno amparada por políticas proteccionistas. Agotado el modelo, en los años setenta la posta la tomó un sector exportador al amparo de los acuerdos comerciales con nuestros vecinos.

En un mundo más globalizado como el actual, los sectores que muestran el mayor dinamismo son aquellos que han logrado insertarse en los mercados internacionales, sean estos globales o regionales. Pero también aparecen algunas ramas que producen fundamentalmente para el mercado interno, como las bebidas y los panificados que responden a la demanda interna.

Además tienen la particularidad de ser actividades en las que las empresas más importantes forman parte de grupos multinacionales que les permite alcanzar escalas de producción.

Este tal vez sea el elemento más importante para describir a la nueva industria manufacturera uruguaya. Los sectores más dinámicos son aquellos que alcanzan escalas de producción eficientes. Los que no llegan son los que enfrentan dificultades. Las políticas de inserción internacional son claves al respecto.

La contracara de esta nueva realidad industrial es una menor contribución al empleo, lo que se ve reflejado en el gráfico chico de la derecha. Esto abre otro tipo de interrogantes y desafíos para la marcha de la economía que es precisamente la generación de empleos.

De todas formas no debe confundirse una actividad no intensiva en mano de obra con un bajo valor agregado. De hecho, varias de las ramas más dinámicas de la industria tienen un alto contenido tecnológico e incorporan conocimiento, pero no son demandantes de mano de obra de calificación media/baja.

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La planta de Fray Bentos fue la primera en Uruguay, produce 1,3 millones al año. Foto: D. Rojas

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

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